La creencia popular dice que son los liberales quienes mejor usan la internet para realzar sus causas activistas. Pero eso tal vez no sea así.
A UNOS CINCO MINUTOS en automóvil desde el centro de Morehead City, Carolina del Norte, tres jubilados se sentaron a almorzar en su lugar favorito, Bojangles’ Famous Chicken ‘n Biscuits. Aunque como visitantes de Morehead City, en la costa sudeste del estado, tal vez sentían que habían caído en un mundo muy alejado, uno de los hombres, un químico nuclear retirado, dijo que conocía un lugar que estaba mucho más desfasado.
“Uno de los lugares más aislados del mundo, y he estado allí, es una universidad”, dijo Ken. “Todo lo que haces es hablar con tus amigos, y tus amigos son los mismos que piensan de la misma manera que tú… Solo hablan con personas con quienes se sienten cómodos”.
Ken estaba sentado con Verne y Bob. Los tres jubilados y amigos también resultaron ser líderes de los Patriotas del Partido del Té de la Costa Crystal (CCTPP).
“Suena como D. C.”, bromeó Verne.
“En una burbuja”, añadió Bob.
“Siempre oyes en las noticias que el Congreso está desfasado”, continuó Ken. “Nunca van a casa y hablan con su gente”.
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Ken ha trabajado para el gobierno federal por 30 años tanto en las fuerzas militares como en el Departamento de Energía. “Como científico, creo que tienes que ver ambos lados y tomar una decisión inteligente. Si quieres tomar decisiones estúpidas, es fácil”, añadió. “Pero si quieres tomar decisiones informadas, tienes que leer ‘lo que dice este bando y lo que dice este otro bando’. También tienes que buscar cuáles son los hechos y no cuáles son los sentimientos”.
Los tres estaban de acuerdo en que fue este punto de vista lo que guio su labor digital.
Como la persona responsable de promover la animada página de Facebook y la cuenta de Twitter del grupo, Ken trabajó sin descanso para distribuir información. Aun cuando escribió entradas él mismo, muchos fueron retuits o ligas a artículos de canales noticiosos como el Carolina Journal, un periódico conservador distribuido en todo el estado y dirigido por la Fundación John Locke de Carolina del Norte, o Breitbart News, un canal noticioso nacional de derecha.
Yo estaba interesada en aprender más sobre los activistas como Ken, Verne y Bob, ya que me había percatado de su presencia activa en línea. Ellos parecían desafiar el prototipo del activista digital. La mayoría del bombo publicitario temprano alrededor del activismo digital se enfocó en movimientos de protesta de la izquierda. La actividad digital de los movimientos de derecha recibía poca atención en los medios de comunicación, incluso la llamaban “astroturf” [activismo artificial]. E incluso después de la elección de Donald Trump en 2016, una suposición común era que los conservadores fueron embaucados por las noticias falsas o los hackers rusos.
Sin embargo, pocos años antes, yo veía un espectro amplio de actividad de derecha en línea activa. Algunos recurrían al sensacionalismo, pero muchos eran mesurados y analíticos. Tenía curiosidad de cómo la ideología política de los CCTPP podía ser un factor en lo que sus miembros hacían en línea. Ya había visto que la clase social y la estructura organizacional daban forma al activismo en línea. Estos dos factores de aptitud habían desafiado la visión pluralista de la internet: no todo tipo de grupo de movimientos sociales está en línea en tasas iguales. Pero ¿los grupos de izquierda y derecha usaban la tecnología digital de manera igual?
El comentario de Ken sobre la academia y la política de izquierda era correcto de ciertas maneras. Los eruditos tienden a inclinarse más a la izquierda. La mayoría de la investigación sobre movimientos sociales por lo general se enfoca en causas progresistas. Algunos habían investigado la actividad en internet de grupos clandestinos de la extrema derecha, en especial los foros de discusión en línea, y desde entonces ha surgido un puñado de estudios que compara los movimientos populistas en línea de izquierda y derecha. Pero la gran mayoría de la investigación sobre activistas digitales se ha enfocado en los movimientos de izquierda.
