La visita del presidente Enrique Peña Nieto al municipio de Tecate lució más como un acto de campaña o promoción de su gobierno, que como la inauguración formal del tramo carretero que fue.
Llegó una hora después de lo programado pero fue recibido con porras, aplausos y emocionadas mujeres que querían una ‘selfie’ y no parecían molestas por el calor, la polvareda del terreno o las moscas que no dejaban en paz a los asistentes.
El mandatario se acercaba, sonreía, agarraba los teléfonos celulares para las fotografías y saludaba a quienes estaban en las sillas más alejadas del pasillo principal por el que caminaba.
No parecía ese presidente con una aprobación que ronda el 20% y es considerado el menos popular desde los años 80 que iniciaron estas mediciones, según Consulta Mitofsky.
“El presidente de la república tiene para con ustedes, y para con todos los mexicanos, una enorme gratitud. Porque me han permitido gracias a su respaldo y apoyo, primero alcanzar esta máxima magistratura”, dijo ya casi al terminar el evento.
Pero la mayor parte de su discurso fue para destacar la reforma en Telecomunicaciones, la atracción de inversión para generar empleos, así como la modernización de puertos y carreteras.
Y de este último rubro fue el evento realizado en el marco de la veda electoral que prohíbe a los gobiernos promover sus acciones.
Los 77 kilómetros del tramo carretero inaugurado, destacó la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), tuvo una inversión de mil 147 millones de pesos del presupuesto federal.
La vía que conecta Tecate con Ensenada pasó de siete a doce metros de ancho, ahora tiene siete puentes, un entronque y menos curvas para mejorar la seguridad y reducir el tiempo de traslados, explicaron.
Aunque no todas sus palabras fueron sobre su gobierno. Peña Nieto también usó parte de su mensaje para hablar de las votaciones del primero de julio que arrojarán el nombre de su sucesor.
“Si de algo habremos ser absolutamente respetuosos, el presidente de la república y su gobierno, será de la preferencia mayoritaria que expresen los mexicanos en las urnas”, afirmó.
Su discurso sonaba casi como una despedida, pero el ejecutivo federal no descartó regresar a esta península.
“En las varias visitas que he realizado a este estado, y espero tener aún la oportunidad de realizar al menos otra más antes de que concluya mi gestión, en algún otro municipio del estado, siempre he recibido calidez, afecto y sobre todo un gran arropo”, aseguró.
Atrás parecería haber quedado para el presidente y para los bajacalifornianos presentes la molestia social que este sexenio generó con medidas como el aumento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en la frontera y el “gasolinazo”.