En el ámbito corporativo, los ascensos profesionales han sido vistos tradicionalmente como la meta principal; sin embargo, un número creciente de jóvenes de la generación Z (nacidos entre 1996 y 2010) opta por rechazarlos, priorizando el equilibrio entre su vida laboral y personal, así como sus propios intereses.
El informe anual Workmonitor 2024, elaborado por la empresa de recursos humanos Randstad, con sede en Ámsterdam, reveló que 39 por ciento de los trabajadores no están interesados en ascender, mientras que un 42 por ciento afirmó que rechazaría una promoción sin dudarlo.
Para Emma, de 25 años, esta decisión es completamente intencional y responde a razones personales profundas. “Si tuviera que resumirlo, diría que se trata de mis prioridades. La vida no se reduce solo al trabajo, sobre todo cuando muchas empresas ofrecen condiciones laborales desfavorables”, comentó a Newsweek.
A pesar de que su carrera profesional es relativamente temprana, Emma ya ha desarrollado una visión pragmática del trabajo. La joven considera que su trabajo es estrictamente una fuente de ingresos, más que una parte definitoria de su identidad. Cree que, a menos que un ascenso le ofrezca un aumento salarial significativo y una verdadera felicidad, no vale la pena el estrés y la responsabilidad adicionales.
Una de las principales razones por las que los empleados más jóvenes, como Emma, rechazan los ascensos es la compensación entre las responsabilidades adicionales y lo que ella describe como “ganancias marginales”. Cuando la carga de trabajo adicional no conlleva una compensación económica significativa, es menos probable que los jóvenes aprovechen la oportunidad.
“He llegado a un punto en el que trato mi trabajo simplemente como una fuente de ingresos, nada más y nada menos, tal como los empleados son vistos como números por la alta dirección”, explicó Emma.
GENERACIÓN Z: LOS ASCENSOS YA NO LOS RETIENEN EN EL TRABAJO
Las preocupaciones de Emma reflejan un sentimiento más amplio entre los trabajadores de la generación Z, que sienten poca lealtad hacia los empleadores que, en su opinión, los ven como prescindibles. Sostuvo que, con el auge de la inteligencia artificial (IA) y el trabajo remoto, la relación entre empleado y empleador está más fracturada que nunca.
“Sin duda, la gente más joven como yo está empezando a rechazar ascensos porque las empresas no son verdaderamente leales a sus empleados. Somos reemplazables. Con la llegada de la IA, esta desconexión acabará siendo más evidente. Los empleadores y los empleados acabarán distanciándose debido a intereses contrapuestos”, afirmó.
“Estamos viendo un importante punto de inflexión en lo que significa una carrera, y esto se está notando de manera importante entre los empleados más jóvenes”, dijo a Newsweek Rita McGrath, profesora de la Escuela de Negocios de Columbia y asesora de directores ejecutivos de compañías Fortune 500.
Mientras que en el pasado los empleados solían quedarse en una empresa y ascender en la escala profesional, McGrath explicó que la gente más joven está cambiando la forma en que construye su carrera.
En palabras de McGrath, para los baby boomers las empresas ofrecían la posibilidad de que aceptar el próximo ascenso era una garantía de un futuro brillante. “Esa ganga ya no existe. Como me gusta decir, las empresas han hecho un trabajo fantástico enseñando a su gente que no existe la lealtad, y ahora los empleados están devolviendo el favor”, concluyó. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)