La Agencia de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) denunció este viernes las absolutamente críticas condiciones en las que viven los desplazados de los combates en la provincia siria de Idlib, quienes están sobreviviendo como pueden a temperaturas bajo cero, desesperados en busca de cualquier fuente de calor.
“Mucha gente ha tenido que quemar las ropas de sus maletas, trozos de mobiliario o materiales que desprenden gases tóxicos cuando se queman”, ha declarado el portavoz de la agencia, Jens Laerke, en rueda de prensa desde Ginebra.
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Asimismo, la OCHA tiene constancia de que, de los 900,000 civiles que han escapado de la zona desde principios de diciembre, unos 170,000 desplazados, la oleada más reciente, están refugiados en edificios a la intemperie o inacabados.
La agencia ha pedido a los donantes en torno a los 500,000 dólares adicionales para gestionar correctamente este repunte de desplazados, que alcanzarán el millón y medio de personas durante los próximos seis meses.
Baño de sangre
El portavoz ha avisado también de que los combates en la zona son cada vez más cruentos y de que la población civil se expone a una auténtica matanza.
“El frente y la violencia sin freno siguen avanzando hacia zonas abarrotadas de desplazados, mientras los bombardeos cada vez alcanzan objetivos más próximos a los campamentos y sus inmediaciones”, añadió el portavoz.
Así, en nombre de Naciones Unidas, reiteró su petición para el cese de las hostilidades en la zona, porque la violencia “puede terminar en un baño de sangre”.