A UN MES de iniciarse la expedición conocida como Proyecto Alacranes, especialistas en ciencia marina de la organización internacional Oceana han hallado la presencia de dos amenazas al ecosistema en los arrecifes de Bajos del Norte, localizados a 250 kilómetros de Yucatán, México. Por un lado, la existencia del pez león, una especie invasora; y por otro, un alto índice de corales enfermos y muertos.
El viaje Proyecto Alacranes zarpó a finales de julio con el objetivo de sumergirse en las profundidades de una de las zonas de mayor riqueza marina en el Golfo de México, pero poco explorada.
Científicos y especialistas en la vida marina viajaron durante 15 días por el Parque Nacional Arrecife Alacranes y Bajos del Norte donde documentaron el estado de salud en que se encuentra la biodiversidad.
Por su ubicación, estos arrecifes se encuentran lejos de la costa; sin embargo, esto no impide que puedan tener amenazas futuras por la actividad humana no controlada. Hasta ahora, y de acuerdo con un informe de Oceana, la zona se mantiene casi intacta de los efectos de las actividades humanas.
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El Parque Nacional Arrecife Alacranes es una Área Marina Protegida que se encuentra a 140 kilómetros de Puerto Progreso, mientras que el arrecife Bajos del Norte está a 250 kilómetros de la costa, zona que aún no cuenta con alguna declaratoria de protección. Es en este sitio donde los arrecifes coralinos sufren enfermedades y una alta mortalidad.
Ambos sitios se encuentran en la Península de Yucatán, en el mar Caribe, y aun cuando cuentan con un ecosistema saludable, la expedición Alacranes encontró que existe evidencia de graves amenazas que podrían alterar el balance en el que habitan “136 especies de peces y 34 de coral; además de una diversidad de delfines y animales marinos comercialmente valiosos, como el caracol rosado y el mero”, señala Oceana en un comunicado.
La plataforma Cuéntame de México, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), describe que al Parque Nacional Arrecife Alacranes lo rodean diversas islas, entre las que destacan cinco por ser las mayores: Desterrada, Desertora, Pájaros, Pérez y Chica.
El sitio también menciona que entre las especies que predominan en el ecosistema de Alacranes se encuentran los arrecifes coralinos que ofrecen un hábitat ideal para peces como el mero, pez papagayo, arlequín, cardenal, mariposa, ángel, doncella y cabra, además del calamar, la raya, tiburones, tortugas y langostas, entre otros.
ZONA DE TORTUGAS Y MAMÍFEROS
Entre los mamíferos que albergan en esta Área Marina Protegida está la ballena piloto. Sin embargo, fue hasta la década de los años 1940 que en Alacranes habitó la foca monje, la cual fue explotada hasta causar su extinción. Por otro lado, en época de anidación, la tortuga blanca y de manera esporádica la tortuga caguama desovan en las islas del Arrecife Alacranes. Contrario a la tortuga carey, que llega al arrecife en busca de alimento.
En la expedición del Proyecto Alacranes se embarcaron diez científicos con diferentes especialidades en ecosistemas marinos, quienes se han encargado de realizar exploraciones en el sitio, análisis de ADN ambiental y modelados de fotomosaicos para obtener mapas 3D de los arrecifes; esto para tener un conteo actualizado de las especies que hoy habitan el arrecife o que usan esta zona como parte de sus rutas migratorias.
De acuerdo con Mariana Reyna, científica de océanos y lideresa de la expedición, Arrecife Alacranes se encuentra en la lista de arrecifes de coral que cuenta con una mayor oportunidad de sobrevivir a los efectos del cambio climático. Este motivo vuelve mucho más importante la expedición e identificar las amenazas existentes.
Para Miguel Rivas, director de Campañas de Hábitat en Oceana, la necesidad de conocer qué tan saludable está el arrecife permite detectar a tiempo amenazas lamentables, como el hallazgo del pez león, una especie invasora que se encuentra en siete de ocho sitios explorados de Yucatán y el Caribe mexicano.
“Está bastante bien distribuido [ante] un arrecife muy lejano. Muestra la realidad de la problemática de una especie invasora. Lo otro que encontramos es una gran cantidad de corales enfermos que tienen una mortandad de ciertas porciones. Algunos van desde el 10 por ciento del total del coral y otros con más del 60 por ciento… estos están totalmente muertos”, expresa Miguel Rivas en entrevista con Newsweek México.
El especialista también ahonda en su preocupación por la enfermedad que puede estar matando a los corales. Por eso, el equipo de especialistas que conforman la expedición ya se analiza las pruebas que han tomado para determinar la causa y, en caso de ser una enfermedad, ejercer acciones para atenderla.
