El síndrome de Down existe en todas las regiones del mundo y habitualmente tiene efectos variables en los estilos de aprendizaje, las características físicas o la salud de las personas, indica la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a propósito de Día Internacional del Síndrome de Down, este 21 de marzo.
En 2018, cuando Chloe Lennon, una niña británica, quiso que todos sus compañeros del colegio apoyaran la diversidad con un gesto muy sencillo pero cargado de simbolismo, pidió que, al día siguiente, todos llevaran un calcetín de cada color.
Era el 21 de marzo de ese año y en aquella escuela acababa de nacer un movimiento que recorrería el mundo entero. Su objetivo no era otro que el de promover la importancia de la igualdad entre todos por muy diferentes que sean entre sí.
Desde entonces los calcetines desparejados forman parte del Día Mundial del Síndrome de Down y sirven para concienciar de la importancia de dar visibilidad a esta población. La idea de elegir calcetines desparejados como símbolo de esta iniciativa es relativa a su similitud con los cromosomas, que en el caso de las personas con síndrome de Down son uno más, marcando así una diferencia.
En diciembre de 2011, la Asamblea General designó este día para generar una mayor conciencia pública sobre el síndrome de Down y recordar la dignidad inherente, la valía y las contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad de sus poblaciones. Asimismo, quiere resaltar la importancia de su autonomía e independencia individual, en particular la libertad de tomar sus propias decisiones.
El síndrome de Down no es una enfermedad, es una alteración genética. La condición es causada por la existencia de material genético extra en el cromosoma 21 que se traduce en discapacidad intelectual. La incidencia estimada del síndrome de Down a nivel mundial se sitúa entre 1 de cada 1,000 y 1 de cada 1,100 recién nacidos.
ESTE 21 DE MARZO, LA ONU PIDE ACABAR CON LOS ESTEREOTIPOS SOBRE EL SÍNDROME DE DOWN
Las personas con síndrome de Down suelen presentar más problemas de salud en general. Sin embargo, los avances sociales y médicos han conseguido mejorar la calidad de vida de las personas con el síndrome. A principios del siglo XX, se esperaba que los afectados vivieran menos de 10 años. Ahora, cerca de 80 por ciento de los adultos que lo padecen superan la edad de los 50 años.
Un trabajo médico y parental en edades tempranas favorece la calidad de vida y la salud de quienes sufren este trastorno genético al satisfacer sus necesidades sanitarias, entre las cuales se incluyen chequeos regulares para vigilar su desarrollo físico y mental. A su vez, debe haber una intervención oportuna, ya sea con fisioterapia, educación especial inclusiva u otros sistemas de apoyo basados en comunidades, indica la ONU.
Para este 21 de marzo en que se conmemora el Día Mundial del Síndrome de Down 2024, el organismo hace un llamado para que la gente de todo el mundo acabe con los estereotipos. “Para las personas con síndrome de Down y discapacidades intelectuales, los estereotipos pueden evitar que nos traten como a otras personas. Nos tratan como niños, nos subestiman y nos excluyen. A veces nos tratan muy mal o incluso nos abusan”, indica un testimonio de la ONU. N