
SARAH MULLALLY, DE 63 AÑOS, fue nombrada este viernes 3 de octubre como nueva arzobispa de Canterbury, en Inglaterra. Con ello se convirtió en líder espiritual de 85 millones de anglicanos en todo el mundo y en la primera mujer en ocupar el cargo.
En 2018 Mullally asumió el puesto de obispa de Londres, el tercero de mayor rango dentro de la Iglesia de Inglaterra, después de los arzobispos de Canterbury y York. El gobierno británico informó en un comunicado que el rey Carlos III, líder supremo de la Iglesia anglicana, aprobó el nombramiento propuesto por el Colegio de Cánones de la Catedral de Canterbury.
Exenfermera y madre de dos hijos, ahora sustituye a Justin Welby, quien presentó su renuncia en noviembre de 2024 tras su cuestionada gestión de un escándalo de agresiones físicas y sexuales. Así, Mullally se convirtió en la 106ª arzobispa de Canterbury.
Según CNN, el arzobispo de Canterbury representa la cara visible de una institución que ha enfrentado el reto de mantener su relevancia en una sociedad británica cada vez más secularizada. Con frecuencia se le convoca para hablar en momentos de importancia nacional y para presidir ceremonias reales, como la coronación del rey Carlos III.
Aunque el monarca debe aprobar el nombramiento, los candidatos son seleccionados por la Comisión de Nominaciones de la Corona, presidida por Jonathan Evans, exdirector del MI5, el servicio de seguridad nacional británico.
El primer ministro británico, Keir Starmer, celebró el nombramiento de la primera mujer en este cargo.
“La Iglesia de Inglaterra es de una importancia profunda para este país. Sus iglesias, catedrales, escuelas y organizaciones benéficas forman parte del tejido de nuestras comunidades”, dijo en un comunicado.
La nueva arzobispa “desempeñará un papel clave en nuestra vida nacional”, añadió. El anterior líder, Justin Welby, anunció en noviembre de 2024 que dejaría sus funciones el 6 de enero.
Welby, de 68 años, había oficiado en varios eventos reales importantes en los últimos años, como el funeral de la reina Isabel II y la coronación de Carlos III. Su renuncia estuvo vinculada al caso de John Smyth, un abogado que presidía una organización benéfica vinculada a la Iglesia anglicana y que organizaba campamentos de vacaciones.
Entre la década de 1970 y mediados de la de 2010, Smyth abusó sexualmente de 130 niños y jóvenes en Reino Unido y luego en África, en particular en Zimbabue y Sudáfrica, donde se instaló y murió en 2018 a los 75 años, sin ser juzgado.
La institución fue informada oficialmente de estos hechos en 2013, pero muchos responsables los conocían desde la década de 1980 y los mantuvieron en silencio como parte de una “campaña de encubrimiento”, concluyó una investigación encargada por la propia Iglesia anglicana.
El informe también concluía que el arzobispo de Canterbury “podría y debería haber denunciado” a la policía la violencia cometida por el abogado a partir de 2013, cuando se convirtió en primado de la Iglesia de Inglaterra.
En contexto, más de 40 de los 108 obispos de Inglaterra son ahora mujeres, con una proporción similar entre los sacerdotes, después de que se permitiera por primera vez el clero femenino a principios de la década de 1990. N
(Con información de agencias)