“Aunque aún no sabemos de qué se trata, muy probablemente se trate de una enfermedad bacteriana. Por lo tanto, al estar enfermando y contagiando se habla de una problemática global que podríamos atender en el futuro”, afirma.
De acuerdo con los resultados de esta primera etapa de la expedición Proyecto Alacranes que la organización Oceana ha presentado, “muchos de los corales de tipo cerebro (Pseudodiploria) y los de tipo flor (Eusmilia fastigiata) de todos los sitios de muestreo se encontraron muertos o con lesiones muy avanzadas”, se describe en el comunicado.
LA ENFERMEDAD EVOLUCIONÓ EN DOS AÑOS
Además, se señala que diversas colonias de los corales de la especie Montastrea cavernosa también presentan lesiones y mortalidad. Incluso, algunas colonias de coral muestran enfermedades como banda amarilla, manchas negras y distintos niveles de blanqueamiento.
Cabe destacar que, en una visita hecha en 2019, el equipo de especialistas no observó este fenómeno en el arrecife Bajos del Norte, por lo que estos son resultados de deterioro alarmantes a dos años de dicha exploración.
Si bien Rivas reconoce que estos corales todavía tienen la oportunidad de recuperarse por no tratarse de un daño catalogado como “irreparable”, sí es importante prestar atención ante una enfermedad que evolucionó en solo dos años en este arrecife de la Península de Yucatán.
“Tenemos que atender qué implica que los corales actuales se están muriendo. No sabemos cómo va a evolucionar esta enfermedad, podría quedarse aquí como lo vimos en 2021, podría crecer en los próximos años o, incluso, el arrecife podría demostrar cierta resiliencia, es decir, que se adapte a estas presiones y vuelva a crecer.
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“Para esto necesitamos quitarles la presión a estos arrecifes, lo que quiere decir que debemos dejar que estos se puedan recuperar. Ahí la misión de la autoridad es hacer este monitoreo y que pueda ver cómo evolucionan”, agrega.
Para determinar los factores que están ocasionando la enfermedad en los corales del arrecife, especialistas que trabajan en corales del Proyecto Alacranes ya analizan en el laboratorio las muestras que tomaron y descubrir si se trata de una enfermedad causada por bacterias.
Explica Miguel Rivas que las bacterias se reproducen mucho más rápido en aguas más cálidas. Entre otros de los hallazgos de esta primera etapa, la tripulación de la expedición observó que la temperatura del agua nunca descendió de los 29 o 30 grados centígrados durante la semana en que estuvieron en Bajos del Norte.
“Los mismos expertos decían: el agua está inusualmente cálida. Eso es preocupante solo si se mantiene en el tiempo, es decir, puede ser que estos picos de temperatura se alcanzan normalmente en el año, pero si esto se mantiene —incluso si la temperatura es alta a lo largo del verano, por ejemplo—, quiere decir que esta enfermedad va a extenderse, producto del aumento de las temperaturas del agua”, señala.
ARRECIFE NO VIGILADO POR LA AUTORIDAD GUBERNAMENTAL
Si bien este aumento en la temperatura del agua podría estar relacionada con la actual crisis climática, Miguel Rivas, quien además es doctor en ciencias biológicas por el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México, aclara que esta premisa no se puede descartar, pero tampoco afirmar hasta tener los estudios y resultados suficientes.
Ante ello, enfatiza en lo importante que es que la autoridad monitoree, visite y otorgue una categoría de protección al arrecife Bajos del Norte que, de alguna manera, se encuentra desprotegido por no ser un Área Marina Protegida razón por la que este arrecife no es vigilado por la autoridad gubernamental.
“Hoy en día este es un arrecife que solamente está ahí y nadie monitorea, excepto los científicos interesados. Por eso hacemos esta alianza”, añade.
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Para alcanzar esta categoría de protección, el doctor en ciencias explica que, de inicio, se necesita voluntad política para que la autoridad extienda el polígono que actualmente tiene el Parque Marino Nacional Arrecife Alacranes o considerar decretar pequeñas Áreas Marinas Protegidas donde se gestionen recursos que sean destinados para proteger, conservar y monitorear la zona.
Cabe mencionar que la expedición de Proyecto Alacranes es también un llamado que la comunidad científica desde Oceana hace a las autoridades, ya que, aunque han encontrado en los arrecifes de Bajos del Norte corales bien cuidados y “prácticamente saludables”, esta convocatoria requiere protegerlos ahora y no esperar a que estén deteriorados.
“Para nosotros es ponerles atención a estos arrecifes. Si para los pescadores es cada vez más difícil encontrar recursos pesqueros, van a ir hacia estas zonas, y si no se hace de una forma regulada y ordenada, vamos a destinar esta zona al colapso”, concluye Rivas. N