Hace cuatro años elefantes abandonados y leones famélicos yacían detrás de las rejas del zoológico de Islamabad, en Pakistán. Ahora el parque se convirtió en un centro de rehabilitación para animales maltratados.
“Este lugar se transformó desde que el zoológico fue vaciado”, explica Rina Saeed, jefa de la Oficina de Vida Silvestre en Islamabad (IWMB).
Después de más de 40 años el zoológico cerró sus puertas en 2020 bajo el fuego de las críticas. Sus últimos residentes, dos osos pardos del Himalaya, fueron liberados en una reserva natural, y Kavan, el último elefante asiático de Pakistán —un paquidermo obeso de 36 años cuya suerte había desencadenado una campaña internacional apoyada por la cantante Cher— fue enviado a Camboya.
Hoy “es un verdadero centro de rehabilitación con más de 50 animales”, continúa Saeed, entre ellos osos arrancados de las garras de domadores que los obligaban a bailar, y tigres utilizados para exponer la riqueza de sus propietarios. Recientemente el IWMB recuperó dos pequeños leopardos salvajes que habían sido arrancados de sus madres para su venta, osos obligados a luchar contra perros en combates clandestinos y monos entrenados para bailar a cambio de propinas.
Para Amir Khalil, veterinario de la oenegé Four Paws con sede en Austria —que organizó la evacuación del elefante Kaavan—, el antiguo zoológico “representa ahora una esperanza”.
“El lugar es irreconocible”, explica mientras ausculta a Anila, un antiguo oso bailarín que, como otros dos congéneres, intenta recuperarse después de años de malos tratos.
“SE CREE QUE LOS ANIMALES SON JUGUETES”
Estos tres plantígrados llegaron con las garras arrancadas y el hocico infectado por un anillo colocado para obligarlos a bailar hasta el agotamiento. Hoy en día los veterinarios cuidan de ellos en la antigua cafetería del zoológico.
Para Ali Sakhawat, de IWMB, “en Pakistán se cree que los animales son juguetes”. Prueba de ello es el joven tigre incautado en casa de un veterinario de un barrio acomodado de la capital y luego liberado en una reserva sudafricana gracias a donaciones. Sana Raja, voluntaria de IWMB, trata de sacar a Anila de su jaula a pesar de las reticencias del animal visiblemente asustado.
“Aliviar el sufrimiento de seres vivos me alegra”, asegura y precisa que los malos tratos devastaron a los animales y desde entonces, arrastran graves trastornos del comportamiento.
“Los mantenemos ocupados para ayudarles a olvidar los traumas infligidos por los cazadores furtivos que los capturaron”, relata Hussan, empleado de protección del medio ambiente.
Los resultados son visibles. “Los animales maltratados se pasean y se trepan a los árboles”, subraya. El ministerio de Cambio Climático se hizo cargo del predio del antiguo zoológico y puso en marcha este centro que ofrece un refugio seguro para los animales heridos antes de que sigan camino a parques y reservas.
Pero este espacio también está amenazado. “El nuevo pacto para la gestión de la naturaleza y los animales salvajes de Islamabad espera ser ratificado por el presidente desde 2023”, lamenta.
LOS ANIMALES MALTRATADOS NECESITAN VIVIR EN UNA RESERVA
El último decreto presidencial para la protección de los osos en medio natural se remonta a más de 20 años, bajo el general Pervez Musharraf. “Nadie nos escucha en el gobierno”, acusa Safwan Ahmad de la ONG Pakistan Wildlife Foundation. El municipio de Islamabad quiere relanzar su zoológico en lugar de sustituirlo definitivamente por una reserva.
“Hay un zoológico en casi todas las ciudades del mundo”, afirma Irfan Khan Niazi, del departamento de medio ambiente de la metrópolis, asegurando que los errores del pasado no se repetirán. Pero para Sakhawat, el problema es otro. “Podemos abrir zoológicos, pero eso no enseñara a los niños que los animales necesitan cuidados”, dice.
“Los animales salvajes están hechos para vivir en la naturaleza, no en jaulas”, resume. N