El borrego cimarrón tiene un gran valor en Baja California. Tanto, que es el emblema de la principal universidad del estado.
Lo adoptaron porque ven en él la tenacidad de alcanzar las metas más altas. La Facultad de deportes de Mexicali describe por qué esta especie inspira a la institución.
“La UABC, desde su fundación, se ha esforzado por alcanzar cada vez más altos niveles de calidad académica en un clima de libertad. Para remontar las complicadas condiciones montañosas, nuestra universidad ha sabido salir adelante de las situaciones difíciles por las que ha atravesado en su historia”.
Pero lo que no se sabe es el futuro del Ovis canadensis, porque tampoco se conoce con exactitud su situación. ¿La razón? UABC no ha concluido un estudio que inició en 2013, por falta de recursos.
La especie, considerada endémica de Baja California, habita principalmente la sierra y se sabe que el daño a su hábitat ha ido impactando a su población.
Algunos estudios suponen que el borrego cimarrón es nativo de Asia y que migró a estas tierras hace unos 12 mil años.
El gobierno del estado oficialmente tiene una política para su conservación, pero en el turismo cinegético, —dedicado a la cacería— ve una fuente de recursos, y los cazadores siempre apuntan a la especie.
Aunque el turismo cinegético representa una fuente de ingresos que va en aumento, el gobierno estatal no ha invertido en el estudio que revelaría las condiciones de la especie.
Para muestra del negocio, los espacios permitidos para la caza en Baja California se han triplicado en los últimos 14 años, de acuerdo a datos de la Secretaría de Turismo del Estado (Secture).
En México, los aficionados pueden pagar hasta 70 mil dólares para cazar un borrego cimarrón. Y contrario a lo que piensan muchos bajacalifornianos, no hay una veda y tampoco se considera en peligro de extinción.
“Pudieran ingresar alguna solicitud de caza y se analizaría”, dice la titular de la Secretaría de Protección al Ambiente (SPA) en el estado, Thelma Castañeda Custodio.
Baja California promueve la cacería en general como un atractivo turístico. Según datos oficiales, un turista cinegético deja en promedio 1,300 dólares en una visita de tres días. Es al menos cuatro veces más que el turista promedio.
Pero el potencial económico que implicaría convertir a este carnero en un trofeo, es visto con preocupación por ecologistas y académicos.
“Se tienen que hacer los estudios pertinentes para poder decidir si realmente pudiera haber cacería”, dice Hugo Francisco Loaiza Vélez, profesor del Instituto de Investigaciones en Ciencias Veterinarias de Universidad Autónoma de Baja California (UABC)
Este es uno de los problemas más serios que enfrenta el borrego cimarrón: no existe un estudio definitivo sobre las características de esta población y su tamaño. Los censos previos reportan números variados dependiendo la zona revisada, pero ninguno abarca todo el estado.
La otra complicación es que para lograrlo, se requiere una gran cantidad de recursos, algo escaso en el gobierno y que ya afecta a los otros cimarrones, como son llamados los estudiantes de la UABC.
En 2013, el mismo año que arrancó el actual gobierno estatal, la máxima casa de estudios empezó un análisis para tratar de tener un censo del borrego. Buscan saber si la especie está amenazada y qué peligros enfrenta.
“Hemos encontrado osamenta, pero el depredador principal o cazador primordial después del humano, es el puma”, dice el investigador de la universidad.
Por eso tienen una postura muy firme contra su caza: “Al no conocer un censo, desconocemos cuáles serían en un momento dado, las tasas de aprovechamiento. Que si bien la postura de nosotros, la universidad, es enfáticamente estar en contra de la iniciativa. ¿Por qué?, porque sobre todo necesitamos primero estudiar”, dice Loaiza Vélez.
Y es aquí donde el borrego cimarrón se ha convertido en uno más de los daños colaterales causados por los problemas económicos que atraviesa la entidad.
Durante años, el impedimento para terminar los estudios ya referidos han sido los recursos. Dos días de trabajo en campo llegan a costar 2.5 millones de pesos. También están los costos por el monitoreo satelital de los animales y el posterior trabajo de análisis de muestras biológicas.
Aunque la Secture sería la principal beneficiaria al saber con certeza si se puede explotar de manera sustentable, son ajenos al estudio de la universidad.
