Gina Haspel, designada por Donald Trump para dirigir la CIA, prometió este miércoles que de ser confirmada en el cargo por el Senado, no recurrirá a la tortura, como lo hizo la agencia con apoyo legal tras los atentados de 2001 en suelo estadounidense.
Haspel, de 61 años y subdirectora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) luego de realizar durante tres décadas operaciones encubiertas, dirigió al menos durante parte de 2002 una prisión secreta en Tailandia, donde los detenidos sospechosos de pertenecer a Al Qaida eran frecuentemente torturados.
“Después de haber servido durante esos tiempos tumultuosos, ofrezco mi compromiso personal, claro y sin reservas, de que bajo mi liderazgo la CIA no retomará esos programas de detención e interrogatorio”, dijo Haspel ante el Senado.
“Mirando hacia atrás, es claro que la CIA no estaba preparada para conducir un programa de detención e interrogatorio”, expresó.
“Interrogatorios”, no tortura
Oficialmente, el programa era definido como un “interrogatorio mejorado” y recibió apoyo del sistema judicial estadounidense durante el gobierno de George W. Bush, y por lo tanto los responsables se niegan incluso a mencionar la palabra “tortura”.
Posteriormente, una comisión del Senado llegó a la conclusión de que se trataban simplemente de torturas bajo una cuestionable protección legal.
Este miércoles, Haspel evitó condenar ese programa, que fue aplicado entre 2002 y 2005, período durante el cual ciudadanos extranjeros detenidos en lugares secretos en todo el mundo eran sometidos torturas, en especial al llamado “waterboarding”, que simula un ahogamiento.
Más tarde, como alta responsable de la CIA, Haspel también es señalada de haber destruido videos que mostraban esas prácticas.
Al ser presionada por los senadores sobre las razones por las que no denunció esas torturas en el momento adecuado, Haspel se limitó a responder que seguía órdenes superiores.
Además, justificó, ese programa de torturas había ayudó a obtener “valiosa información” que permitió desarticular tentativas de nuevos atentados en territorio estadounidense.
“Como todos los que trabajamos en centros de antiterrorismo y en la CIA en esos años luego del 11 de Septiembre (de 2001), todos creíamos en nuestro trabajo”, dijo.
“Recibimos la instrucción de asegurar que nuestro país no fuera atacado nuevamente. Y nos informaron que las técnicas en el programa de la CIA eran legales y que habían sido autorizadas por la más alta autoridad legal del país y por el presidente”, agregó.
Un “trabajo extraordinario”
Por ello dijo estar convencida de que “hicimos un trabajo extraordinario. Para mí la tragedia fue que la controversia sobre el programa de interrogatorios arrojó dudas sobre lo que ha sido una enorme contribución para proteger este país”.
Ahora, la agencia de espionaje está sujeta a nuevos parámetros de actuación que prohíben el uso del “waterboarding” y otros métodos de interrogación que equivalen a torturas.
“Apoyo el elevado estándar moral al que este país ha decidido someterse. Nunca, nunca llevaría la CIA de vuelta a un programa de interrogatorios. Apoyo la ley. No apoyaré un cambio en esa ley”, afirmó.
Según Haspel, su “brújula moral es muy fuerte. No permitiría que la CIA adopte actividades que pienso que son inmorales, aunque sean técnicamente legales”.
Trump le otorga un respaldo irrestricto: “Mi muy respetada nominada para ser directora de la CIA, Gina Haspel, ha sido criticada porque fue demasiado dura con los terroristas”, tuiteó Trump esta semana.
Pero entre los 13 miembros de la comisión del Senado (siete republicanos, 6 demócratas), varios son escépticos.
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Cuatro demócratas (Kamala Harris, Dianne Feinstein, Ron Wyden y Martin Heinrich) han pedido a Dan Coats, el jefe de inteligencia nacional, que haga públicos todos los documentos clasificados relativos al papel de Haspel en los programas de interrogatorio de la CIA.
Feinstein se preocupa por “promover a una persona que ha estado implicada en el programa de tortura a la cabeza de la CIA, la agencia responsable de uno de los capítulos más sombríos de nuestra historia”.
Vida misteriosa
El presidente de la Comisión, el republicano Richard Burr, dijo confiar en que Haspel será confirmada, al destacar que casi hay consenso sobre su capacidad para dirigir la CIA.
La vida de Haspel, en apariencia una mujer sobre todo sonriente, está rodeada de mucho misterio debido a que hizo gran parte de su carrera en los servicios secretos de la CIA.
Su corta biografía menciona que se unió a la agencia de inteligencia en 1985, con la que ha trabajado en África, Europa y Asia, así como en el centro antiterrorista de la CIA, al que se sumó tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 que dejaron más de 3.000 muertos en el país.
If the Congress confirms Gina Haspel, who admitted to participating in a torture program and personally writing the order to destroy evidence of that crime, is “qualified” to head @CIA, it says more about our government than it does about her. pic.twitter.com/lwQhWed4E8
— Edward Snowden (@Snowden) 9 de mayo de 2018
Once años después, fue nombrada directora adjunta de operaciones secretas a nivel mundial, y luego directora adjunta de la CIA en 2017. Ahora fue llamada a suceder a Mike Pompeo, nombrado secretario de Estado.
Habla español, francés, ruso y turco; y es fanática del cantante de country Johnny Cash.