La Fiscalía de Rusia declaró este viernes 19 de mayo como “indeseable” a la organización ambientalista Greenpeace, al considerar que sus actividades “representan una amenaza para los cimientos del orden constitucional y la seguridad del país”.
Para el Ministerio Público ruso, Greenpeace camufla con “actividades ambientalistas” una verdadera posición política e “intento de interferir en los asuntos internos del Estado”. Esto con un claro objetivo de socavar las bases económicas de Rusia.
La Oficina del Fiscal General de Rusia acusó a la ONG de lanzar campañas destinadas a difundir “una opinión negativa” y “obstruir la implementación de programas estatales rusos que en realidad son beneficiosos para el país”.
Además, la Fiscalía considera que, desde el inicio de la guerra en Ucrania, Greenpeace se afanó por difundir “propaganda antirrusa”. Así como por remar en favor de un mayor aislamiento económico y el endurecimiento de las sanciones internacionales.
Así, el Ministerio Público remitió esta decisión al Ministerio de Justicia de Rusia para que esta incluya a Greenpeace en el listado de oenegés internacionales cuyas actividades son reconocidas como indeseables en territorio ruso.
GREENPEACE MANTUVO SU ACTIVIDAD EN RUSIA
Un grupo de diputados rusos presentó en noviembre de 2022 una solicitud a la Fiscalía para que catalogara a Greenpeace como “organización indeseable”. Antesala de incluir a la ONG en una lista negra que no ha hecho más que ampliarse en los últimos meses.
En Rusia, según la oenegé especializada OVD-Info, las organizaciones clasificadas como “indeseables” tienen prohibido abrir estructuras en el país, realizar proyectos o difundir información.
La ley rusa permite limitar e incluso prohibir las organizaciones, con base en consideraciones ambiguas relativas al origen de sus fondos. Así como la actividad que desempeñan dentro del país, especialmente si se entiende que su labor es contraria a los intereses del Estado o ponen en riesgo la seguridad nacional.
Greenpeace mantuvo en los últimos meses su actividad en Rusia, a pesar de la creciente represión sobre las ONG y siguió reclamando mayores compromisos en materia medioambiental. Lo anterior, con denuncias que, por ejemplo, tienen que ver con el estado del lago Baikal, situado en la zona de Siberia.
Desde el comienzo de la ofensiva en Ucrania, las autoridades rusas han acelerado drásticamente la represión de las voces críticas, que afectan también a círculos culturales y organizaciones ecologistas. N