Austria ya no quiere seguir siendo el “cenicero de Europa”, y por ello crece la presión sobre la extrema derecha en el poder para que organice un referéndum para prohibir el tabaco en la restauración en este país harto de ser el “último paraíso de fumadores” del continente.
Una petición en este sentido, lanzada entre otros por la Orden de los médicos, recogió 881.569 firmas, cerca del 14% del cuerpo electoral y más del 10% de la población total, según cifras oficiales publicadas el lunes por la noche.
Trece años después de los primeros intentos para prohibir el tabaco en restaurantes y bares, Austria es en efecto uno de los últimos países de Europa donde es posible fumar en estos establecimientos, para gran escándalo de los profesionales de la salud.
En 2015, socialdemócratas y conservadores lograron adoptar una legislación que preveía una prohibición total del tabaco en la restauración, con entrada en vigor prevista en mayo pasado.
Pero esta ley fue abrogada bajo la presión del partido de extrema derecha FPÖ: su jefe, Heinz-Christian Strache, gran fumador, hizo de ello una condición ‘sine qua non’ para formar en diciembre una coalición con los conservadores del canciller Sebastian Kurz.
El consumo de tabaco en Austria es por lo tanto posible en los establecimientos con espacios separados para fumadores y en los que tienen una superficie inferior a 50 m2 si así lo desea su gerente.
Se trata de una “aberración” contraria a “la tendencia en todo el mundo”, según la Orden de médicos, que recuerda que 13.000 personas mueren cada año por enfermedades vinculadas al tabaco en Austria.
Este país tiene el tercer índice de fumadores en la Unión Europea (UE) según Eurostat (30% de los más de 15 años), y es uno en los que son más baratos los cigarrillos.
– ‘Democracia directa’ –
La movilización desencadenada ha colocado al FPÖ ante sus contradicciones: el desarrollo de la democracia directa era una de sus principales promesas, pero esta formación reiteró el martes su rechazo a organizar un referéndum sobre el tema del tabaco.
Le FPÖ no ve ninguna paradoja en ello y a tenor de las cifras de la petición, subrayó que “más del 85%” de los electores se habían abstenido de firmar la petición antitabaco, y que el umbral de las 900.000 firmas –que el partido prometió como desencadenante automático de referéndum– no se había alcanzado.
Pero “la presión aumenta” para el gobierno y “va a ser difícil para el FPÖ explicar por qué no organiza un referéndum”, opina este martes el diario popular Kronen Zeitung, en un análisis compartido por el conjunto de la prensa.
Varios pesos pesados conservadores, entre ellos los alcaldes de Graz y Salzburgo, dos de las principales ciudades del país, llamaron también este martes a organizar un referéndum, al considerarlo inevitable dada la cifra de firmantes.
Esta exigencia la hace suya el conjunto de la oposición, a imagen del partido liberal Neos que considera que los ciudadanos han emitido una “clara señal” para que Austria deje de ser el “cenicero de Europa”.
El canciller Sebastian Kurz, no fumador, ha optado por no opinar sobre el caso pues la abrogación de la ley antitabaco figura en el pacto de coalición cerrado con el FPÖ a fines de 2017.
Strache justificó esta disposición para mantener la “libertad de elegir”, un compromiso que según él garantiza el “interés de no fumadores, fumadores y restauradores”.
Pero un creciente número de patrones de bares y restaurantes han cesado de autorizar el consumo de tabaco, “y ni un solo establecimiento creado este año se ha dotado de un espacio para fumadores”, según la Cámara de economía, que representa a las empresas.