Las grandes discusiones hoy se dan en medio de una realidad inacabada, su velocidad de 300,000 kilómetros por segundo le dan una constitución en cambio peramente. Las famosas y estudiadas Tecnologías de la Información y la Comunicación, TIC, han impactado a la cultura y a la economía en su conjunto, han logrado modificar hábitos, costumbres, carácter de las personas, en ese sentido somos distintos en convivencia, en vida compartida, cambiamos de manera de pensar, negociar, consensar… Cibernética, ciberespacio, ciberética, son ejes de las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales, lograron en la junta de los siglos XX y XXI la consolidación de la Aldea Global, una realidad inconmovible.
La navegación para obtener datos e información en las avenidas de la comunicación se produce en el ciberespacio, este si es el “lugar sin límites”, sin fronteras, la llave que abre esta puerta es una posibilidad casi universal, algo distinto a la Internet; “la sociedad red” que enseña Manuel Castells es un plano que contiene infraestructuras y avenidas de la comunicación en el marco de las TIC, en tanto que el ciberespacio involucra interactuaciones inconmensurables, la comunicación no distingue ni excluye, en ese cruce esta la globalización siempre atenta a los acontecimientos en dirección de lo local a lo global, impactos que configuraron una revolución de las telecomunicaciones con ausencia de pólvora, municiones, armamentos… en consecuencia una cultura revolucionaria se ha transformado en una convivencia participativa y dialógica pero a nivel de pantallas, el dialogo interpersonal sede ante lo virtual. Desde luego, la propia cultura administra la calidad de este conversatorio.
Las relaciones de poder estudiadas por Foucault nos llaman a una revisión urgente, un ciberespacio integrado por un conjunto de relaciones humanas, plurales, diversas, con una idea del tiempo novedosa que dejó atrás el mérito de ser un orden de lo sucesivo, no alcanza, se pierden barreras temporales; una idea novedosa también del espacio que como orden de los simultáneo perdió terreno, nacen instantáneamente relaciones desde cualquier lugar de la tierra, se pierden barreras territoriales. ¿Qué podremos hacer con el sentido de pertenencia, con los sentimientos de identidad, cómo considerar los altares de la Patria…? Jurisdicciones que se deberán enfrentar de manera colaborativa sin aduanas morales univocas entre los pueblos de la tierra. La voz del ciberespacio nos llama a una arremetida urgente y fusionada que constituya una sociedad que aprecie y configure los actos y los hechos jurídicos desde la creación del nuevo Derecho de la aldea Global, que determine la gobernabilidad del ciberespacio, entendido por algunos, como tierra de nadie. Los nichos del ciberespacio, las redes sociales en su amplia y creciente gama nos señala nuevos problemas de regulación, inteligencia y prudencia en redes.
La realidad, esa calidad de lo real, se realiza en la virtualidad, las pantallas lo han determinado, se transforma la escala, se trasmuta el horizonte, las imágenes se hacen cargo del mundo, la transmisión indiscriminada de esa imágenes determinan otra realidad distinta a la cosa. La cartografía del ciberespacio se ubica en una meta-física que está más allá de la naturaleza. Novedosos derechos y obligaciones condicionantes del Derecho del ciberespacio. Las nubes, las ciudades virtuales, demandan respuestas jurídicas y coordinaciones políticas de los gobiernos territoriales frente a los no límites, la convivencia sin fronteras; las estaciones de migración desaparecieron, la ciudadanía es libre en su tránsito y acceso, una transformación de las relaciones demandan orden a un nuevo mundo virtual secuestrado por el instante.
En estos polígonos, por mencionar algunos, se desarrolla la disputa por el poder gubernamental. La hacienda pública se volvió, como nunca, un apetitoso platillo. Amor al presupuesto y desamor a la política. Las políticas públicas se muestran anémicas ante la glotonería de las ocurrencias. Administración pública sin preparación mínima en las cosas del Estado, los gobernantes se volvieron intolerantes y agresivos, la separación de pueblo y gobierno es divorcio lamentable, una falla geo-política. Llegarán las campañas electorales, regresará el engaño, se desempolvaran las agendas de discusión, “educación, economía, salud, transporte, agua, sociedad sustentable…” con la misma redacción. En las elecciones 2020 – 2021 revisemos las propuestas y comparémoslas, nos llevaremos la sorpresa que para los políticos nada cambia, persiste su analfabetismo funcional.
El ciberespacio será testigo, una vez más, de una serie de creatividades de mercado político, logos, colores, tipografías, frases, fotografías, videos, debates, promocionales, pautas de radio y tv…, no pueden faltar los negociadores políticos que han hecho fortuna engañando al electorado con la bandera ideológica que aporte más dinero, mismo que nunca llega al pueblo. ¡Por supuesto!, en el mejor hotel o fraccionamiento vivirán por unos meses extranjeros que ignorantes de nuestras culturas orientan a los candidatos a cómo hablar, vestirse, aparentar, gesticular…; ante ellos nuestros políticos se hincan, les da síndrome del apocado, eso sí les pagan muy bien mediante transferencia bancaria transfronteriza.