Es un tema delicado para los funcionarios del sector. “Una vez hice un comentario del tema, y hubo revuelo en la UABC, y una de mis hijas que estudia allí me negó”, bromea el secretario Óscar Escobedo Carignan.
Cazar al borrego en los estados de Sonora y Baja California Sur es legal, y parece una tentación para quienes promueven la cacería.
El secretario asegura que en las entidades vecinas, la población de borrego ha crecido a pesar de que se permite su caza.
“No estoy diciendo ni me estoy cargando para un lado o para otro. Lo que estoy diciendo es lo que ha sucedido en otros estados que se encuentran en la situación en que se podría encontrar Baja California”, dice Escobedo Carignan.
Pero la práctica de la cacería en todo el país ha estado bajo una deficiente vigilancia y la constante amenaza de cazadores furtivos. Lo reconocen autoridades, académicos y asociaciones civiles.
“Aún la cacería legal tiene muchísimos huecos”, advierte la vocera de Agrupaciones por la Defensa Animal (Apasdem), Susana Cruz.
Pensar que el estado va a destinar recursos en el futuro cercano para terminar los estudios sobre el borrego, se ve más que complicado.
Recientemente, el rector de la UABC, Juan Manuel Ocegueda Hernández, puso al descubierto el adeudo que el gobierno del estado tiene con la institución, por lo que se puede inferir que el borrego no estará entre las prioridades, pues primero tendrían que atender a los otros cimarrones.
En un posicionamiento público dijo: “Externamos nuestra preocupación por los compromisos financieros que el gobierno del estado no ha cubierto a esta casa de estudios”.
El rector, respaldado por integrantes del patronato universitario, precisó que el gobierno les debe más de 470 millones de pesos desde 2014.
“Con lo cual se afecta de manera directa la realización de las tareas de docencia, investigación y extensión de la cultura, y los servicios que oferta esta institución educativa a los bajacalifornianos”.
El adeudo de la administración estatal que encabeza Francisco “Kiko” Vega de la Madrid, provocó que la oposición en el Congreso lo citara a comparecer, pero la mayoría panista votó en contra.
El líder de la bancada blanquiazul, Carlos Torres Torres, justifica que ya hay pláticas para un acuerdo.
“Existe una mesa de trabajo UABC-gobierno del estado, que ha tenido reuniones con Finanzas, con Educación, con la Secretaría General de Gobierno. […] Me parece que se están dando los pasos para sacar adelante este tema”, señala.
Luis Moreno, diputado del Partido Encuentro Social (PES), cuestiona el uso de los recursos públicos por parte del gobernador.
“Si esa autoridad decide hacer un planteamiento así de firme, es porque las cosas deben de estar muy graves”, dice el legislador estatal que se sumó a la propuesta de comparecencia del gobernador.
El adeudo del gobierno estatal para con los cimarrones parece más grave que la situación del borrego en la sierra bajacaliforniana.
Pero hay quienes sostienen el esfuerzo por conocer al animal considerado un ícono de la región. El veterinario Loaiza Vélez explica que la primera parte del estudio fue cubierta por el zoológico de San Diego y la universidad. Parte del material recolectado sigue en análisis.
“Sí se ocupa realmente ese apoyo y esos fondos para poder continuar y complementar de una forma adecuada las investigaciones”, advierte.
Mientras la UABC atraviesa por problemas de presupuesto, la cacería anticipa que será una buena temporada. Esperan cerrar por encima de seis millones de dólares sin ser una de los principales sectores turísticos del estado.
“También es bueno, la temporada es corta, hay menos constancia pero es bueno”, reconoce el secretario de turismo.
La temporada de caza en Baja California inició el pasado 26 de agosto y termina el 26 de febrero del 2017. La oferta para los interesados incluye desde palomas y codornices, hasta pumas y venados.
La caza deportiva es practicada en terrenos registrados ante la Secretaría de Protección al Ambiente (SPA) como Unidades de Manejo para la Conservación de Vida Silvestre (UMA).
Las solicitudes de caza las hacen prestadores de servicios cinegéticos registrados en el estado. Los prestadores son 22 personas que administran más de un millón y medio de hectáreas mediante contratos con los dueños de los terrenos.
“Algunos de ellos tienen 10,15, otros tienen 20 UMAS, y les dan vuelta. No le disparan y le disparan a la misma UMA, sino que van recorriendo”, dice el delegado de turismo en Mexicali, Eloy Moreno Méndez.
Para recibir la autorización, deben probar con estudios técnicos que tienen suficientes ejemplares del animal a cazar y que no amenazan su existencia.
La SPA vende a los prestadores de servicio un cintillo que autoriza cazar cierto número de animales, y ellos a su vez lo venden a los cazadores.
En 2015, Baja California obtuvo arriba de un millón 462 mil pesos por la venta de poco más de cuatro mil cintillos. Hasta las primeras semanas de septiembre del 2016, autorizó alrededor de mil cintillos que dejaron más de 376 mil pesos.
El precio que los prestadores ponen a los cintillos, depende del paquete de servicios que ofrecen a los cazadores. Puede incluir alojamiento, estancia para perros de caza y otros atractivos.
Ensenada tiene más zonas autorizadas para la caza, son 242. En segundo lugar está Mexicali, con 40. Playas de Rosarito tiene tres, Tijuana y Tecate dos cada una.
La cantidad de cazadores que prefieren Baja California también está creciendo, en parte por la violencia del crimen organizado en otros estados fronterizos que permiten la caza, como Tamaulipas.
“El reto que tenemos es traer más cazadores a Baja California. ¿Por qué? porque es turismo”, destaca el sub secretario Moreno Méndez, quien asegura que el 80% de los que vienen al estado son extranjeros.
La otra amenaza son los cazadores furtivos que aprovechan los amplios territorios y la limitada vigilancia.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), es la responsable de impedir la cacería ilegal. La sanción es de uno a nueve años de cárcel y hasta tres mil días de multa.
“Nos ha tocado ver fotografías donde hay campamentos, donde a veces no puedes llegar ni en vehículo. […] te encuentras con que hubo campamentos que cazaron de manera furtiva y se llevaron lo que les interesaba. Sí hay, por supuesto”, reconoce la titular de la SPA.
En contraste con el incremento de la actividad cinegética en el estado, la opinión popular rechaza cada vez más la cacería.
Artistas, políticos y aficionados en general enfrentan el repudio de amplios sectores de la población cuando exhiben sus trofeos y presas en redes sociales.
Para la Secretaría de Turismo esto no desalienta el interés por promover el deporte que ellos consideran como muy popular.
“Hay gente que está en contra de diferente tipo de actividades, llámese por ejemplo los toros. Pero sabemos que hay actividades que se tienen que seguir llevando a cabo, que no perjudican la especie. No la vamos a eliminar”, dice el delegado de turismo.
Por lo pronto, los defensores de los derechos de los animales en Baja California están más enfocados en abolir las corridas de toros y en sancionar el maltrato animal, sin que se vea el mismo activismo contra la cacería.
En la medida de sus posibilidades, y enfrentando sus limitaciones económicas, la UABC ha ido avanzando en su esfuerzo por establecer una base científica sobre la situación real del borrego cimarrón en el estado.
El profesor Hugo Francisco Loaiza comenta que, en la primera etapa de su estudio iniciado hace tres años, lograron colocar collares con localizador satelital a 10 de los 15 borregos que capturaron en las sierras de Juárez y Cucapah.
Para tener un panorama completo necesitan más capturas en otras zonas del estado y terminar de procesar las muestras que ya obtuvieron.
Los investigadores de la universidad esperan presentar los resultados de su trabajo a inicios del próximo año. Entonces, llamarán a la comunidad estudiantil, organizaciones civiles y autoridades para sumarse en la medida de sus posibilidades al proyecto general.
“Todo siempre con el fin de conservar y preservar la especie”, dice el veterinario Loaiza. Recuerda que las UMA’s no solo pueden funcionar como espacios para la cacería.
También pueden ofrecer a los turistas la exhibición de especies dentro de su hábitat natural para actividades como safaris fotográficos.
“La cacería no es la única forma de aprovechamiento del borrego […] ese ramillete de opciones se tiene que conocer, se tiene que saber, para que también los ejidatarios puedan empezar a hacer uso de ese tipo de opciones”, remata.