Un reciente estudio sugiere que la falta de concentración podría deberse a la deshidratación.
Incluso una deshidratación leve puede tener repercusiones negativas en tu rendimiento cognitivo, afirma un nuevo metaanálisis de investigaciones existentes, el cual fue publicado en la revista Medicine & Science in Sports & Exercise.
Investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia revisaron los resultados de más de 30 estudios que investigaron el tema de la deshidratación, y encontraron que apenas un pequeño déficit en el agua corporal total puede afectar nuestro estado de ánimo y nuestro raciocinio, sobre todo tratándose de tareas que requieren de un procesamiento complejo o de un esfuerzo de concentración significativo.
“Mantener la atención durante una reunión prolongada, conducir un auto o un trabajo monótono en una fábrica calurosa, todo eso exige que permanezcas alerta”, explicó en su declaración la coautora del estudio, Mindy Millard-Stafford, quien también es directora del Laboratorio de Fisiología del Ejercicio en la Escuela de Ciencias Biológicas del Instituto de Tecnología de Georgia. “Asimismo, disminuyen las funciones de orden superior, como matemáticas o lógica aplicada”.
Aunque no hay una regla específica, los investigadores hallaron que los efectos de la deshidratación leve tienden a manifestarse cuando las personas pierden 2 por ciento del volumen total de agua de sus cuerpos.
“Existe abundante documentación cuantitativa de que, si pierdes 2 por ciento del agua, se afectan capacidades físicas como la resistencia muscular o el desempeño deportivo, además de tu capacidad para regular la temperatura corporal”, agregó Millard-Stafford. “Queríamos averiguar si algo similar ocurría con la función cognitiva”.
La mayoría de las personas no se da cuenta de que está algo deshidratada, sobre todo porque la deshidratación puede presentarse de manera relativamente rápida, tal vez después de apenas media hora de carrera, o tras una o dos horas de caminata de intensidad moderada.
Si bien no existen requisitos diarios específicos para la ingesta de agua, la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos sugiere que los hombres, en promedio, deben consumir alrededor de 3.7 litros de agua al día, mientras que las mujeres deben beber alrededor de 2.7 litros.
Por supuesto, la cantidad varía de una persona a otra, y debe considerar el agua obtenida de todas las fuentes, incluidos los alimentos y otras bebidas. Por otra parte, la exposición al calor o un ejercicio agotador también aumentarán la cantidad de agua que el individuo tenga que ingerir.
Las personas mayores pueden deshidratarse con más facilidad porque pierden la sensación de sed y sus riñones tienen menos capacidad para concentrar la orina, lo que significa que retienen menos líquido. Entre tanto, los individuos con un alto índice de grasa corporal también corren mayor riesgo de deshidratarse, porque suelen tener menos reservas de agua que las personas más delgadas.
Ahora bien, el exceso de agua también puede ser perjudicial, de manera que la moderación es crítica.
“Es posible beber demasiada agua, y esto ocasiona un trastorno conocido como hiponatremia”, previno Millard-Stafford. “Por el temor de deshidratarse, algunas personas adoptan conductas agresivas y beben tanta agua que diluyen su sangre y sus cerebros se inflaman”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek