La boda del fundador de Amazon, Jeff Bezos, y la expresentadora Lauren Sánchez, que se celebrará este viernes 28 de junio en Venecia, ha capturado la atención del mundo tanto por su derroche de lujo como por el debate que ha generado en una ciudad que ya sufre los efectos del turismo masivo.
En medio de una Venecia abarrotada, los flashes se enfocaron en Lauren Sánchez, quien fue fotografiada luciendo dos anillos de diamantes gigantescos en ambas manos, uno con corte almohada y otro ovalado, del tamaño de un huevo, según medios internacionales. Su look deslumbrante anticipa una celebración que promete opacar cualquier otra boda de celebridades este año.
UN EVENTO DE ESTRELLAS… Y PROTESTAS
La ceremonia se llevará a cabo en la isla de San Giorgio Maggiore, frente al Arsenal veneciano, en un anfiteatro al aire libre con vistas a la icónica Plaza de San Marcos. Según la prensa italiana, Matteo Bocelli, hijo del tenor Andrea Bocelli, ofrecerá una serenata a los novios.
Sánchez, de 55 años, y Bezos, de 61 —quienes ya contrajeron matrimonio civil en Estados Unidos—, han reservado el lujoso hotel Aman, un palacio renacentista con habitaciones desde 2,000 euros por noche, completamente ocupado por la comitiva.
La lista de invitados es tan imponente como sus superyates navegando la laguna: Kim Kardashian, Ivanka Trump, Tom Brady, Leonardo DiCaprio, Oprah Winfrey y la reina Rania de Jordania son solo algunos de los nombres captados por los fotógrafos.

LUJO QUE DIVIDE
La fastuosidad del evento ha encendido críticas. Mientras las autoridades locales defienden el impacto económico —se estima que la boda costará al menos 40 millones de euros, de los cuales el 80% beneficiará a negocios y residentes locales, según el presidente regional Luca Zaia—, colectivos ciudadanos protestan contra la “privatización” de espacios públicos y el refuerzo en la vigilancia.
El colectivo “No Space for Bezos” organizó manifestaciones con el lema “Venecia no está en venta”, denunciando cierres de canales y represión contra activistas, como los miembros de Extinction Rebellion. Greenpeace también ha cuestionado el impacto ambiental del evento, especialmente por el uso de jets privados en plena crisis climática.
ENTRE MONTECARLO Y EL DESCONTENTO LOCAL
Para algunos venecianos, el evento refuerza la imagen de la ciudad como un destino de élite:
“Esta boda moldea también la imagen de la ciudad. No son los ricos como Bezos quienes colapsan Venecia, sino el turismo de un solo día que deja poco y consume mucho”, declaró Samuel Silvestri, comerciante local.
Otros, como la estudiante Chiara Trabuio, opinan que el evento “genera dinero, sí, pero va contra la cultura y la naturaleza de Venecia”.
UN PRECEDENTE Y UNA CIUDAD EN LA MIRA
Bezos no es el primero en casarse en Venecia —George Clooney lo hizo en 2014 con Amal Alamuddin—, pero su perfil como uno de los hombres más ricos del planeta, propietario de una empresa aeroespacial y criticado por las condiciones laborales en Amazon, lo convierte en un blanco más visible.
Pese a la controversia, las autoridades aseguran que no hay intención de bloquear la ciudad. El prefecto Darco Pellos indicó que no se reforzará la seguridad más allá del dispositivo habitual del verano.
Venecia, que recibe a más de 100,000 turistas al día en temporada alta, ha buscado controlar el flujo de visitantes con medidas como el boleto de entrada para turistas de un día. Pero la boda de Bezos y Sánchez ha vuelto a abrir el debate: ¿puede una ciudad patrimonio de la humanidad sostener este modelo de turismo de élite?
Por ahora, lo único seguro es que la boda será un espectáculo global, un Montecarlo flotante entre protestas y aplausos, con una ciudad entera como telón de fondo. N
(Con información de agencias)