El rey Salmán de Arabia Saudita elogió la justicia de su país y respaldó esta semana al príncipe heredero en su primer discurso público desde el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, un caso con gran resonancia internacional que empañó la imagen de Riad.
La semana pasada, el fiscal general saudita eximió al poderoso príncipe Mohamed Bin Salmán -uno de los hijos del rey- del asesinato de Khashoggi el 2 de octubre en el Consulado saudita en Estambul.
Pero la CIA concluyó que estaba detrás del asesinato, según reveló el Washington Post.
Por su parte, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan afirmó que la orden de matar llegó del “nivel más alto” del gobierno saudita. No acusó al rey, pero prometió que no iba a autorizar el ocultamiento del crimen.
“El reino fue fundado sobre principios islámicos de justicia e igualdad y estamos orgullosos de los esfuerzos de los poderes judiciales y del ministerio público en el desempeño de la tarea que se les encomendó”, declaró el lunes el rey, durante su discurso anual frente al Majlis al Shura, una asamblea consultiva.
El monarca de 82 años nunca mencionó directamente el asesinato de Jamal Kashoggi, crítico del poder saudita que colaboraba con el Washington Post.
“Nos aseguraremos de que este país no se aleje de la aplicación, sin discriminación, de la ley de Dios”, agregó el monarca saudita ante los más altos dignatarios.
En Arabia Saudita solo el rey tiene la autoridad para remover al heredero al trono.
En su discurso, el rey alabó el programa de reformas económicas de su hijo, que prevé crear empleos para una población mayoritariamente joven y preparar el país a la era post-petróleo.
La televisión saudita Al-Arabiya anunció que el príncipe heredero asistirá al próximo G20 en Argentina, su primer viaje en el extranjero desde el asesinato.
Durante la cumbre de dos días que inicia el 30 de noviembre, estará frente a dirigentes del mundo entero, como Turquía, Estados Unidos y otros países europeos.
“El príncipe heredero envía un mensaje muy claro a la comunidad internacional: nada de lo que dice o hace en relación con el caso Khashoggi influirá en las decisiones sauditas”, estima Kristian Ulrichsen, investigador del Baker Institute de la Universidad de Rice, en Estados Unidos.
– Apoyo interno –
El presidente estadounidense Donald Trump no acusó al príncipe heredero pese a las conclusiones de la CIA.
Arabia Saudita cambió varias veces su versión sobre lo que le ocurrió a Jamal Khashoggi.
El fiscal saudita admitió el jueves pasado que el periodista había sido drogado y que su cuerpo fue desmembrado en el consulado.
De un total de 21 sospechosos, imputó a 11 personas. Cinco de ellas fueron condenadas a muerte.
Aliado histórico de Riad, Washington anunció sanciones contra 17 responsables sauditas por su “responsabilidad o complicidad” en el asesinato de Khashoggi.
El lunes, Alemania decidió imponer sanciones, entre ellas la prohibición para 18 sauditas sospechosos de participar en el asesinato del periodista, de entrar en el espacio Schengen.
El rey y el príncipe heredero reanudaron el lunes una gira nacional en la región de Tabuk (norte) para solicitar el apoyo de líderes tribales y religiosos. A inicios de mes, habían viajado a las regiones de Qasim y Haïl, donde indultaron prisioneros y pidieron la reanudación del pago de las primas a los funcionarios públicos, suspendidas en 2016 por las medidas de austeridad.
“Estas acciones reflejan una campaña para fortalecer el apoyo a la familia real y demostrar la confianza del público en el príncipe heredero”, analizó Kristin Diwan del Instituto de Estados Árabes del Golfo en Washington.
Trump ante el dilema de denunciar al príncipe o preservar la alianza con Riad
El presidente de Estados Unidos explicó que en los próximos días, tal vez este mismo martes, reciba un informe “completo” que establecerá “quién” mató al periodista saudí el 2 de octubre pasado en el consulado en Estambul.
La mayoría de los ejecutores del crimen ya han sido identificados, y desde la semana pasada Washington decidió imponer sanciones a 17 de ellos, en momentos en que la justicia saudí anunciaba una serie de inculpaciones.
Pero permanece aún sin respuesta la pregunta más delicada en el plano diplomático: quién ordenó la operación.
Según varios medios de prensa estadounidenses, entre ellos el Washington Post, con el que Jamal Khashoggi colaboraba, la CIA ya no tiene dudas sobre la culpabilidad de Mohamed bin Salmán, el poderoso príncipe heredero de Arabia Saudita.
– Presión del Congreso –
El campo republicano estadounidense está dividido.
En el Congreso, influyentes legisladores defienden mayores sanciones y algunos estiman que éstas deben alcanzar a Mohamed bin Salmán, ya cuestionado por su papel en la guerra de Yemen y la crisis con Catar o por su injerencia en la política libanesa.
“Pienso desde el primer día que 15 o 18 personas, no importa el número, no suben en dos aviones, no van a Turquía y no desmiembran a un hombre que es detractor del príncipe heredero sin que el príncipe heredero esté al corriente y haya avalado” la operación, dijo el domingo en la cadena NBC el senador Lindsey Graham, allegado a Trump.
Graham prometió hacer todo lo posible para que los verdaderos responsables del homicidio sean sancionados.
Ante esta presión del Congreso, el gobierno intentó hasta ahora dar muestras de firmeza, pero sin afectar a MBS, con el cual Jared Kushner, yerno y asesor de Donald Trump, ha entablado una estrecha relación.
Los primeros signos de división parecen haber aparecido, con la renuncia, el viernes, de Kirsten Fontenrose, una alta funcionaria de la Casa Blanca que, según el New York Times, defendía una línea dura ante el reino.
El propio Donald Trump ha oscilado. Un día denuncia “una de las peores operaciones de disimulación de la historia”, pero al otro insiste en la importancia de la alianza con Riad.
(Con información de AFP).