Los grupos opositores a Irán se alistan para la debacle del gobierno. ¿Todos están preparados?
El 13 de julio pasado, el abogado personal del presidente Donald Trump, Rudi Giuliani, habló ante un grupo opositor iraní llamado Mujahedin e-Khalq (Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán, MEK), en el campamento altamente resguardado del grupo en la zona rural de Albania, donde alrededor de 3,400 miembros se han preparado para el derrocamiento del régimen clerical de Teherán.
Al llamar al MEK como el “gobierno en el exilio” de Irán, Giuliani les aseguró a los miembros del MEK que la administración de Trump considera al grupo como un remplazo aceptable al régimen actual.
“Nos da confianza que, si hacemos las acciones para derrocar a ese régimen horrible, cuanto antes mejor, no solo salvaremos vidas, sino que seremos capaces de confiarle la transición de Irán a un grupo de personas muy responsables”, dijo el exalcalde de la Ciudad de Nueva York al público que aplaudía.
Como otros exfuncionarios estadounidenses, Giuliani ha sido un conferencista frecuente —y bien pagado— en los eventos del MEK en los últimos años. También lo ha sido John Bolton, el beligerante asesor de seguridad nacional de Trump, quien ha ganado 180,000 dólares con sus discursos ante el MEK, según Joanne Stocker, editora de The Defense Post y una experta en el MEK. Bolton dejó de hablar ante el grupo el año pasado cuando asumió su puesto en la Casa Blanca, el cual le prohíbe dichas apariciones. Pero en su último discurso ante el MEK en un mitin en París en 2017, Bolton apoyó entusiastamente la afirmación del grupo de que es la alternativa más atractiva al régimen iraní.
“Hay una oposición viable al mando de los ayatolás y esa oposición está reunida en esta sala hoy”, dijo Bolton. Su divulgación financiera mostró que ganó 40,000 dólares por ese discurso.
El MEK, cuyo nombre significa los “Guerreros Sagrados del Pueblo”, es el más viejo, mejor organizado y más conocido entre varios movimientos opositores iraníes esperando entre bastidores. Pero hay otros. Un grupo son los monarquistas, encabezados por el hijo del sah depuesto, el príncipe heredero Reza Pahlavi, quien espera coordinar a los diferentes grupos opositores y crear un gobierno provisional hasta que se puedan celebrar elecciones democráticas. También hay varios grupos armados que representan a las oprimidas minorías étnicas y religiosas de Irán, quienes favorecen un gobierno de tipo federal que les daría mayor autonomía a sus regiones.
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Previamente este año, la administración de Trump dijo que no descartaría al MEK como un reemplazo viable al régimen actual. Pero, al mismo tiempo, altos funcionarios también enfatizan que Trump no busca cambiar el régimen. Más bien, a decir de estos funcionarios, la administración se enfoca en la campaña de Trump de sanciones económicas contra Irán destinadas a obligar al régimen a negociar lo que funcionarios estadounidenses llaman “cambios de conducta”.
Estos incluyen un fin verificable al programa de armas nucleares de Irán, un alto a su desarrollo de misiles balísticos y un alto a su apoyo a milicias delegadas en Líbano, Siria, Irak y Yemen, que han expandido la influencia de Irán a lo largo y ancho de Oriente Medio. Irán ha rechazado las exigencias de la administración, describiéndolas como comparables a un cambio de régimen.
Cambio de régimen o no, los grupos opositores todavía están profundamente divididos, lo cual mina sus posibilidades de algún día tomar el poder, dicen los expertos en Irán. Al paso de los años, varios grupos opositores han intentado en repetidas ocasiones formar un frente unido contra Teherán, pero sus intentos han fracasado por historias, agendas y personalidades en conflicto.
La oposición al régimen clerical de Irán, en la forma de protestas callejeras y ataques armados contra funcionarios e instalaciones del gobierno, ha existido desde la revolución islámica de 1979 en el país. Pero algo es diferente ahora. Lo que distingue a las protestas más recientes de las que se dieron en 2009, 2017 y 2018, es tanto la severidad de las aflicciones económicas de Irán y la renuencia del régimen a reprimir duro a los manifestantes por miedo a suscitar otra revolución.
