Acusada de infiltrar la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) con la finalidad de influir en la política estadounidense y favorecer los intereses del Kremlin, la espía rusa Maria Butina ha ofrecido una entrevista a CBS News para hablar de su experiencia en una prisión federal de Estados Unidos.
Entrevistada por Leslie Stahl para el programa “60 Minutes”, Butina declaró que su único propósito fue mejorar las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, y que siempre actuó con buenas intenciones.
Desde 2014, la rusa asistió regularmente a los eventos de la NRA en Washington, D.C. y, al parecer, dedicó mucho de ese tiempo a incurrir en el favor de los políticos republicanos.
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De hecho, hizo circular numerosas fotografías de diversas reuniones de la NRA en las que aparecía acompañada de Scott Walker [gobernador de Wisconsin], Bobby Jindal [gobernador de Luisiana] y Rick Santorum [ex senador por el estado de Pensilvania], y hasta organizó un viaje a Moscú para que algunos miembros de la asociación se reunieran con funcionarios rusos prominentes.
Con el paso del tiempo, la espía forjó estrechos vínculos con los asesores de Trump para asuntos rusos, y mantuvo contacto regular con Alexander Torshin, funcionario ruso que solía frecuentar las reuniones de la RNA y otros eventos políticos; entre ellos, la convención libertaria conocida como Freedomfest.
Según Butina, su pasión por las armas de fuego nació en la infancia, y aseguró que su interés en las actividades de la RNA derivaba de un movimiento pro-armas que ella misma fundó en su país de origen.
Sin embargo, tras su arresto de 2018, Butina se declaró culpable del cargo de conspirar como agente extranjera.
Al preguntarle si alguna vez pretendió influir en la política estadounidense, Butina respondió: “Nunca tuve la intención de influir en sus políticas… Solo quería saber más de Estados Unidos y mejorar [las relaciones] con Rusia”.
CBS y “60 Minutes” obtuvieron miles de mensajes de la cuenta Twitter de Butina, entre los que destacaba un intercambio entre ella y Torshin:
“Ya hicimos la apuesta. Ahora hay que seguir en el juego”, escribió Butina.
La respuesta de Torshin fue: “Estamos luchando por el futuro. No podemos perder… paciencia y sangre fría…”.
A lo que Butina contestó: “¡De incógnito! Por lo pronto, todo debe ser sutil y sigiloso”.
Cuando Stahl pidió a la rusa que aclarara esos tuits, Butina explicó: “Vamos a remontarnos a 2016… más o menos por la época de las elecciones. ¿Recuerdas el tratamiento que los medios estadounidenses daban a Rusia? Era una situación muy tóxica. Dicen que aquí no existe el racismo contra los rusos. ¡Ay, por favor! Por supuesto que lo hay”.
“Un viejo proverbio estadounidense dice que aunque todos los lobos tienen dientes, no todos los animales con dientes son lobos”, prosiguió la espía.
“No debes juzgar a una persona por su apariencia”. Más aún, Butina acusó al gobierno estadounidense de tergiversar sus intenciones, y criticó el sistema de justicia de Estados Unidos, asegurando que había cucarachas en la cárcel y que la obligaron a pasar 100 días en confinamiento solitario.
John Demers, fiscal general adjunto para seguridad nacional, calificó a Butina de “agente de influencia… Tenía acceso a individuos que, a su parecer, estaban muy cerca del poder en Estados Unidos”.
A decir de Demers, la rusa trasgredió las leyes al actuar como una agente que promovía los intereses rusos, al tiempo que “fingía no serlo”.
El funcionario concluyó agregando que era “muy probable” que Moscú explotara el arresto de Butina con fines de propaganda.
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek