El conflicto Rusia-Ucrania, que alcanzó nuevamente escalada militar el 22 de febrero de 2022, originalmente se pensó como una guerra rápida que provocaría el declive ruso y un triunfo militar veloz de las tropas ucranianas gracias al decidido y determinado apoyo brindado por Estados Unidos y los aliados de la Unión Europea. Incluso en sus inicios muchas voces, incluida la del propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, hablaron de la posibilidad de hacer de Ucrania un nuevo miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y con ello garantizar aún más la derrota de Rusia, iniciativa que nunca prosperó.
Apenas iniciado el conflicto las sanciones de todo tipo contra Rusia no se hicieron espera. Con base en la información publicada por Statista, este país es hoy la nación con el mayor número de sanciones a nivel mundial: suma más de 14,000, seguido de lejos por Irán, Siria y Corea del Norte.
Las sanciones han incluido restricciones de toda índole, desde la prohibición a sus equipos deportivos para participar en contiendas internacionales, sanciones económicas, financieras y comerciales hasta el más reciente paquete de penalizaciones impuesto por Europa el pasado mes de diciembre, en el que se incluyó que a partir de enero de este año ninguno de los 27 Estados miembros podrán comprar diamantes naturales o sintéticos y tampoco joyas con diamantes procedentes de Rusia, restricción que se extiende a los diamantes rusos tallados en otros países.
LOS GOLPES FINANCIEROS NO LOGRAN MINAR A MOSCÚ
Esta sanción, continuamente solicitada por el gobierno de Kiev desde el inicio de la guerra Rusia-Ucrania, pretende golpear los ingresos por este rubro al gigante euroasiático al ser principal productor de diamantes en bruto del mundo. A esta sanción también se sumaron los miembros del G7.
El sitio de información del Consejo Europeo presenta de manera detallada la lista de todas las sanciones impuestas a Rusia desde 2014, cuando se anexionó Crimea. Enlista también a todos los individuos y entidades públicas y privadas objeto de estas sanciones que suman ya más de 2,000, las cuales incluyen a individuos que van desde el presidente Vladimir Putin y otras personalidades hasta entidades como bancos, instituciones financieras, empresas de los sectores militares y de defensa, del sector de aviación, energético, construcción, naval y maquinaria, empresas de telecomunicaciones, y agencias noticiosas.
Además, este mismo sitio refiere que se han congelado más de 21,500 millones de euros y más de 300,000 millones en activos del Banco Central de Rusia, que han sido bloqueados en la Unión Europea y entre los miembros del G7. Todas estas sanciones se aplican con el objetivo de debilitar el poderío ruso y minar la confianza y apoyo de su población.
Pese a todas estas sanciones, Rusia se mantiene dentro de las 15 economías más fuertes del mundo en términos del PIB nominal, mantiene su membresía en el G20 y es uno de los miembros que junto con China libera el BRICS. También, Rusia y China son los líderes de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).
En muchos aspectos la guerra Rusia-Ucrania no solo no ha debilitado a Moscú como esperaba Occidente, sino que lo ha fortalecido y su moneda, el rublo, se ha reposicionado frente al dólar y otras monedas occidentales.
¿QUIÉN VA GANANDO EN LA GUERRA RUSIA-UCRANIA?
A dos años de guerra, si alguien se encuentra hoy debilitado es el gobierno de Zelenski después de su fallida ofensiva iniciada el verano pasado, la cual, inicialmente, había despertado grandes expectativas en Occidente. El gobierno de Kiev no solo ha perdido posiciones en el campo de batalla, sino también en el suministro de equipo militar y financiamiento de sus aliados que ha decaído considerablemente. Occidente pierde interés en Ucrania.
En este año 2024 esta y otras guerras serán objeto más de decisiones políticas que de resultados en el campo de batalla de cara a las elecciones en distintos países, particularmente en Estados Unidos y otras naciones europeas, al igual que las elecciones a realizarse en marzo en Rusia.
El pronóstico es un triunfo ruso no sin antes continuar con una estrategia de guerra de desgaste en la que el complejo militar de Moscú tiene amplias ventajas respecto a la capacidad bélica ucraniana.
La opción de un fin a la guerra Rusia-Ucrania con las fronteras del inicio de las hostilidades es poco viable, aunque el presidente ucraniano insista en ello. El pronunciamiento de Zelenski de “no vamos a rendirnos ni vamos a perder” hoy suena muy lejano.
La guerra tendrá que decidirse en la mesa de negociaciones con una posición más sólida para Rusia. En tanto esto ocurra, pareciera ser que a nadie le importan los costos humanos que esta y muchas otras guerras en el mundo cobran cada día. N
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Luz Araceli González Uresti es profesora investigadora de Relaciones Internacionales de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.