Ajooni, un bebé koala, apenas cabía en una mano cuando fue rescatado en una carretera en Sídney, donde un auto atropelló a su madre, la principal causa de muerte de estos marsupiales en Australia. Actualmente los autos se han vuelto el adversario de los koalas junto a una enfermedad.
La urbanización, la pérdida de su hábitat natural y la propagación de clamidia están reduciendo drásticamente la población de uno de los animales más emblemáticos de Australia. En los dos últimos años, Emma Meadows y otros voluntarios de la asociación Wires han rescatado a 40 koalas víctimas de accidentes de tránsito, aunque el número de víctimas es probablemente mayor.
En Australia quedan entre 524,000 y 95,000 ejemplares, cuando había millones antes de la llegada de los europeos en el siglo XVII, según cifras oficiales. El gobierno australiano declaró en 2022 a los koalas de la costa este oficialmente “en peligro de extinción”.
“Realmente creo que nos dirigimos a la extinción. No sé si podremos dar marcha atrás, me temo que es demasiado tarde”, afirma Meadows.
“Nuestros nietos podrán ver koalas en los zoológicos, si tienen suerte”, señala por su parte Annabelle Olsson, directora del Hospital de Salud y Conservación de la Fauna Salvaje de la Universidad de Sídney.
EXTINCIÓN DE MAMÍFEROS
Los científicos calculan que Australia registra el mayor índice de extinción de mamíferos del mundo, y que en los últimos 123 años han desaparecido unas 100 especies únicas de la flora y fauna del país.
La ministra australiana de Medio Ambiente, Tanya Plibersek, declaró a su país “capital mundial de la extinción de mamíferos”. Aunque existen normas para proteger los hábitats de los koalas, continúan talándose los matorrales donde viven.
Otra amenaza para los koalas es la clamidia, una bacteria de transmisión sexual que se observó por primera vez en koalas hace unos 50 años y desde entonces ha aniquilado poblaciones locales enteras.
Aunque existen algunas poblaciones de koalas libres de clamidia, como la zona donde se encontró a Ajooni, los científicos temen que estos focos no desaparezcan pronto.
La bacteria puede causar ceguera, infecciones de la vejiga, esterilidad e incluso la muerte. De acuerdo con un artículo publicado en 2020 por FEMS Microbiology Reviews, la cepa más peligrosa de clamidia puede haberse originado en el ganado doméstico que trajeron a Australia los colonizadores europeos en el siglo XIX.
Esta enfermedad se transmite a través de la reproducción y el comportamiento social relacionado con el apareamiento; las crías (koalas bebés) pueden infectarse de sus madres.
AUTOS Y CLAMIDIA: LA VIDA DE LOS KOALAS ESTÁ EN RIESGO
Samuel Phillips, investigador de la Universidad de Sunshine Coast, forma parte de un equipo que trabaja en un proyecto de vacuna contra la clamidia.
Su equipo ha vacunado y controlado a 165 koalas en la última década. Sin embargo, descubrieron que los marsupiales inoculados no solo desarrollaban clamidia más tarde, sino que veían reducido en un 64 por ciento el riesgo de morir por esta causa.
Un ensayo de vacunación realizado en Queensland (noreste), junto con controles de tráfico y protección contra los depredadores, tuvo tanto éxito que una población local de koalas condenada a la extinción en diez años volvió a crecer.
“Es una historia realmente positiva”, afirma Phillips.
Empero, el investigador advierte que falta más por hacer para atajar los otros factores clave del declive de los koalas, en particular la deforestación de su hábitat. “Podemos seguir protegiendo estas pequeñas poblaciones, pero si no aumentamos el tamaño de su hábitat y lo protegemos, entonces desaparecerán”, asegura. N