La carne producida en el laboratorio podría salir a la venta a corto plazo y, a fin de que los estadounidenses puedan consumirla con seguridad, la producción estará supervisada por la Administración para Alimentos y Medicamentos (FDA) y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
Las dos dependencias gubernamentales han hecho una declaración conjunta en la que informan sobre su colaboración para “fomentar estos productos alimentarios innovadores y mantener los estándares de salud pública más altos”. La FDA será responsable de reglamentar los aspectos de obtención, almacenamiento y desarrollo de las células utilizadas para producir la carne artificial, en tanto que USDA se hará cargo de la producción y el etiquetado de los productos cárnicos.
La declaración detalla: “Durante la etapa de cosecha celular se hará la transición de la FDA a la supervisión de USDA. Este esquema normativo se fundamentará en la experiencia de FDA para reglamentar las tecnologías de cultivos celulares y biosistemas vivos, así como en la trayectoria de USDA para regular los productos avícolas y ganaderos de consumo humano. USDA y FDA tienen confianza en que este esquema normativo podrá implementarse de forma exitosa y garantizará la seguridad de dichos productos”.
En 2013, un equipo de científicos creó la primera hamburguesa hecha con carne cultivada y, desde entonces, se ha disparado la financiación para la carne artificial, con empresas privadas e inversionistas prominentes que han dado fuerte impulso a su desarrollo comercial. La carne se produce a partir de células madre obtenidas de aves de corral y ganado, las cuales se cultivan para producir tejido muscular.
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La carne de laboratorio ofrece muchos beneficios, pues eliminaría la necesidad de criar y matar animales (cada año se sacrifican alrededor de 9 mil millones de pollos y 32 millones de cabezas de ganado, solo en Estados Unidos) y contribuiría a limitar el cambio climático (la agricultura, y en particular la producción de carne, es una fuente importante de emisiones de gases de invernadero). Por otra parte, si es factible escalarla con éxito, esta tecnología redundaría en grandes incentivos financieros.
Hasta ahora, no existía un marco normativo para definir cómo llegarían estos productos hasta los platos de los consumidores.
Por ello, FDA y USDA se reunieron a fines de octubre pasado para analizar el potencial de los productos cárnicos desarrollados en el laboratorio, y para estudiar un esquema normativo que permita implementar la producción de estos alimentos. En estos momentos se encuentran “refinando los detalles técnicos”, pero aseguran que, entre ambas, tienen la autoridad para reglamentar el sistema de manera que no se requiera de una legislación adicional.
Expertos de la industria han celebrado la declaración de USDA y FDA. En entrevista con FoodNavigator-USA, Brian Spears, de la startup para carne cultivada New Age Meats, dijo que “[la noticia] reduce la incertidumbre y da luz verde al desarrollo de tecnologías innovadoras en Estados Unidos, con objeto de producir carne con mejor sabor, más saludable y más sostenible. Así mismo, el marco conjunto contribuye a acelerar la creación de empleos seguros y bien remunerados tanto en [investigación y desarrollo] como en producción”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek