En Durango, 95 casos de violencia vicaria han sido documentados por el Frente Nacional Contra la Violencia Vicaria en los últimos años, Jenifer Seifert, cofundadora del Frente, explicó que muchas mujeres prefieren no visibilizar su situación por temor a represalias de los agresores y por la revictimización que enfrentan en las instituciones.
Según sus declaraciones, las autoridades suelen desestimar las denuncias de violencia familiar, sugiriendo que las mujeres reconsideren sus decisiones y dialoguen con sus agresores.
Este tipo de violencia, definida como el uso de hijos e hijas para causar daño a las madres, permanece sin reconocimiento legal en el estado, lo que coloca a las víctimas en una situación de desamparo jurídico.
Seifert subrayó que desde 2021 se han promovido iniciativas para legislar sobre la violencia vicaria en Durango, sin obtener avances significativos
. A diferencia de 29 estados que ya han reconocido este tipo de violencia en su marco jurídico, en Durango, acusó que el Congreso local no ha permitido el diálogo necesario para aprobar una ley.
La activista señaló la existencia de intereses que obstaculizan esta legislación, enfrentándose a una fuerte oposición por parte de ciertos sectores.
Asimismo, recordó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha establecido que la violencia vicaria es una forma de violencia continua contra las mujeres, que trasciende la sustracción de los hijos o el impedimento de convivencia. Según apuntó, este tipo de violencia surge durante el noviazgo y se intensifica cuando las mujeres intentan separarse de sus agresores, quienes incluyen a los hijos en la dinámica de abuso.
Finalizó aseverando que el Frente Nacional Contra la Violencia Vicaria continuará exigiendo a los legisladores duranguenses que retomen el tema y generen un marco legal que proteja a las víctimas de esta problemática.
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