DE TIEMPO Y CIRCUNSTANCIAS
Estamos con las elecciones a la Presidencia de México a la vuelta de la esquina. En unos días se habrá roto la hegemonía masculina en la conducción del país y, por primera vez, una mujer tomará las riendas. En esta elección también se juegan el Congreso federal, nueve gubernaturas, 32 congresos locales e infinidad de presidencias municipales, sindicaturas y cargos auxiliares.
Son en total más de 20,000 cargos de elección popular en juego. El solo hecho de que sean dos mujeres las candidatas que lideran la elección rumbo a la presidencia es inédito en el país.
Esta vez la elección para el presidente es de meridiana importancia para Andrés Manuel López Obrador, pues la cantidad de infracciones a la Constitución y a la ley que, cobijado por el poder ha cometido, pueden jugar en su contra. Esto sin contar la enorme cantidad de enemigos que ha hecho en su paso por la Presidencia de México.
LÓPEZ OBRADOR Y EL PODER ABSOLUTO EN LA PRESIDENCIA DE MÉXICO
Hace cinco años y medio, el 1 de diciembre de 2018, López Obrador estaba eufórico. El sueño que dos veces se le había escapado por fin era suyo. Era el presidente de México y además poseía un poder casi absoluto. No tardó en mostrarse como un individuo autoritario y vengativo que castigaba a quien osaba contradecirlo. En consecuencia, la corte de aduladores se dedicó a endulzarle el oído.
Así, a los tres años de gobierno, soberbio de poder, llegó a la elección intermedia de 2021 confiado en obtener una mayoría aplastante en el Congreso, que habría de permitirle cambiar la Constitución y alargar su presidencia.
Los muertos de la pandemia ya no existían, y los enfermos de cáncer que quedaban eran un mal menor; la desesperación por la falta de medicinas se aplacaba con la esperanza de una promesa simplona: “Habrá un sistema de salud mejor que el de Dinamarca”.
En su microcosmos, el amor del pueblo bueno libraría todos los obstáculos. Pero el resultado electoral le fue adverso. En la Cámara de Diputados perdió la mayoría calificada, y en la Ciudad de México, Morena perdió más de la mitad de las alcaldías.
La elección de 2021 fue una advertencia. La democracia le dio el poder total, pero esa misma democracia se lo podía quitar. Así, la solución se le reveló diáfana como la mañana que llegó al poder: “Si la democracia me puede quitar del poder, entonces tengo que quitar la democracia”. Y a Dios rogando y con el mazo dando.
EN PRESIDENTE SE FUE CON TODO CONTRA EL INE
Primero se dedicó a desgastar al Instituto Nacional Electoral (INE) tratando de revivir el sistema priista de los años 1960, donde el árbitro electoral dependía de una Secretaría de Gobernación que seguía la máxima de Iósif Stalin: “Lo importante no es quien vota, sino quién cuenta los votos”.
En sus denodadas intentonas comenzó por quitarle dinero al Instituto, lo que complicó su funcionamiento; luego quiso, con torpeza, cambiar la ley electoral y sus cambios fueron descartados por la Corte, luego comenzó a colonizar al INE. De esta forma el daño que el presidente le ha infligido al organizador de la elección es importante y en una elección de este tamaño puede sentirse.
Sin embargo, en 28 años de democracia la ciudadanía ha logrado ser importante en la política y con una presencia física y mediática consiguió defender lo medular del Instituto.
La próxima elección federal es enorme. Dos de los poderes políticos que definen el destino de México se van a configurar: la Presidencia y el Congreso, pero también habrán de configurarse las presidencias municipales y estas tienen un manejo presupuestal perfectamente ubicado por los grupos criminales que, a través de amenazas y asesinatos, han configurado parte de la elección.
LA ACTUAL PRESIDENCIA DE MÉXICO NO SE ENFRENTARÁ A UNA ELECCIÓN TERSA
Laboratorio Electoral reporta hasta la semana pasada el asesinato de 64 personas relacionadas con las elecciones, de los cuales 28 fueron aspirantes a una candidatura. Observatorio Ciudadano da cuenta de más de mil renuncias a candidaturas por amenazas en este proceso electoral, que es el más violento de los últimos tiempos.