Como resultado, el papel exacto de la ideología política dentro del activismo digital ha sido un enigma que ha producido tres argumentos generales. Primero, muchos han conectado la actividad digital con los movimientos de protesta de izquierda, como Ocupemos Wall Street, tanto por las asociaciones igualitarias con el uso de internet y porque, simplemente, estos tipos de movimientos usualmente son objeto de estudio. La segunda línea de pensamiento es que la ideología es menos relevante en el activismo digital porque la participación en línea proviene de experiencias personales en vez de un dogma organizacional.
El tercer argumento es que, bueno, depende. El papel de la ideología política en el activismo digital gira sobre el contexto más amplio: cuando un grupo es la “parte excluida” lo usa más. Un posible cuarto argumento —que los conservadores dominan los espacios digitales— todavía no estaba en el radar. Trump y el debate sobre la influencia de herramientas aún más sofisticadas como bots y ciberanzuelos vendrían después.
Entonces, ¿dónde encajan los grupos de derecha en estos argumentos? Estudiar la relación entre el activismo digital y la política alrededor de los derechos de negociación colectiva de empleados públicos en Carolina del Norte fue una manera de lanzar una red amplia para incluir, con suerte, una gama amplia de grupos en todos los lados del debate. De hecho, estos componentes en el sur generaron un espectro político amplio organizándose alrededor de este asunto, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha y todos los que quedasen en medio. Pero fue esta misma división ideológica la que ayudó a explicar por qué Ken y sus amigos de los CCTPP eran algunos de los usuarios más prolíficos de tecnología digital.
El alto nivel con que los CCTPP usan internet era común entre los conservadores. Los cinco principales grupos en el índice de activistas digitales eran de derecha. Los conservadores tenían sitios web más complejos y actualizados, así como un número más alto de comentarios en Facebook y tuits por día que los grupos progresistas. Ochenta y ocho por ciento de las organizaciones de derecha tenía cuenta de Twitter, en comparación con 65 por ciento de los grupos de izquierda, presumiendo una cantidad mayor de tuits, menciones en Twitter y una calificación general más alta en Twitter. En general, tenían más probabilidades de montar plataformas en línea y actualizarlas con regularidad.
Los conservadores dominan la calificación del activismo digital aún más si añadimos el factor adicional de la estrategia política de un grupo, sin importar si un grupo es reformista o radical. La brecha se ensancha considerablemente entre grupos reformistas de derecha con niveles digitales altos contra los niveles bajos de los grupos radicales de izquierda.
Queda en claro que la mayoría de los grupos de derecha en mi estudio usaban internet más que los grupos de izquierda. ¿Esto podría explicarse como solo uno de los tres factores que examiné: clase, organización o ideología? Por supuesto, la respuesta es no. Más bien, lo que empecé a ver es que varios de estos factores, cuando se combinan, amplificaban el efecto de los otros. Estos factores se apoyan mutuamente y ensanchan más la brecha del activismo digital.
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También vi que la opinión común de que los grupos horizontales de izquierda están asociados con el uso de internet no encajaba en el molde. Era lo opuesto. Los grupos de derecha que eran jerárquicos en su estructura para tomar decisiones eran los principales usuarios de internet. Esta acogida de los grupos de derecha a las redes digitales parecía pasar casi inadvertida fuera de los círculos inmediatos por entonces. La percepción popular del uso de internet, alimentada por el enfoque de los medios de comunicación en el uso de tecnología por parte de movimientos de protesta de izquierda, tenía a la gente mirando en una dirección mientras una ola llegaba a su punto más alto justo fuera de este campo de visión.
De manera interesante, no eran solo los de fuera quienes estaban fascinados con el uso de redes digitales por parte de la izquierda. Los activistas de derecha no siempre estaban conscientes de la magnitud de su ecosistema digital conservador. Un movimiento digital bien organizado y con recursos en la derecha había crecido en Carolina del Norte. Los grupos de bases conservadoras habían recibido algo de atención gracias a la elección de 2010, pero por lo general no estaban en el radar del activismo digital de la mayoría de expertos o del público liberal. Mientras los partidos del té eran el foco del movimiento de base conservadora de la extrema derecha, esa no era toda la historia en Carolina del Norte. Los partidos del té eran solo la punta de un enorme iceberg conservador. La profundidad y amplitud de este gigante digital no sería reconocido popularmente hasta mucho después de las elecciones estatales en 2012 que vieron al estado girar aún más a la derecha que en décadas anteriores.
