El veneno del minúsculo insecto mata ratones en 30 segundos, y es mortal para los humanos. Los científicos investigan por qué, exactamente, su veneno es tan mortífero.
Si los bichos con muchas patas te ponen nervioso, pasa la página porque seguramente desconoces las cosas más horripilantes de los ciempiés, como el veneno mortífero que puede matar a un ratón en apenas 30 segundos. En un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, unos científicos han empezado a desentrañar los secretos mortales del ciempiés de cabeza dorada.
Siempre se están descubriendo gran cantidad de venenos nuevos gracias a una tecnología en constante desarrollo que puede analizar dosis cada vez más pequeñas de veneno, informa Mandë Holford, química que estudia venenos de caracol en el Colegio Hunter y en el Centro de Posgrado de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, en entrevista con Newsweek. Aunque no participó en el estudio, Holford señala que lo más importante de este artículo es que el equipo no solo identificó la toxina: “También encontró la manera de detenerla”, señala.
Esto es impresionante, dado que ese veneno podría convertir al ciempiés en el depredador ponzoñoso más eficaz que existe, informó Shilong Yang, coautor del estudio e investigador de venenos en el Instituto de Zoología Kunming de China, en un correo electrónico dirigido a Newsweek, donde agrega que los ratones que los ciempiés mataron eran 15 veces más grandes que los aterradores bichos.
Aunque no seas fanático de los roedores, no vitorees todavía. Los ciempiés, que viven en China y Hawái, también muerden a los humanos, a veces con consecuencias letales. Es por eso que los investigadores querían averiguar por qué, exactamente, su veneno es tan mortífero. Y así, identificaron una nueva toxina que llamaron Toxina Ssm Spooky, la cual en nada se parece a los venenos conocidos que la ciencia ha identificado, revelan los científicos.
A continuación, el equipo determinó que la Toxina Ssm Spooky bloquea una maquinaria celular conocida como canales KCNQ, que las células utilizan para introducir y expulsar sales. Esto, a su vez, es lo que causa espasmos en los vasos sanguíneos de la víctima del ciempiés, a veces tan violentos que provocan la muerte. En el caso de los animales pequeños, los ciempiés pueden morder la cabeza, de modo que la toxina que llega al cerebro también causa convulsiones.
Identificar la toxina de los ciempiés se traduce en que los científicos ahora pueden encontrar la manera de detenerla. Creen que un fármaco antiepiléptico, llamado retigabina (que vuelve a abrir los canales KCNQ) podría funcionar, y las pruebas iniciales parecen prometedoras. Esto es muy distinto de la estrategia convencional, que consiste en tratar de sintetizar un antisuero dirigido al cóctel tóxico de un bicho específico. En vez de ello, encontraron una solución existente tras estudiar el daño. “A veces, el tratamiento no tiene que ser muy complicado”, apunta Holford. “No tienes que reinventar la rueda”.
Ahora, el equipo quiere probar el fármaco en las infortunadas víctimas de la mordida del ciempiés, si bien será difícil conseguir voluntarios.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek