Los Alpes suizos sólo se
podían escalar o rodear, con la inauguración del Gotthard Base Tunnel
ahora es posible atravesarlos: entrar por Erstfeld y 57 kilómetros después
salir en Bodio, o al revés, en un éxito de la ingeniería que contribuye a unir los
pueblos y las economías europeas, de acuerdo con el presidente suizo Johann
Schneider-Ammann.
Se estima que diariamente, a una
profundidad de 2,300 metros bajo la roca de San Gotardo, circularán por el
túnel 65 trenes de pasajeros y 260 de mercancía. El trayecto, que dura
alrededor de 20 minutos, cientos de pasajeros que ganaron su boleto en un
sorteo hicieron el primer viaje por dos tranvías. Estuvieron el inauguración la
canciller alemana Angela Merkel, el presidente francés Francois Hollande, el
primer ministro italiano Matteo Renzi y el canciller austriaco Christian Kern.
El proyecto costó 12,500 millones de
dólares –el equivalente al producto interno bruto de Nicaragua–, y se logró con
el esfuerzo de 2,600 trabajadores que excavaron 30 millones de toneladas de
granito y otros 72 tipos de rocas sedimentarias, a lo largo de 17 años.
La construcción del Gotthard Base Tunnel se
votó en un referéndum en 1998, teniendo como punto a favor la protección al
ecosistema de los Alpes, ya que reducirá el tráfico y la contaminación
provocados por los 5 millones de autos y 900,000 camiones que circulan
anualmente por las carreteras de las montañas.
Este túnel es ahora el primero en la
lista de los túneles más largos del mundo (el japonés Seikan Tunnel mide 53.9
kilómetros; el franco británico Eurotunnel, 50.5, y el sudcoreano Yulhyeon
Tunnel, 50.3), es parte de una red ferroviaria que para el año 2020 conectará a
Holanda con Italia.
“Es un gran paso para Suiza, pero
igualmente para nuestros vecinos y el resto del continente”, dijo
Schneider-Ammann en el discurso de inauguración.