Las cuatro condiciones para entender el tema.
1.-El Cártel de Sinaloa tiene (o tenía) dos socios dominantes: Joaquín Guzmán Loera e Ismael Zambada García y, dos porciones accionistas minoritarias en forma de clan (un conjunto de familiares): una, de los Guzmán y otra de los Zambada, a su vez dividida en porciones más pequeñas, dependiendo de los arreglos internos de cada clan.
2.-Las dádivas o embutes que se pagan a una red de protección del Cártel, forman parte de la estructura de costos; es decir, que no se descuentan de las utilidades de los socios sino que forman parte del presupuesto general. Y, quienes reciben embute, no son socios.
3.-Los decomisos, incautamientos, aseguramientos y en general cualquier pérdida generada durante el proceso vinculado a narcóticos, también forman parte de la estructura de costos.
4.-Hay dos grandes divisiones de negocio/ingreso: narcóticos y “todo lo demás” (cobro de piso, sicariato, trata de personas, etc.). En sus alegatos, el Departamento de Estado y el de Justicia solo hablan de la primera división de negocio, no de la segunda.
Considerando que Guzmán Loera y Zambada García fueran dueños a mitades del Cártel, habrá que tomar en cuenta lo que dice el Numeral Cuatro del Alegato de Decomiso Penal en Relación con el Cargo Diecisiete (Lavado de Dinero) en contra de Zambada García, donde se señala lo siguiente (traducido por el que esto escribe):
“4. Las ventas de drogas del Cártel de Sinaloa en Estados Unidos generaban miles de millones de dólares en ganancias. Las ganancias de la droga luego se lavaban y enviaban de regreso a México; a menudo, el dinero de la droga se transportaba físicamente de Estados Unidos a México en vehículos que contenían compartimentos ocultos y por otros medios clandestinos”.
Si se toma en cuenta lo que dice dicho Numeral, el numerario proveniente de las calles estadounidenses llega a México en efectivo.
Joaquín Guzmán Loera, accionista
En julio de 2019, Joaquín Guzmán Loera fue sentenciado a cadena perpetua más treinta años de prisión por dirigir una acción sostenida por casi 30 años (asumimos 1989 a 2019), para enviar narcóticos a Estados Unidos, por un valor estimado de 12 mil 600 millones de dólares. En 1989, un dólar costaba 2,284.85 pesos y en 2019, 19.24 pesos.
En los documentos oficiales del Departamento de Justicia, se colige que el gobierno estadounidense considera que esos dineros son el patrimonio de Guzmán Loera, algo irreal porque él solo no pudo haber transportado y entregado todos los narcóticos para cada usuario. En negocios se diría que esos 12 mil 600 millones fueron sus ventas brutas.
Asumir que Guzmán Loera vendió 12 mil 600 millones de dólares en narcóticos y todo fue utilidad para él, es como decir que la familia Coppel se quedó con los 14 mil millones de dólares que vendieron sus más de 1 mil 200 tiendas el año pasado, sin descontar sueldos, rentas, energía eléctrica, endeudamiento, proveedores, etc. O que el clan Slim se queda con las ventas brutas de su corporativo.
Más allá de ese error extraño, esa suma es el punto de partida para considerar el volumen de negocio que al interior del Cártel de Sinaloa maneja o manejaba Joaquín Guzmán. Pero para ello, hay que ver algunos datos oficiales de la Unión Americana.
En 2019, el gobierno de Estados Unidos invirtió unos 50 mil millones de dólares en el combate a los cárteles y demás organizaciones criminales involucradas en el tráfico de narcóticos, no en todas las ramas delictivas que juntas forman el portafolio de negocios del crimen organizado.
Dicho de otra forma: esos 50 mil millones no combatieron trata, secuestros, cobro de piso, venta de alcohol adulterado, ciberdelitos y contrabando de órganos humanos, por ejemplo. Solo es el dinero destinado en contra de los cárteles del narcotráfico.
