Un grupo de científicos descubrió las propiedades ocultas de un compuesto llamado fitoeno, que se encuentra comúnmente en tomates, zanahorias, albaricoques, pimientos rojos, naranjas, mandarinas y maracuyá, y en grandes cantidades en algunos tipos de algas, y prolonga la vida y previene la enfermedad de Alzheimer.
El compuesto fitoeno es una sustancia química vegetal, llamada fitonutriente, que, hasta este momento, no se había estudiado a profundidad, y muchos creían que no hacía mucho cuando se comía, a pesar de que está presente en muchos tejidos del cuerpo, incluida la piel, por lo tanto se desconocía sus beneficios contra el alzhéimer.
Pero científicos de la Universidad de Sevilla, España, y de la Universidad de Kent, Inglaterra, descubrieron que puede reducir el riesgo de alzhéimer y promover la longevidad después de que analizaron el compuesto en pequeños gusanos llamados Caenorhabditis elegans (C. elegans).
Su investigación sugiere que el fitoeno podría prolongar vidas y prevenir el alzhéimer, pero se necesitan más estudios para confirmar que tendría un efecto similar en los seres humanos.
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia, se caracteriza por pérdida de memoria, confusión, deterioro del juicio, pérdida de cosas y cambios de humor, y actualmente no hay cura.
“Históricamente, se ha centrado mucho en los beneficios para la salud de la fibra y las vitaminas producidas por las plantas, pero ahora estamos empezando a entender que las plantas producen miles de moléculas que afectan nuestra salud, y que hay mucho más en las plantas que solo fibra y vitaminas”, dijo la coautora del estudio, Marina Ezcurra, bióloga de la Universidad de Kent, a Newsweek.
EL COMPUESTO FITOENO EXTENDIÓ LA VIDA ÚTIL EN GUSANOS Y SE DEMOSTRÓ LA DISMINUCIÓN DE ALZHÉIMER
Continuó: “Con una población humana creciente y un clima cambiante, se está volviendo cada vez más difícil producir suficientes alimentos vegetales. Una alternativa podrían ser las algas, que crecen naturalmente en el mar, arroyos y lagos. En particular, las microalgas se pueden cultivar de forma sostenible y hay cada vez más pruebas de sus efectos en la salud. En este estudio, queríamos comprender mejor los efectos sobre la salud de los compuestos de las microalgas”.
Este equipo de científicos, dirigido por el profesor Antonio Jesús Meléndez Martínez de la Universidad de Sevilla, probó el compuesto fitoeno y extractos de dos tipos de microalgas que contienen niveles muy altos de fitoeno, en pequeños gusanos que viven en el suelo y composta, y no crecen más grande que un grano de sal, pero aún tienen músculos, nervios, órganos sexuales y sistemas digestivos.
“Al usar estos gusanos podríamos evitar el costo, el tiempo y la complejidad de realizar ensayos en humanos, y las implicaciones éticas y regulatorias de usar ratones”, explicó Ezcurra. “Trabajar con estos gusanos es barato y rápido, así como más ético y sostenible. Además, la mayoría de sus genes son los mismos que los genes que tienen los humanos, por lo que los gusanos son una gran herramienta para estudiar la salud y el envejecimiento”.
Los científicos descubrieron que el fitoeno extendió la vida útil de los gusanos entre 10 y 18.6 por ciento, y redujo el daño causado por las placas de amiloides entre 30 y un 40 por ciento. Se cree que las placas amiloides son un sello distintivo de la enfermedad de Alzheimer, sustancias que se acumulan en el cerebro, a veces décadas antes de que la enfermedad se vuelva detectable.
EL COMPUESTO ES EFECTIVO CONTRA EL ESTRÉS Y EL ALZHÉIMER
Por lo tanto, el hecho de que el fitoeno pareciera reducir el daño relacionado con la placa en los gusanos puede presentar el fitoeno como una estrategia prometedora para prevenir el alzhéimer en el futuro.
Los científicos también descubrieron que el fitoeno era efectivo contra el estrés oxidativo, el desgaste que ocurre como un subproducto de las reacciones químicas en el cuerpo, que puede contribuir a la inflamación, el riesgo de enfermedad y el envejecimiento.
Sugirieron que se podrían desarrollar suplementos, tal vez utilizando las microalgas ricas en fitoeno que utilizaron en su estudio, para promover la longevidad y reducir el riesgo de alzhéimer.
“Para nuestra sorpresa, descubrimos que los extractos de microalgas mejoraron todos los aspectos de la salud que probamos”, dijo Ezcurra. “Los animales que comieron los extractos de microalgas vivieron más tiempo, eran más resistentes al estrés fisiológico (oxidativo) y estaban protegidos contra un modelo humanizado de la enfermedad de Alzheimer”.
Ella agregó: “Esto sugiere que los compuestos de las microalgas pueden tener efectos profundos en la salud. Lo que fue más sorprendente fue que pudimos demostrar que una sola molécula, el fitoeno, que existe en altos niveles tanto en microalgas como en plantas, tenía todos estos efectos sobre la salud”.
Las microalgas, dijeron, tienen muchos beneficios nutricionales más allá del fitoeno, que podrían convertirlas en una importante fuente futura de nutrientes a medida que el sistema alimentario se adapta a un clima cambiante.
Ricas en grasas y proteínas saludables, las microalgas son rápidas y fáciles de cultivar, sin necesidad de tierras de cultivo, ya que crecen en el agua, por lo que son un cultivo ecológico y ultranutritivo, escribieron los científicos.
REDUCCIÓN DE ENFERMEDADES CARDIACAS
“Muchas algas en general, y las microalgas en particular, son fuentes sostenibles de muchos compuestos que son beneficiosos para los humanos”, dijo Meléndez Martínez a Newsweek. “Se espera que su consumo y el desarrollo de productos a base de algas sigan creciendo de forma constante, ya que la industria alimentaria debe cuidar la producción de alimentos que promueven la salud y que son más sostenibles”.
El fitoeno es un tipo de carotenoide, que es un nutriente beneficioso que se encuentra en muchos alimentos, generalmente de color naranja, que puede convertirse en vitamina A en el cuerpo y se ha relacionado con una larga lista de beneficios para la salud, incluidos los riesgos reducidos de cáncer, enfermedades cardíacas, afecciones de la piel, trastornos oculares, trastornos metabólicos y más.
Pero el fitoeno no suele aparecer como parte de la investigación nutricional, bajo el supuesto de que no es un carotenoide particularmente beneficioso.
Los estudios sobre tomates, por ejemplo, han encontrado una asociación con riesgos reducidos de enfermedades cardíacas y cáncer, pero atribuyen esto a un carotenoide llamado licopeno, ignorando la posibilidad de que el fitoeno, que los tomates contienen en grandes cantidades, pueda desempeñar un papel.
“Existe un amplio acuerdo en la comunidad científica de que el consumo de alimentos de origen vegetal debe aumentarse para promover la salud y la sostenibilidad”, dijo Meléndez Martínez. “Los carotenoides como el fitoeno y otros compuestos bioactivos tienen altas concentraciones en los alimentos vegetales. Específicamente, el tomate y sus derivados es una de las mejores fuentes de fitoeno, aunque hay otras, como zanahorias, albaricoques, sandía, ciertos cítricos”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)