“Por estos días, son cautelosos”, dijo a Newsweek Abdullah Mohtadi, líder del Partido Komala del Kurdistán Iraní, uno de los principales grupos étnicos de oposición en el país. “Ellos saben cuán frágil es el sistema”.
Funcionarios de la administración dicen que los líderes iraníes pueden negociar los cambios de conducta que Trump exige o ver despedazarse la economía de su país. Con el tiempo, insisten ellos, el régimen iraní se doblegará a la voluntad del presidente. Hasta ahora, Irán continúa desafiando a Trump con una campaña de amenazas y acoso contra barcos en el golfo Pérsico que ha atraído refuerzos navales y aéreos de Estados Unidos y Gran Bretaña a la región. Mientras tanto, una reciente evaluación de inteligencia suiza supuestamente dice que los líderes iraníes esperarán a las lecciones estadounidenses en noviembre de 2020 con la esperanza de que Trump sea derrotado, y una administración demócrata retire las sanciones y regrese al acuerdo nuclear de 2015.
Aun así, muchos analistas dicen que las tensiones actuales podrían convertirse fácilmente en un conflicto armado y el colapso del régimen de Teherán. Esa posibilidad ha planteado la pregunta de qué tipo de gobierno iraní podría venir después. Y esa conversación inevitablemente deriva en los grupos opositores de Irán.
EL MISTERIO DEL MEK
El MEK ha sido la principal voz opositora contra la República Islámica por años. En la última década, sus líderes y partidarios han presentado el grupo como una organización secular, democrática y no violenta con amplio apoyo popular dentro de Irán.
También es el grupo más controvertido. Muchos exfuncionarios estadounidenses y expertos en Irán cuestionan las credenciales democráticas del MEK, así como la amplitud de su base de partidarios dentro de Irán. De hecho, prácticamente toda afirmación hecha por la organización suscita negaciones y contraargumentaciones.
Fundado en 1965 por estudiantes iraníes que se oponían a la monarquía, instaurada por Estados Unidos, del sah Mohammad Reza Pahlavi, el MEK abrazaba una mezcla de marxismo e islamismo. Fue el primer grupo opositor en tomar las armas contra el sah y sus partidarios en Occidente. En la década de 1970, según la inteligencia estadounidense, el grupo asesinó a tres coroneles del ejército, mató a otros tres contratistas y bombardeó las instalaciones de numerosas compañías, todos de Estados Unidos, con lo que se ganó un lugar en la lista de Washington de organizaciones terroristas extranjeras.
El MEK también apoyó al ayatolá Ruhollah Khomeini, quien encabezó la revolución islámica que depuso al sah en 1979. El grupo apoyó la toma de la embajada estadounidense, pero rompió con Khomeini por su decisión de liberar a los rehenes estadounidenses. En 1981, después de iniciar una revuelta frustrada contra el régimen de Khomeini, el MEK fue obligado a entrar en la clandestinidad mientras sus principales líderes, el equipo de marido y esposa de Massoud y Maryam Rajavi, huyeron a París para evitar su arresto.
Pero la guerra entre Irak e Irán, la cual empezó en 1980, le dio al MEK otra oportunidad de combatir al régimen. El grupo se alineó con Saddam Hussein y envió alrededor de 7,000 de sus miembros a Irak para entrenarlos militarmente. Equipado por Saddam, la organización entabló numerosas batallas contra las fuerzas iraníes durante la guerra. En 1988, el grupo lanzó una invasión armada para derrocar al régimen, pero sufrió una derrota importante y perdió más de 3,000 soldados. La invasión también llevó a Irán a ejecutar a miles de prisioneros políticos del MEK. Cuando la guerra terminó mas tarde ese año, Saddam evitó que la organización llevara a cabo más ataques allende la frontera.
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Muchos eruditos independientes dicen que la alianza del MEK con Saddam en esa guerra larga y sangrienta convirtió al grupo en traidores al parecer de la mayoría de los iraníes. En la década de 1990, los Rajavi implementaron una serie de medidas parecidas a un culto para evitar deserciones. Según un informe de Human Rights Watch de 2005, basado en entrevistas con varios desertores, a los miembros se les exigía, entre otras cosas, divorciarse de sus cónyuges y mandar a sus hijos al extranjero para ser adoptados, con tal de que las obligaciones familiares no distrajeran su atención de la lucha contra la República Islámica.