Tampoco incluye el medio billón de dólares al año que los Estados Unidos gastan en atención a adicciones a su población, ni los 48 mil millones de dólares anuales en promedio, que se destinan a la nómina del personal que da seguimiento a lo penitenciario, la libertad condicional, así como a los tribunales penales, juveniles y familiares.
En forma sencilla: Guzmán Loera generó ingresos por 12 mil 600 millones de dólares en 30 años de trabajo. Dividiéndolo en modo arbitrario, son 420 millones de dólares por año, unos 35 millones de dólares al mes, cifra que ya no tiene mucho de espectacular.
Una artista, Taylor Swift, gana 1 millón de euros por concierto; Elon Musk, percibe alrededor de 50 mil dólares por segundo y, Lionel Messi, alrededor de 100 dólares por segundo, de acuerdo a Wage Indicator.
Con esas comparaciones y si Guzmán vendía 462 millones en narcóticos al año y se invierten 50 mil millones en su combate, solo caben dos posibilidades: Guzmán es un átomo en el negocio o alguien invierte muy mal el presupuesto para combatirlo.
Ismael Zambada García, accionista
El espectáculo de que si Ismael Zambada fue secuestrado por uno de los hermanos Guzmán; de que fue secuestrado y enviado a Estados Unidos por un grupo de Fuerzas Especiales; de que fue emboscado y enviado a la Unión Americana por una traición del gobernador Rubén Rocha o, de que pensó las cosas y decidió terminar su vida lejos de la guerra contra Los Menores y CJNG, solo es eso: espectáculo.
Lo que no es farándula es la suma que el Departamento de Justicia ha estimado como patrimonio susceptible de decomiso o incautación: 14 mil millones de dólares. Es importante entender que a diferencia del caso de Guzmán Loera en el sentido que generó ingresos por 12 mil 600 millones de dólares en 30 años de trabajo, en el caso de Zambada está hablando de su patrimonio, no de ventas brutas o netas de narcóticos.
La especie de la revista Forbes de que Guzmán Loera tenía una fortuna de 1 mil millones de dólares tiene sentido no como cantidad, sino como el 7.94 por ciento de utilidad de los 12 mil 600 millones de ventas que su facción recibió, vendiendo narcóticos en Estados Unidos.
Hay que leer entre líneas que, tanto el Departamento de Justicia como Forbes no están hablando de las ventas del Cártel de Sinaloa en México sino en Estados Unidos, por lo que las cifras de ingresos son mayores, ya no se diga las ventas en otros países.
En la página 22 del Alegato de Decomiso Penal en Relación con el Cargo Diecisiete (Lavado de Dinero) en contra de Zambada García, se señala que:
“52. Estados Unidos notifica por la presente al acusado que, tras la condena por el delito imputado en el cargo diecisiete, el gobierno solicitará el decomiso, de conformidad con el Título 18 del Código de los Estados Unidos, Sección 982, de todos los bienes relacionados con dicho delito y todos los bienes que puedan atribuirse a dichos bienes, incluidos, entre otros, al menos aproximadamente una suma de 14 mil millones de dólares en moneda de los Estados Unidos”.
