Tijuana, B.C.- A Tijuana llegan todos los días cerca de 300 migrantes deportados desde Estados Unidos, según datos de la Dirección de Atención al Migrante. De esta población se calcula que uno de cada 20 deportados terminará en situación de calle, indicó Víctor Clark Alfaro, antropólogo y profesor en la Universidad Estatal de San Diego.
Agregó que, eventualmente, estás personas se verán vinculadas en alguna adicción. Asimismo, señaló que a pesar de ser un problema tan visible, no hay un programa que atienda en realidad a esas personas.
Resaltó que no hay un albergue para la indigencia, y tampoco hay un programa de trabajadores sociales que vayan a atenderlos.
“No encuentro otra explicación que un vacío de autoridad, una falta de autoridad que atienda el problema. Sí ha habido algunas iniciativas del sector privado de la sociedad civil, pero parece que el Estado deja en manos de la sociedad problemas como eso, también el tema de migración”, refirió Clark Alfaro.
Dijo que el problema no es de leyes, ya que sí se tienen leyes al respecto de las personas en situación de calle, pero enfatizó que se tiene un débil Estado de Derecho y un vacío.
En cuanto a la alerta por xilacina mezclada con fentanilo y heroína, recordó que en Tijuana ya existen los llamados “zombies”, por el consumo de fentanilo. De igual manera opinó que este tipo de mezclas responden a una estrategia del crimen organizado para captar más consumidores, ya que la indigencia representa una oportunidad para venderles drogas.
“Es un indicador que el crimen organizado está introduciendo nuevos ingredientes para potenciar al fentanilo y para abrir nuevos mercados y para generar una resistencia en el adicto, educarlo en la adicción, en el consumo de fentanilo con xilacina para tener una generación que consuma esa droga en particular con ese aditivo que le están poniendo”, finalizó el antropólogo. N