Tijuana enfrenta un desafío cotidiano que afecta a sus más de dos millones de habitantes: el tráfico vehicular. Las largas filas de automóviles en avenidas principales, los tiempos de traslado que se duplican durante las horas pico y un sistema de transporte público insuficiente generan frustración entre los tijuanenses y afectan la calidad de vida en la ciudad. En este contexto, una propuesta que ha tomado relevancia es la implementación de un tren urbano, utilizando las vías férreas existentes, que sea operado por el Ayuntamiento. Este proyecto podría transformar la movilidad en la ciudad y ofrecer una solución sostenible a uno de sus problemas más urgentes.
Las vías férreas que atraviesan Tijuana son un recurso valioso que ha sido utilizado principalmente para el transporte de carga
Estas líneas conectan zonas clave como el centro, Otay, La Mesa y otras áreas de alta densidad poblacional y económica. Sin embargo, permanecen subutilizadas en términos de transporte masivo. Transformarlas en un sistema de tren urbano operado por el Ayuntamiento no solo permitiría optimizar este recurso, sino también ofrecer a la población una alternativa eficiente, accesible y ecológica para desplazarse por la ciudad.
Un tren urbano operado por el Ayuntamiento representa una oportunidad única para garantizar que el sistema esté diseñado en función de las necesidades reales de la población. A diferencia de concesiones privadas, este modelo permitiría establecer tarifas asequibles y rutas estratégicas, priorizando el beneficio colectivo sobre las ganancias económicas. Además, el Ayuntamiento tendría la capacidad de reinvertir los ingresos generados por el tren en su mantenimiento, expansión y mejora continua, asegurando que el sistema sea sostenible a largo plazo.
La operación municipal también facilitaría la coordinación con las empresas que actualmente utilizan las vías férreas para transporte de carga
Mediante acuerdos de uso compartido, sería posible establecer horarios específicos para el tren urbano y para los trenes de carga, evitando interrupciones y asegurando una convivencia eficiente en la infraestructura existente. Este modelo ya ha sido implementado con éxito en otras ciudades fronterizas, lo que demuestra que no solo es viable, sino también práctico en un contexto como el de Tijuana.
El impacto de un proyecto de este tipo sería significativo en múltiples niveles. Por un lado, contribuiría a reducir el tráfico vehicular en las avenidas principales, ya que ofrecería una alternativa rápida y confiable para quienes actualmente dependen del automóvil. Por otro lado, reduciría las emisiones de gases contaminantes, mejorando la calidad del aire en una ciudad que enfrenta serios problemas de contaminación. Además, un tren urbano conectaría zonas residenciales con áreas de trabajo, escuelas, hospitales y centros comerciales, fomentando una mayor integración social y económica.
Tijuana es una ciudad con un crecimiento constante que exige soluciones innovadoras para su desarrollo urbano
El transporte público actual, compuesto principalmente por taxis y autobuses concesionados, ha demostrado ser insuficiente para atender la demanda de una población en expansión. La implementación de un tren urbano no solo resolvería parte del problema del transporte, sino que también enviaría un mensaje claro sobre la capacidad del Ayuntamiento para liderar proyectos de infraestructura ambiciosos que beneficien a toda la comunidad.
Aunque el costo inicial de un proyecto de esta magnitud podría parecer elevado, los beneficios a largo plazo justifican la inversión. Menos tiempo perdido en el tráfico, una mejor calidad del aire y un transporte público digno y eficiente son metas alcanzables si se priorizan en la agenda municipal. Además, la posibilidad de buscar financiamiento externo, ya sea a través de programas federales o colaboraciones binacionales, podría facilitar la puesta en marcha del sistema sin comprometer el presupuesto local.
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Un tren urbano operado por el Ayuntamiento de Tijuana no es una idea descabellada ni un sueño imposible. Es una propuesta concreta que aprovecha los recursos existentes para atender una necesidad urgente de la población. Más que una solución al tráfico, este proyecto representaría un paso hacia una ciudad más moderna, eficiente y equitativa, donde la movilidad sea un derecho y no un privilegio. Para Tijuana, el momento de actuar es ahora. N