Esas elecciones en Carolina del Norte dieron un golpe devastador no solo a los demócratas, sino a cualquiera que hubiera luchado en alguna esquina del estado para los trabajadores públicos. Los republicanos tuvieron una victoria asombrosa e histórica y obtuvieron el control total del gobierno estatal por primera vez en la era posterior a la Guerra Civil.
Nacionalmente, la legislatura de Carolina del Norte llamaría la atención en años posteriores por proyectos de ley como el que prohibía los baños para personas transgénero y los intentos de declarar una religión estatal. Pero estos solo fueron momentos destacados en una marcha interminable a la derecha para limitar el aborto, aprobar reglas que limiten el acceso a las urnas y manipular los distritos electorales para conservar el poder. La manipulación fue tan radical que la Suprema Corte de Estados Unidos luego la declaró ilegal. La agenda del estado se movió tanto a la derecha que incluso el entonces gobernador McCrory vetó seis proyectos de ley aprobados por su propio partido. Por lo menos cuatro vetos fueron anulados.
Años después, esta red robusta y muy entrelazada evolucionó en el terreno fértil que estimulaba la difusión de información, “la verdad”, los mensajes que impulsarían la campaña de Trump. Pero aun cuando muchos vieron esto como un fenómeno que pareció salir de la nada en 2016, en realidad se venía construyendo por años. Uno pudo verlo formarse muy de cerca en Carolina del Norte unos cuantos años antes. Y así, en vez de ser una anomalía, el estado era un pionero de los cambios en la marea que conmocionarían a la nación pocos años después.
Para quienes se hallan en el lado incorrecto de la brecha del activismo digital, es crucial entender completamente los factores que la crearon. Los conservadores no solo dominan en la esfera digital gracias a un mensaje enfocado de libertad en vez de uno fracturado de justicia, pero los grupos reformistas de derecha que operan dentro del sistema legislativo también tuvieron una participación digital mucho más alta que sus pares de la izquierda radical.
LOS EXTREMISTAS SON EXPULSADOS DE LAS PLATAFORMAS EN LÍNEA
Por Benjamin Fearnow
Conforme las redes sociales han cobrado importancia como una fuente de noticias, también los extremistas han cobrado protagonismo al usar las plataformas, en especial durante y después de la elección presidencial de 2016. Sin embargo, la difusión en línea de retórica radical y a menudo conspiratoria también ha llevado a una nueva acción de parte de la industria tecnológica para prohibir a los extremistas en las redes sociales.
A principios de mayo, Facebook puso en la mira a los extremistas que diseminaban noticias falsas y nacionalismo blanco. La red social, junto con Instagram, prohibió a Alex Jones y Joseph Watson, teóricos de la conspiración de Infowars; Milo Yiannopoulos, editor de Breitbart News; Laura Loomer, activista de extrema derecha, y Paul Nehlen, supremacista blanco, tildándolos de “peligrosos”. Louis Farrakhan, líder de la Nación del Islam y conocido por sus comentarios antisemitas, también fue eliminado. Facebook dijo en una declaración: “Siempre hemos prohibido a individuos u organizaciones que promuevan o participen en violencia y odio, sin importar la ideología”.
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Twitter había expulsado previamente a muchas de estas personalidades controvertidas o revocado su estado de “verificado”. También cerró recientemente la cuenta del actor James Woods, quien escribió “#CuélguenlosATodos” en un tuit que atacaba el informe de Mueller, lo que recomenzó las quejas del presidente Donald Trump y otros sobre una selección “injusta” de blancos conservadores.
Estas acciones de los grandes tecnológicos también llevan a preguntarse sobre la libertad de expresión, la regulación del discurso de odio y si las compañías privadas tienen la sabiduría para tomar estas decisiones, incluso si tienen la autoridad legal para hacerlo.
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EXTRACTO ADAPTADO DE THE REVOLUTION THAT WASN’T: HOW DIGITAL ACTIVISM FAVORS CONSERVATIVES, POR JEN SCHRADIE, PUBLICADO POR HARVARD UNIVERSITY PRESS. DERECHOS DE AUTOR © 2019 DEL PRESIDENTE Y MIEMBROS DEL COLEGIO DE HARVARD. USADO CON PERMISO. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.
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PUBLICADO EN COOPERACIÓN CON NEWSWEEK / PUBLISHED IN COOPERATION WITH NEWSWEEK