Después de que fuerzas estadounidenses derrocaron a Saddam y ocuparon Irak en 2003, estas desarmaron al MEK y pusieron a los 3,400 miembros restantes del grupo bajo protección estadounidense. Ese mismo año, Massoud Rajavi desapareció misteriosamente, y Maryam asumió el liderazgo único del grupo.
En 2009, ella lanzó una campaña de varios millones de dólares desde sus oficinas centrales en París para que el MEK fuera eliminado de la lista de terroristas de Washington. A pesar de su condición oficial como una organización terrorista extranjera, la organización operaba abiertamente en Washington desde unas oficinas en el National Press Club, abrazado cálidamente por beligerantes iraníes. El grupo celebraba recepciones esplendorosas en el Capitolio y empezó a pagar hasta 50,000 dólares a eminentes figuras políticas y militares de Estados Unidos para que dieran discursos en los que enfatizaran lo que el grupo había dicho que era su compromiso con un Irán secular y democrático.
Además de Bolton y Giuliani, la lista de conferencistas pagados por el MEK incluía a Andrew Card, exjefe de gabinete de la Casa Blanca; el general James Jones, exasesor de seguridad nacional; Fran Townsend, exasesora de terrorismo de la Casa Blanca; Michael Mukasey, exfiscal general; Tom Ridge, exsecretario de seguridad nacional; Louis Freeh, exdirector del FBI; Porter Goss, exdirector de la CIA; John Sano, exsubdirector de la CIA; el general Richard Myers, expresidente del Estado Mayor Conjunto; el general Wesley Clark; el general Anthony Zinni; Howard Dean, exgobernador de Vermont; Ed Rendell, exgobernador de Pensilvania; Robert Torricelli y Evan Bayh, ambos senadores, y John Lewis y Patrick Kennedy, ambos representantes, entre otros.
“Algunas personas lo hacen solo por el dinero; otros lo hacen porque odian a la República Islámica de Irán”, dijo Barbara Slavin, quien encabeza el proyecto Futuro de Irán en el Consejo del Atlántico, un grupo de expertos en política exterior en Washington.
“Ellos abrazan el viejo adagio de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, y saben que este es un grupo que a Irán le produce indigestión. La cereza del pastel es que pagan bien”.
La cuestión de cómo el MEK puede costear honorarios tan generosos para los conferencistas fue respondida parcialmente cuando Newsweek reportó primero que la búsqueda de posguerra de las supuestas armas de destrucción masiva de Irak descubrió documentos que mostraban que Saddam Hussein le había dado al grupo cupones para la venta de más de 38 millones de barriles de petróleo a intermediarios extranjeros en los cuatro años que precedieron a la invasión estadounidense.
Un informe de Charles Duelfer, el principal inspector de armas estadounidense, calculó que el MEK ganó hasta 16 millones de dólares por las ventas de los cupones. (Tras la caída de Saddam, muchos expertos han especulado que Arabia Saudita, el archirrival de Irán, se hizo cargo de financiar al grupo.)
Mientras tanto, el MEK llegó a ser conocido como un valioso recurso de inteligencia. En 2002, fue reconocido por exponer la entonces secreta planta de enriquecimiento de uranio de Irán en Natanz, lo cual llevó a inspecciones de Naciones Unidas. Durante un periodo de cinco años que empezó en 2007, asesinos del MEK —financiados, entrenados y armados por el servicio de inteligencia Mossad de Israel— mataron a media docena de científicos nucleares iraníes, dijeron funcionarios estadounidenses a NBC News.
En 2011, milicias proiraníes en Irak mataron a unos 140 miembros del MEK y avergonzaron terriblemente a los militares estadounidenses, los cuales eran responsables de su protección. Para evitar una carnicería mayor, Hillary Clinton, por entonces la secretaria de Estado, eliminó al grupo de la lista de terroristas en 2012, una medida que allanó el camino para la evacuación de los miembros del MEK del Campamento Ashraf a Albania.
Pero ¿algo había cambiado realmente?
Daniel Benjamin, el coordinador de contraterrorismo del Departamento de Estado por entonces, dijo a Newsweek que la eliminación de la lista se hizo “a discreción de la secretaria por una preocupación humanitaria, porque de lo contrario ningún país los aceptaría, y no porque hubiera cambiado el pensamiento dentro del MEK. Simplemente no queríamos más sangre en nuestras manos”.
“El MEK ha hecho un trabajo excelente en presentarse a sí mismos como demócratas”, comentó Benjamin, ahora director del Centro Dickey de Entendimiento Internacional en el Colegio Dartmouth. “Ellos hablan y hablan, pero no hay evidencia alguna de que hayan cambiado de alguna manera. Y no hay duda de su apoyo dentro de Irán: no tienen un grupo estadísticamente significativo de partidarios en Irán”.
Funcionarios del MEK y su rama política, el Consejo Nacional de Resistencia de Irán (NCRI), niegan vehementemente esta versión de la historia del grupo, incluida cualquier responsabilidad en el asesinato de estadounidenses.
“El régimen iraní se ha empeñado en esta campaña de desinformación por cuatro décadas”, dice a Newsweek Ali Safavi, director de la oficina del grupo en Washington. “Han invertido sumas enormes de dinero en ella y desarrollado una sofisticada red de locutores de noticias y cabilderos en Estados Unidos y Europa para satanizar a la oposición iraní diciendo que no tiene apoyo en Irán y que no es democrática”.
Hoy, añade Ali Safavi, el NCRI “une a varios grupos diferentes y alrededor de 500 personalidades bien conocidas de la oposición que están comprometidas con establecer una república democrática, secular y no nuclear”. Su financiamiento, agrega, proviene únicamente de miembros adinerados en la comunidad de la diáspora iraní.
Pero otros grupos opositores dicen que el MEK ha rechazado sus propuestas de coordinación. “Son sordos a cualquier propuesta que no sean sus propias creencias”, comenta el líder de un grupo opositor, quien habla bajo la condición del anonimato al discutir una sensible política opositora.
SURGE UNA FIGURA REAL
Mientras la administración de Trump le aprieta las tuercas a la República Islámica, el príncipe heredero Reza Pahlavi ha hablado en contra del régimen de Teherán y pedido que los opositores formen un solo bando bajo su liderazgo y visión de un Irán democrático.
Pahlavi, de 58 años, tenía solo 17 años cuando la revolución iraní llevó a su familia al exilio. Pero en las últimas cuatro décadas ha observado de cerca cómo se ha desarrollado Irán, donde, asegura, el descontento con la corrupción del gobierno y el mal manejo de la economía ha llevado al régimen al borde del colapso.
“La atmósfera [en Irán] parece estar cerca de un punto crítico”, dijo en febrero a Radio Farda, el servicio de transmisiones en lenguaje persa del gobierno estadounidense.
Pero aun cuando Pahlavi vive en las afueras de Washington, ha sido un miembro poco familiar en los círculos de la política exterior. Los críticos han dicho que carece de carisma y determinación. En 1980, emitió una proclama declarándose sah, pero luego se retractó. En la década de 1980, la inteligencia estadounidense supuestamente se acercó a Pahlavi con una propuesta de enviar una fuerza monarquista a la isla Kish de Irán en el golfo Pérsico con apoyo naval y aéreo de Estados Unidos. La primera pregunta de Pahlavi supuestamente se enfocó en la estrategia de salida.
Pero desde finales del año pasado, Pahlavi se ha propuesto aumentar su perfil mediante reunirse con grupos de expertos para explicar el papel que él podría tener mientras los dispares grupos opositores al régimen se preparan para su caída. Pahlavi dice que se ve a sí mismo como una figura que puede guiar a esos grupos a producir un plan común para una transición política. Él ya ha dado un paso en esa dirección con su Proyecto Fénix, un intento de juntar a científicos, eruditos y expertos iraníes exiliados para abordar los problemas que enfrentaría cualquier gobierno sucesor demócrata en Irán. Y ha dicho que no tiene la ambición personal de gobernar Irán.
Los partidarios de Pahlavi incluyen a varios grupos monarquistas conformados por exiliados iraníes en Estados Unidos y Europa, así como una cantidad desconocida en Irán, algunos de los cuales pidieron que se restaurara la monarquía durante las manifestaciones contra el gobierno en 2017.