El caso de Zambada García se da en torno a “bienes” y no a ventas totales, brutas o netas. Es el total de activos que el Departamento de Estado y las dieciséis agencias de inteligencia estadounidense han identificado que Zambada tiene en dinero, propiedades, etc. Por su parte, el Numeral Dos del Alegato en comento apunta lo siguiente:
“2. A principios de la década de 2000, ISMAEL ZAMBADA GARCÍA y Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, también conocido como ‘El Chapo’, formaron una asociación que llevó a la transformación de la Federación en el Cártel de Sinaloa, que se convirtió en la organización de tráfico de drogas más grande del mundo. El Cártel de Sinaloa tenía una estructura que incluía a miles de miembros, incluidos: (a) los líderes del Cártel de Sinaloa, quienes eran los que tomaban las decisiones finales en la organización con respecto a sus actividades de tráfico de drogas y lavado de dinero, así como sus actividades de corrupción y aplicación de la ley emprendidas para preservar y proteger sus actividades ilegales; (b) personal de seguridad, que protegía a los líderes del Cártel de Sinaloa y participaba en actos violentos para promover los objetivos de la organización; (e) jefes de plaza, que controlaban ciertos territorios para el Cártel de Sinaloa y eran responsables del transporte de drogas a través de esos territorios; (d) transportistas, como tripulaciones de barcos y submarinos, pilotos y conductores de camiones, que transportaban drogas desde Colombia a través de México y hacia los Estados Unidos; y (e) los blanqueadores de dinero, que canalizaban las ganancias del narcotráfico desde los Estados Unidos de regreso a México. Si bien en ocasiones ha habido desavenencias y luchas internas entre los líderes del Cártel de Sinaloa, por lo general coordinaban sus actividades delictivas, compartían y controlaban las rutas de tráfico de México, resolvían conflictos territoriales, minimizaban la violencia entre organizaciones y se aseguraban de que el Cártel de Sinaloa recibiera protección oficial o no oficial”.
Luego entonces, se confirma que el Cártel de Sinaloa tiene o tenía dos socios mayoritarios: Joaquín Guzmán Loera e Ismael Zambada García.
Los supuestos del ingreso
Haciendo el cálculo con el software Eduvap, 877 billetes de 500 pesos pesan un kilo, que representan 438 mil 500 pesos. Juntando los dineros que el Departamento de Justicia estimó de Guzmán (12 mil 600 millones) a un tipo de cambio constante en el tiempo de 19.4685, son 245 mil millones 303 mil 100 pesos.
Esa última cantidad equivale a 559 mil 414 paquetes de a kilo de billetes de 500 pesos. Durante 30 años, son 18 mil 647 paquetes por año, 1 mil 554 paquetes al mes o 52 paquetes al día. Esto en el caso de Guzmán Loera.
Para Ismael Zambada (14 mil millones de dólares), en el entendido que el Departamento de Estado no señala el tiempo, manejando 30 años de trabajo da 272 mil 559 millones de pesos, equivalen a 621 mil 571 paquetes de a kilo de 500 pesos, lo que supondrían pasar 20 mil 719 paquetes al año o, 1 mil 727 al mes, 56 al día.
Pasar 56 paquetes diarios de dinero para Ismael Zambada y 52 para Joaquín Guzmán Loera durante 30 años se oye fácil pero no lo es: las cifras de ambos suman 517 mil millones 862 mil pesos en esas tres décadas.
¿Es posible que durante 30 años ininterrumpidos, México viera entrar a su territorio medio billón de pesos proveniente de los Estados Unidos? No solo es posible, sino un hecho. Peor aún: ¿es posible que Estados Unidos permitiera que medio billón de pesos dejara su territorio y llegara a México? Sí. Ambas naciones han demostrado ser claramente incompetentes para cuidar sus fronteras.
El top three del narco
Intentar dar con la suma exacta de los ingresos del Cártel de Sinaloa es imposible; ni Joaquín Guzmán, Ismael Zambada o las familias de ambos lo deben saber con exactitud. Ni sus contadores ni lavadores de dinero. El motivo es que su negocio es en efectivo y no lleva registros minuciosos, ya no se diga auditables.
Empero, la pista ahí está: si Guzmán Loera “facturó” 12 mil 600 millones de dólares por 30 años y suponiendo sin conceder que Ismael Zambada hizo lo propio con 14 mil millones de dólares, suman 26 mil 600 millones de dólares, que a pesos constantes suponen 517 mil millones 862 mil pesos, unos 17 mil 262 millones al año.
Ésta última cifra señala que Joaquín Guzmán Loera e Ismael Zambada “facturaron” al año, una cantidad similar a la de BanRegio, Softek o, Lamosa (en forma individual, se entiende). O si lo quiere ver de otro modo, el Cártel de Sinaloa “factura” más que las Farmacias Guadalajara o el Grupo Alen.
