La incertidumbre sobre la llegada de Tesla a Nuevo León, la sombra de los aranceles propuestos por Donald Trump se ha dejado sentir, y ha provocado su primer gran efecto en la industria: el cierre de AGP Glass, una empresa belga especializada en cristales inteligentes para vehículos eléctricos. Ubicada en Santa Catarina, Nuevo León, la planta ha iniciado su desmantelamiento tras perder un contrato clave con Tesla para la producción de parabrisas del Cybertruck.
CONSECUENCIAS DEL CIERRE DE AGP GLASS
Marcelo Sereno, ex director de Proyectos de Expansión de AGP Glass y actual encargado de la liquidación, confirmó que los retrasos en la producción y la reducción del volumen fueron factores determinantes para la clausura de la planta. La compañía había invertido 250 millones de dólares en su instalación, la más grande dentro del parque industrial Finsa Santa Catarina, ubicada a solo 10 km del terreno donde Tesla planea construir su Gigafactory, reportó Milenio.
A este escenario se suma la cancelación por parte de Ford de su plan de producción de camionetas eléctricas en Cuautitlán Izcalli, reflejando un entorno incierto para la industria automotriz en México.
VENTA DE ACTIVOS Y REPERCUSIONES EN LA INDUSTRIA
En el proceso de liquidación, AGP Glass ha cumplido con sus obligaciones laborales y planea vender sus activos mediante una subasta con Myron Bowling Auctioneers Mexico el próximo 8 de abril. Según Carlos Berthoud, director de la firma subastadora, ya hay “clientes muy interesados de Turquía, Asia, Estados Unidos y Canadá”.
Mientras tanto, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, había anunciado en diciembre de 2023 que la Gigafactory de Tesla fabricaría el Cybertruck y un modelo económico, consolidando al estado de Nuevo León como un hub global de electromovilidad.
LOS RETOS PARA LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ EN MÉXICO
A pesar de la salida de AGP Glass, México sigue siendo un destino atractivo para inversiones en el sector automotriz. “México sigue siendo competitivo gracias a su talento, costos laborales y ubicación estratégica”, destacó Sereno.
Sin embargo, el país enfrenta desafíos en la transición hacia los vehículos eléctricos, como la infraestructura de carga, la autonomía de las baterías y los costos de producción. La industria automotriz mexicana deberá adaptarse a estas nuevas exigencias para mantenerse relevante en el mercado global. N