En los últimos años, varias televisoras con oficinas en Europa han transmitido programas a favor de la monarquía en Irán en un intento de crear un sentimiento de nostalgia prerrevolucionaria. Pero Pahlavi sigue siendo impopular entre las minorías étnicas de Irán, quienes no han olvidado el chovinismo persa de la monarquía. Y algunos iranoestadounidenses han instado al príncipe heredero a distanciarse del gobierno autoritario de su padre como un prerrequisito para cualquier papel de liderazgo.
Patrick Clawson, director de investigación del Instituto Washington, sugirió que Pahlavi preferiría un papel como monarca ceremonial sin una responsabilidad de gobierno de forma similar a la monarquía constitucional de Gran Bretaña. “Él quiere ser la reina Isabel”, dijo Clawson a Slavin, del Consejo del Atlántico.
LA LUCHA EN LA PERIFERIA
Entre todos los grupos opositores iraníes, los que están entablando más la verdadera lucha contra el régimen son aquellos que representan a las minorías étnicas y religiosas del país: los kurdos y azeríes en el noroeste, los árabes en el sudoeste, y los baluchis en el sudeste, quienes exigen autonomía para sus regiones.
Según Naysan Rafat, un experto en Irán del Grupo de Crisis Internacional, estos grupos han llevado a cabo ataques frecuentes, pero de pequeña escala contra objetivos del gobierno desde la revolución. El gobierno los retrata como terroristas, apoyados por rivales regionales.
En los últimos años, el Partido Komala del Kurdistán Iraní ha tomado la delantera en tratar de unificar a estos grupos diferentes bajo la idea de reemplazar al régimen clerical de Irán con un gobierno federal descentralizado cuya constitución salvaguarde los derechos de las minorías étnicas del país.
“Lo cierto es que este régimen se colapsará tarde o temprano”, dijo Mohtadi, del Partido Komala. “Queremos evitar la posibilidad de que un colapso lleve a la división del país en diferentes regiones étnicas”.
Mohtadi insta a la administración de Trump a establecer contacto con los grupos opositores para planear lo que seguirá después. Sin tales preparaciones, advierte, al colapso del régimen podría seguirle una toma del poder por parte de las Guardias Revolucionarias de Irán, o la desintegración del país en el caos.
“La administración de Trump ha presionado al régimen iraní económica y políticamente —concede Mohtadi—, pero en términos de acercarse a la oposición iraní, no he visto algo serio”.
ESPERAR UNA CHISPA
De hecho, la administración de Trump no se ha reunido con alguna figura opositora iraní, al contrario, se ha distanciado deliberadamente de los grupos por ahora. “El futuro de Irán lo decidirá el pueblo iraní”, dijo Brian Hook, representante especial de la administración para Irán, a Newsweek en una entrevista. “Nosotros no elegimos ganadores y perdedores en ese asunto”.
Por supuesto, eso podría cambiar de la noche a la mañana. Asesores de la casa Blanca dicen que Bolton todavía trata de convencer al presidente de adoptar una política explícita de cambio de régimen en Irán, lo cual aumentaría el valor de los grupos opositores. Los analistas aseguran que este es especialmente el caso del MEK, dada la organización, financiamiento y gran visibilidad del grupo en Washington.
Algunos partidarios creen que el MEK ya se ha movido al frente de la línea en la decisión de la administración de no descartar al grupo como una alternativa viable al régimen de Teherán.
Pero, por ahora, las sanciones económicas de Trump siguen siendo el elemento principal de su política con Irán. “Si queremos llegar a un punto en el que los delegados de Irán sean más débiles y el régimen no tenga los recursos que necesita para desestabilizar a Oriente Medio, ello requerirá de presión económica”, dijo Hook. “No hay otra manera de lograr esa meta”.
Para los grupos opositores iraníes, este estado de no paz —y no guerra— significa que no hay un vacío de poder en Irán que llenar. Y conforme las tensiones entre Teherán y Washington continúan caldeándose, todos estos grupos solo pueden esperar una chispa que finalmente ponga en juego el futuro político de Irán.
¿Estarán listos, y lo estará Washington?
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek