¿Qué tienen en común el deseo erótico y la experiencia cercana a la muerte? la poeta y narradora Claudina Domingo responde esa duda en “Dominio”, su más reciente novela autobiográfica donde narra dos momentos vitales de su existencia.
“Dominio” se divide en dos etapas importantes en la vida de la autora. Por un lado se encuentra la adolescente que, en sus ansias por abandonar la niñez, se obsesiona con el deseo erótico y por otro, dos décadas más tarde, aparece la mujer adulta que se encuentra en un hospital con una hemorragia interna que amenaza su vida.
“DOMINIO” RELATA EXPERIENCIAS ROCAMBOLESCAS
En ambos momentos prevalece en sentido de urgencia, aunque de diferente índole: un deseo desmedido por vivir, en su sentido más literario y romántico, empuja a la muchacha a experiencias rocambolescas a la par que conoce la Ciudad de México, mientras que la lucha por permanecer con vida obliga a la mujer adulta a vivir (y revivir) el sufrimiento físico. Si la muchacha vive un mundo en donde los sueños y las ensoñaciones le impiden el contacto con el mundo real, a la mujer adulta la realidad la asalta como una pesadilla.
“Consideré que este era un buen momento para escribir esta autobiografía porque todavía tengo cierto rigor, aún no tengo una nostalgia absoluta por el pasado y puedo ser un poco más descarnada y un poco más más cruel en mi exposición de cuestiones que confrontan al personaje”, comenta Claudina Domingo en entrevista para Newsweek en Español.
ENTRE EL DESEO ERÓTICO Y LA NECESIDAD DE REPRIMIRSE
Para la autora era importante que el lector no encontrara una voz autocomplaciente pero tampoco “autocastigadora”. La narración, comenta Claudina Domingo, retrata episodios de tragedia, momentos de exploración de la sexualidad, mientras el personaje se confronta con la sociedad. “Y para que no fuera un relato tan duro agregué un barniz de sentido del humor”.
Al escribir “Dominio”, Claudina se confrontó con la necesidad de reprimirse a la hora de narrar el deseo erótico de la protagonista. “Tenía que hacer, posiblemente, hasta pornográfico porque se supone que ya somos una sociedad bastante progresista y por ello más abierta, entonces no tendría que caer mal o asustar las escenas que ahí describo”.
Ya no tendría que ser incómodo que una escritora escriba sobre su cuerpo, su deseo erótico, y lo hago en “Dominio”, añade Claudina. “No debemos idealizar en el medio cultural a la escritora como alguien poco ajena al cuerpo”. La Ciudad de México está presente en Dominio y mucho tiene qué ver con la pluma de la autora. Mientras relata a la joven y a la mujer adulta, recuerda que esta urbe le presentó su primer desafío literario, porque ella quería hacer poemas sobre ella. N