La caza furtiva de especies en peligro de extinción podría aumentar en el mundo mientras las autoridades se concentran en la gestión de la epidemia del coronavirus, alertó el miércoles la ONG Wildlife Justice Commission.
“Nos preocupa que los actos de caza furtiva aumenten durante el confinamiento, puesto que las redes criminales podrían aprovecharse del cierre de los parques, la reducción de patrullas en las zonas protegidas y del hecho de que los recursos legales se concentren en los problemas sobre la COVID-19”, advirtió la ONG.
Desde que buena parte de la población mundial quedó confinada en las últimas semanas, se llevaron a cabo importantes confiscaciones en África y Asia. Es el caso por ejemplo de más de seis toneladas de escamas de pangolines incautadas el mes pasado en Malasia. También se hallaron reservas de marfil en Camboya, Laos y Vietnam, según la ONG.
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Para Wildlife Justice Commission, es importante reforzar el control de fronteras para detener a los cazadores furtivos.
El nuevo coronavirus procede del mundo animal, posiblemente de un murciélago o de un pangolín, y la actividad humana habría favorecido su transmisión al hombre.
En febrero, China prohibió el comercio, transporte y consumo de animales salvajes, lo que según esta ONG provocó la creación de reservas de marfil y de escamas de pangolín en los países de Asia del Sudeste.