El presidente ha colocado mediante el Congreso a una consejera presidente del INE afín a él, Guadalupe Taddei Zavala, para controlar al Instituto, que está conformado por ocho consejeros más con voz y voto. Seis de estos no son afines a Morena.
A este factor se suma la renuncia reciente de 800 capacitadores electorales y 41 supervisores del INE, a pocas semanas de la elección. Todo esto pone en riesgo la confiabilidad del resultado. Pablo Hiriart, en un excelente artículo, denuncia cómo Guadalupe Taddei se vale de Flavio Cienfuegos para orquestar una lectura sesgada del conteo rápido y falsear los datos de salida.
Lo que para el partido en el poder parecía ser una elección tersa con Claudia Sheinbaum a la cabeza se ha complicado para Morena, y después de la impresionante manifestación del domingo 19 de mayo se ve como una competencia seria donde la candidata oficial puede perder la elección.
EL MALESTAR PUEDE EXPRESARSE EN LAS URNAS
Los asistentes a la marea rosa de aquel domingo no pertenecían a contingentes corporativos ni fueron acarreados, pero desbordaron el zócalo además de arrasar con los esquiroles del CNTE.
Esto permite suponer que el 2 de junio habrá una participación superior a la de 2021 e incluso superior a la de 2018, pues si en 2018 la gente estaba harta, hoy la serie de yerros de las políticas lopezobradoristas han logrado hartar a médicos, petroleros, maestros, intelectuales, investigadores, científicos y a muchos sectores de la población.
Cuando la gente asiste, en la cantidad que asistió al zócalo, va a manifestar su inconformidad con la situación general, y es natural que esta se exprese en las urnas. Gabriel Gonzales Molina hace una excelente investigación en su libro Switchers S1 y S2. En este presume que esta elección contará con un voto duro para AMLO de 21 por ciento. Si la presencia en las urnas es de 60 por ciento del padrón, el 21 por ciento de Morena sería la tercera parte de los electores y quedaría en el aire un 66 por ciento, que se pelearía entre la oposición y los partidos aliados con los votos de último momento, por lo que el resultado puede caer del lado de la oposición.
GANAR LA PRESIDENCIA DE MÉXICO NO SERÁ FÁCIL
De este modo, el primer acto del siguiente episodio se puede adivinar: lo primero será acudir al Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal para que califique la elección. Pero para calificar la elección el tribunal requiere que se presenten seis de los siete magistrados que lo componen, pero solo hay cinco, pues el Senado de la anterior legislatura no eligió a los dos que faltan presuntamente por instrucciones de López Obrador. Lo segundo entonces será impugnar el resultado.
Aquí serán de meridiana importancia dos instituciones. La primera, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que puede salvar el escollo mediante una sentencia; pero esto lleva tiempo. La otra institución sería el Congreso, que si queda favorable a López Obrador podría llevar a Claudia Sheinbaum a la Presidencia, aunque ella no hubiese ganado la elección.
En los últimos procesos democráticos el candidato del presidente no ganó la elección. El sistema no se lo permitió, y el sistema sigue ahí. Las encuestas de Reforma dan ganadora a Claudia Sheinbaum para la Presidencia de México, pero la misma casa en la elección de 2000 daba como ganador por amplio margen a Francisco Labastida y el vencedor fue Vicente Fox.
Se pronostica una elección cerrada y esto puede traer un sinnúmero de complicaciones, pero si se diera una victoria contundente de cualquiera de las dos candidatas el resultado no podría revertirse. El próximo domingo será decisivo para nuestro futuro.
VAGÓN DE CABÚS
Este domingo lo más importante es que salgamos a votar. Por el amor de Dios, por tu país, por tu gente, por ti y por tus hijos. Este domingo ve y ¡vota! N
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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.