La llegada a la Presidencia de Brasil del ultraderechista Jair Bolsonaro, que defiende el uso de la fuerza letal por la policía para combatir la delincuencia con mano dura, genera “preocupación” respecto a los derechos humanos en el país, asegura Human Rights Watch (HRW).
El director para las Américas de HRW, José Miguel Vivanco, alertó en una entrevista concedida a la AFP en Sao Paulo sobre las medidas que pueda adoptar el nuevo presidente, “que hizo campaña electoral cuestionando y contradiciendo principios básicos en materia de derechos humanos”.
“Eso generó preocupación e interés en la comunidad mundial y es una de las razones por las que estamos aquí”, añadió en la víspera de la presentación del informe anual de HRW, que analiza la situación de los derechos humanos en más de 100 países, y en el que el gigante sudamericano tuvo mucho destaque.
Bajo el intertítulo “El lado sombrío del régimen autocrático”, el director ejecutivo de la ONG, Kenneth Roth, advierte en el documento que “Brasil eligió como presidente a Jair Bolsonaro, alguien que con gran riesgo a la seguridad pública, aúpa abiertamente el uso de fuerza letal por policías y miembros de las fuerzas armadas en un país ya devastado por una alta tasa de homicidios”.
Precisamente sobre esa cuestión discutió el martes Vivanco con el ministro de Justicia, Sergio Moro, durante la reunión que mantuvieron para abordar diferentes cuestiones de derechos humanos, justo el día en que Bolsonaro firmó un decreto para facilitar la adquisición de armas por parte de la sociedad civil.
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“Es un tema delicado al que le hemos prestado atención dado los altos índices de violencia en Brasil. No creemos que el acceso a armas por parte de la población en general sirva para reducir esa violencia”, afirmó el director regional de HRW.
“Al contrario, la va a incrementar, al menos eso es lo que demuestra la experiencia y documentación empírica”, pronosticó.
Vivanco describió a Bolsonaro como “un autócrata, populista pero de derecha, a quien le importan los derechos humanos sólo en Venezuela, Cuba o Nicaragua, con una visión selectiva de los derechos humanos”.
Derechos humanos politizados
En líneas generales, el director de la ONG señaló que Latinoamérica vive un retroceso y está “mal” en materia de derechos humanos.
A su juicio, la concentración de poder en manos de algunos “gobiernos bolivarianos” logró “politizar el tema de derechos humanos de una manera que impide progresar en la región”, y tampoco generar “consensos básicos como la defensa de la libertad de prensa y del trabajo de la sociedad civil”.
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“La opinión pública está dividida y muchas veces hasta confundida respecto de dónde están los valores básicos, eso lo demuestra la elección en Brasil”, subrayó.
Para Vivanco, que un gobernante llegue al poder con sólido apoyo popular y un discurso contrario a los derechos humanos, como ha ocurrido con Bolsonaro, es un hecho inédito en la región.
“Es una situación nueva, de gran preocupación, veremos cómo ejerce el poder”, valoró.
El directivo, sin embargo, no quiso establecer paralelismos entre Bolsonaro y el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez. “No creo que estemos en condiciones de emitir comentarios tan tajantes, aún, tiene dos semanas en el poder”.
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El capítulo que trata de Brasil en el informe destaca los índices de violencia y el incumplimiento de algunos estándares internacionales en materia de seguridad pública y conducta policial.
Las condiciones en las prisiones superpobladas, las amenazas a la libertad de expresión, a los derechos de grupos vulnerables como niños, mujeres, migrantes y a personas con deficiencia ganaron también menciones especiales, así como a los derechos laborales y de diversidad sexual.
El informe hace énfasis en los riesgos en las áreas rurales, destacando el uso de agrotóxicos, o en las muertes por conflicto de tierras. También aborda la política externa de Brasil en materia de derechos humanos, así como la posición interna en relación a “los abusos de la dictadura” militar que gobernó el país entre 1964 y 1985.
Venezuela también ganó relevancia en el documento, en especial el movimiento migratorio de más de tres millones de ciudadanos que abandonaron el país por la situación política, social y económica.
“La única buena noticia que podemos identificar en el caso de Venezuela es que existe un consenso a nivel internacional entre las principales democracias del mundo que consideran que Nicolás Maduro es un gobernante ilegítimo”, valoró Vivanco.