Han pasado meses desde que agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos irrumpieron en lugares de trabajo de Mississippi y arrestaron a cientos de personas en agosto.
Pero las comunidades locales afectadas por las redadas todavía padecen el impacto, según oyeron miembros del Congreso de Estados Unidos el jueves.
Al hablar durante una audiencia del Comité de Seguridad Nacional, Lorena Quiroz, una organizadora comunitaria, describió como las familias de inmigrantes en Mississippi todavía “viven con miedo” y sufren de depresión y ansiedad meses después de las redadas.
“El trauma que han provocado estas redadas es algo que durará más que los casos legales y tal vez incuso que las vidas de los detenidos”, expresó Quiroz, principal organizadora del proyecto inmigratorio en Trabajando Juntos Mississippi y la Coalición de Inmigrantes de Mississippi.
“He oído de niños que no durmieron por días después de las redadas y todavía lloran todas las noches porque su mamá no está allí para arrullarlos”, continuó ella.
Impacto en la comunidad
A su vez, la organizadora comunitaria dijo que el impacto en los estudiantes de preparatoria que se preparan para su futuro adulto tampoco “deberían ser ignorados”.
“Sé de una adolescente que faltó varios días a la escuela a causa de su ansiedad y depresión, y también sus compañeros de clase la molestaban diciendo que su familia sería deportada”, comentó Quiroz.
Otros adolescentes, continuó ella, le dijeron que los habían obligado a cumplir un castigo por absentismo después de clases porque habían faltado muchos días después de las redadas.
“Los están obligando a pagar por algo en lo que ellos no tuvieron el control a causa de la atmósfera de miedo que se creó después de las redadas”, dijo Quiroz.
La organizadora comunitaria también explicó que el sistema de salud mental de Mississippi no estaba equipado para manejar el trauma generalizado provocado por las redadas.
“Tenemos una capacidad muy limitada y hay una sola terapeuta del trauma licenciada en todo el estado”, comentó la organizadora.
“Una. Ella está haciendo lo que puede para escribir informes para los abogados, para programar citas con los niños, grupos de adolescentes y referir a os pacientes. Ella trabaja todo el día para dar servicios e instruir a médicos clínicos licenciados que no son bilingües sobre trauma o competencia cultural, a la vez que trata de conseguirles intérpretes”, relató.
“Necesitamos más apoyo”
“Podemos hacer algo mejor que esto”, dijo Quiroz, añadiendo: “Necesitamos más apoyo para manejar esta crisis humanitaria provocada por las redadas en los lugares de trabajo”.
Aun cuando los directores del ICE se han resistido a que se describan sus operaciones enfocadas como “redadas”, en sus operaciones de agosto en Mississippi se detuvieron a casi 700 trabajadores de plantas procesadoras de pollo en el estado.
Las incursiones se dieron cuando los hijos de muchos trabajadores avícolas estaban en la escuela, provocando caos entre los niños que se quedaron esperando con los profesores a unos padres que no llegarían a recogerlos.
“Muchas de estas familias de las que hablamos hoy han trabajado aquí por años, incluso décadas”, dijo Quiroz en su testimonio. Pero, continuó ella, “cientos de familias perdieron su única fuente de ingreso después de las redadas, lo cual ha impactado el tejido económico de esta comunidad”.
“Hay más en la vida que esto; pero los niños ya no tienen fiestas de cumpleaños y las familias ya no se reúnen; nuestra comunidad sacrifica la belleza de la vida que une a la gente porque simplemente están tratando de sobrevivir cada día”, dijo ella.
Con el fin de abordar las consecuencias de las redadas, Quiroz hizo varias sugerencias para que las consideren los miembros del Congreso.
Primero, ella dijo que los individuos que todavía están detenidos tras las redadas “deberían ser liberados y permitirles reunirse con sus familias”.
También sugirió financiar y dar recursos para que esté disponible un apoyo de salud mental para ayudar a las familias que lidian con el trauma de las redadas y pidió que se establezca un “fondo de crisis a largo plazo” que use dinero público y privado para apoyar a las familias.
“Mi pregunta como ciudadana estadounidense e inmigrante de Ecuador es: ¿no podemos hacer algo mejor? ¿No podemos estar a la altura de los valores religiosos de nuestras tradiciones diversas que nos piden recibir al extraño? ¿No podemos estar a la altura de la tradición estadounidense de recibir a las masas hacinadas que anhelan ser libres?”, preguntó Quiroz.
“Yo digo que podemos”.
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek