No es un secreto que estamos adentrándonos en una era digital en donde la adopción de tecnologías innovadoras se ha convertido en un imperativo para las personas que buscan mantenerse competitivas. La inteligencia artificial (IA) está robando terreno y se presenta como una herramienta transformadora cuya implementación puede potenciar la eficiencia, la toma de decisiones y la productividad. Sin embargo, el camino hacia su transición exitosa dentro de nuestras tareas diarias puede aún parecer desafiante.
Según un estudio realizado por AMD, dos de cada tres líderes de tecnologías de la información (TI) están aumentando sus inversiones en procesos con IA para eficientar los modelos de trabajo y mejorar la productividad de sus empleados. Además, tres de cada cuatro líderes consultados son optimistas sobre los beneficios potenciales de esta tecnología, que van desde aliviar las cargas de trabajo hasta soluciones automatizadas de ciberseguridad.
Para iniciar este emocionante viaje hacia la integración de la IA, es crucial evaluar y comprender las necesidades y desafíos únicos que las personas presentan en su día a día. Por ende, las soluciones tienen que ser personalizadas también y no solo aprender de la inteligencia artificial por estar en “tendencia”, aunque la realidad es que hemos estado experimentando la IA en nuestras tareas cotidianas sin darnos cuenta.
LA IMPLEMENTACIÓN DE LA IA TRAE ENORMES BENEFICIOS
Pero es importante entenderla, adaptarla y sacar el mejor provecho de ella, por eso es menester preguntarnos: ¿Qué procesos se pueden mejorar? ¿Cuáles son las tareas críticas que podrían beneficiarse de automatización por IA? Una evaluación estratégica servirá como cimiento fundamental para discernir de qué manera la inteligencia artificial puede impulsar positivamente, incrementando la eficiencia.
Este impulso puede lograrse a través de diferentes estrategias, desde la utilización de dispositivos como computadoras personales equipadas con los últimos procesadores, ya que ofrecen un rendimiento excepcional en tareas laboriosas, hasta ahorro energético, gestión remota integrada y un motor de procesamiento neuronal incorporado para acelerar la ejecución de procesos relacionados con la inteligencia artificial.
También, al reducir el consumo energético y, en consecuencia, la huella de carbono, como los servidores para centros de datos que usan procesadores y aceleradores con características de inteligencia artificial, aportan no solo mayor memoria, sino más potencia, eficiencia y rendimiento, elementos necesarios para la creación, entrenamiento e inferencia de modelos de IA. Todo esto quiere decir tener un equipo que sea capaz de soportar todos los datos que manejen las personas en su día a día, sin bajar su rendimiento por la incorporación de la inteligencia artificial.
NO ES UN ASUNTO LIGERO Y ABSTRACTO
Sé que de pronto puede parecer que un simple clic a estas tecnologías nos ayudará a automatizar nuestros procesos; sin embargo, la implementación de la IA no debe ser un asunto ligero y abstracto. Por eso es esencial comenzar con pruebas, información y estudios, identificar en qué momentos es útil para optimizar tareas y en cuáles no, alimentando la tecnología y guiándola.
En esta misma línea, podemos decir que la implementación de IA no sería posible sin el factor humano, por lo que es fundamental considerar el desarrollo de habilidades internas, la especialización y la actualización continua en la temática. Esto es clave para estar a la vanguardia de las últimas tendencias y tecnologías en este campo en constante evolución.
La transición hacia la IA es un proceso emocionante, pero no debe ser abrupta, sino gradual, comenzando con proyectos pequeños, actualizando el equipo a medida que lo requiera y escalando según sea necesario, además de contar con capacitaciones constantes al personal para que, tanto la tecnología como los colaboradores vayan evolucionando a la par. Esto permite aprender de manera progresiva, ajustar estrategias según la experiencia y minimizar riesgos. N
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Hiram Monroy es jefe de ventas de AMD Hispanoamérica. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.