Llama la atención no el monto sino el que los dos gobiernos federales metidos en el lío no pueden impedir que esa marejada de billetes se mueva entre dos países que en el discurso, tienen el control fronterizo, pero es evidente que no en la realidad.
Si se sigue la especie de que Joaquín Guzmán Loera e Ismael Zambada recibieron 108 paquetes diarios de 500 pesos cada uno por 30 años, es perfectamente factible agregarle otro tanto de Nemesio Oseguera, dueño de CJNG. 138 paquetes diarios de dinero solo para tres personas. Si se juntan los ingresos de organizaciones pequeñas, la suma supera los 200 paquetes al día con entera facilidad.
¿Aduanas de México no se dan cuenta? ¿Aduanas de Estados Unidos no se percatan? ¿Es posible pasar con esa facilidad medio billón de pesos ininterrumpidamente por tres décadas?
Conclusión
Al menos en cuentas basadas en los datos del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, el volumen de negocio para narcóticos del Cártel de Sinaloa es de unos 17 mil 262 millones de pesos al año. Si se piensa que CJNG haga algo similar, puede pensarse en 34 mil millones de pesos, pero solo de ventas para Estados Unidos y de narcóticos, se insiste.
La cantidad señalada no incluye: Terrorismo, Falsificación o alteración de moneda, Operaciones con recursos de procedencia ilícita, Acopio y tráfico de armas, Tráfico de indocumentados, Tráfico de órganos, Corrupción de personas menores de dieciocho años de edad, Pornografía de personas menores de dieciocho años de edad, Turismo sexual en contra de personas menores de dieciocho años de edad, Lenocinio de personas menores de dieciocho años de edad, Secuestro y Trata de personas.
Y como ya se apuntó, algo no está bien: las “ventas brutas” de Joaquín Guzmán Loera a Estados Unidos, fueron de 12 mil 600 millones de dólares en 30 años de trabajo, 420 millones de dólares por año. Considerando lo que se cita de Zambada (14 mil millones) son 466 millones de dólares por año.
Los dos socios vendieron entonces unos 886 millones de dólares al año en narcóticos en Estados Unidos, sin considerar las ventas brutas de las facciones “Los Menores” y los leales a Zambada. Por cuestiones de edad, es imposible suponer que las facciones de los hijos de Guzmán y Zambada llevan 30 años de ingreso, pero es seguro que diez años, sí.
CJNG lleva 14 años de actividad criminal y tanto “Los Menores” como los leales a Zambada promedian un lapso parecido. Estimando que CJNG vendiera lo mismo que Joaquín Guzmán o Ismael Zambada por separado (420 millones de dólares, al menos) daría 1 mil 306 millones de dólares. Si se agregara tan solo la mitad de lo que venden los padres de los clanes Guzmán y Zambada (210 millones), la suma llega a 1 mil 516 millones de dólares.
El gobierno de la Unión Americana gasta 50 mil millones al año en su combate, lo que significa que por cada 4 dólares que el Cártel de Sinaloa y CJNG en conjunto venden de narcóticos en Estados Unidos al año, éste país gasta 32.99 dólares en contrarrestarlo. Y los resultados, ya se conocen: son nimios.
Si eso es así, hay una lectura final: si alguien pone en jaque al sistema de salud estadounidense en una apuesta de 32 a 4, señala que la guerra está perdida de calle. Estados Unidos está gastando toneladas de dinero para contrarrestar un problema que le está diciendo claramente que está equivocado en su estrategia.
Aunque las cuentas no son claras ni exactas, señalan la turbiedad del horizonte. Da igual si Guzmán Loera, Zambada García y Nemesio Oseguera desaparecen mañana de la faz de la Tierra: alguien cubrirá su lugar y el problema de las adicciones se mantendrá.