
Arranca la espectacular carrera con distintas bandas en el autódromo mexicano. El campeón ostentará el liderazgo de un mercado valuado en 700 mil millones de pesos que representa cerca del 3% del Producto Interno Bruto nacional. “¡Y se encienden los motores en el autódromo mexicano!”
En el circuito estratégico están los campeones de siempre: Nissan, VW, GM. Pero también armadoras novatas procedentes de China: BYD, Chirey, JAC… sorprenden al integrarse como corredores con turbo.
¡Atención! BYD toma la curva eléctrica y deja atrás a GM con una maniobra de voltaje puro.
Mientras, Chirey acelera en la recta de diseño y relega a Nissan al tercer carril y JAC sorprende en la zona de pits con una estrategia de precios que descoloca a los veteranos.
El escepticismo inicial se transforma rápidamente en un destello de incredulidad: la escudería del país del sol naciente se posiciona en los primeros lugares. El público está atónito, los expertos miran asombrados el desempeño. Nadie los esperaba en el podio, hoy llevan la delantera y faltan pocos kilómetros para que el equipo de China gane esta gesta.
La clave de su inusual liderazgo es un combustóleo infalible: asequibilidad. Los corredores de China toman la delantera con precios hasta 40% más bajos, sin sacrificar diseño ni tecnología. El consumidor mexicano, antes fiel a marcas tradicionales, empieza a mirar hacia el Este. En el estadio se vive el inicio de un nuevo campeonato. Y la velocidad asciende en el circuito.
Los nuevos amos de la pista capturan el interés mediático y de un público fascinado con la ejecución. BYD y compañía no solo representan autos baratos, sino unidades eléctricas, modernas, con pantallas, sensores y estética futurista. En este momento, la carrera ya no es solo por gasolina, sino por voltaje. Los autos hechos en China ya representan el 20% de las ventas totales en México.
Fuera de la pista, el gobierno mexicano sube aranceles, Estados Unidos presiona y las plantas locales temen por sus empleos. Están en juego más de 320 mil empleos directos e indirectos en México. Se desatan preguntas incómodas: ¿Es esta una carrera justa? ¿Quién pone las reglas del circuito?
Cada adelantamiento chino es una sacudida en la cadena de suministro mexicana. La pista se convierte en tablero geopolítico, y cada giro tiene implicaciones laborales. Y se vive lo impensable: China superó a Estados Unidos como principal proveedor de autos en México, lo que generó un déficit bilateral histórico de $5,068 millones.
El liderazgo de la carrera del siglo impone una nueva narrativa de movilidad, donde el auto chino ya no es copia, sino protagonista. Hoy el campeonato no se define por cilindros, sino por narrativa, estrategia y voltaje.
Así, mientras Nissan ajusta el retrovisor, BYD ya tomó la curva eléctrica con una sonrisa de litio. El consumidor mexicano, antes fiel al escudo japonés, ahora mira con deseo al dragón chino.
La carrera aún no termina, pero el podio ya tiene nuevos protagonistas. La pista mexicana nunca había visto una carrera tan simbólica, eléctrica y disruptiva. En esta pista, no solo se corre por velocidad: se disputa el relato de quién define el futuro. Y hoy, el dragón chino no solo acelera: narra.
Julio César Briseño Cruz, CEO de Cénit, consultoría empresarial y banca de desarrollo