Horas después de que dos policías fueran atacados a balazos anoche, justo afuera del Hospital Central, en los alrededores decenas de comerciantes se mostraban preocupados por la creciente inseguridad y el hecho de que agentes suelan apostarse a la entrada del nosocomio.
Decenas de personas que por más de 15 años han dedicado su vida al comercio ya sea de comida, refrescos, agua, productos farmacéuticos o antojitos, dando servicio a familiares de enfermos que por horas hacen guardia en espera de la recuperación de sus familiares, expusieron el temor a que vayan por más policías, que por lo general custodian el área ya sea por el ingreso de compañeros afectados, civiles heridos de bala y reos trasladados para atención médica.
Máxime que los ataques contra elementos policíacos no han dado tregua a las coporaciones, lo que acentúa que los comerciantes vivan en constante alerta.
Anoche se encendieron los focos rojos, cuando varios sujetos armados dispararon contra dos agentes ministeriales que estaban afuera del Hospital Central.
Según se indicó, los oficiales adscritos a la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas del Delito por Razones de Género (FEM), se encontraban en la unidad oficial, estacionados sobre la calle Rosales. Hoy se dio a conocer que ambos se encuentran fuera de peligro.
Durante el atentado, los civiles que se encontraban en esa zona fueron resguardados en el hospital. “Yo estaba sola en el negocio, cuando se escucharon los balazos, lo único que hice fue cerrar la puerta y permanecer aquí adentro hasta que pasó todo el escándalo y todo volvió a la normalidad”, comentó una de las testigos del hecho.
Otros comerciantes que tienen sus puestos en el parque Agustín Melgar, enfrente del hospital, alrededor de las calles Rosales y 33, señalaron que se han acostumbrado a la presencia de ministeriales armados, que se estacionan sobretodo frente a la entrada de urgencias, lo que no deja de representar para ellos un riesgo constante.
“Pues ahí los ve uno todos los días y sabemos que hay riesgos de balaceras y eso, pero ¿qué hacemos? De esto es lo que vivimos y ni modo de dejarlo por miedo”, apuntó uno de los locatarios que lleva trabajando en el sector poco más de 15 años.
Los vendedores que tienen sus negocios en el parque pagan ante Gobernación Municipal, el permiso para la instalación de sus puestos, la mayoría de lámina, lo cual no les sirve de resguardo.
“Hace algunos años, mataron a un hombre aquí en el parque y las balas dieron aquí en las láminas de mi puesto, ahí duraron un tiempo los hoyos”, recordó.
Ante la necesidad de trabajar, los comerciantes se presentan cada día con la esperanza de que sea un día “tranquilo”, que no ocurran percances para los que no están preparados.
“No hemos hablado de lo que tenemos que hacer en caso de balaceras o cosas así, solamente lo que vemos en otros lados, que tenemos que agacharnos, no movernos hasta que todo pase y ni acercarnos, pero si nos pasa supongo que cerramos y nos vamos”, dijeron unas vendedoras de comida.
Cabe destacar que ninguno de los entrevistados aceptó que aparecieran sus nombres ni descripciones precisas de sus puestos o establecimientos por temor a ser identificados.
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