Ningún trabajador debería estar “sometido a la voluntad de una máquina“, advierte la jefa de los sindicatos europeos, Esther Lynch, quien insta a la Unión Europea (UE) a “garantizar un principio de control humano” para las crecientes tecnologías de inteligencia artificial (IA).
“De la misma manera que los tratados europeos garantizan la salud o la seguridad en el trabajo, debemos garantizar un principio de control humano de la máquina”, explicó la irlandesa en una entrevista a la AFP.
Debemos tener, agregó, la garantía de que ningún trabajador será sometido a la voluntad de una máquina, un escenario que definió como “distópico”. La secretaria general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), de 60 años, preside el congreso de la organización, que tiene lugar de martes a viernes en Berlín y reúne cada cuatro años a los representantes de sindicatos de unos cuarenta países.
La llegada del programa ChatGPT a finales del año pasado presagia los cambios que provocará la inteligencia artificial en muchas profesiones. Algunos se emocionan ante la posible desaparición de las tareas repetitivas, mientras otros se preocupan por la deshumanización de la toma de decisiones y las consecuencias para la privacidad de los datos. Lynch instó a la UE a “conversar” con los sindicatos para regular estas herramientas.
EUROPA DEBATE UN TEXTO PARA REGULAR EL USO DE UNA MÁQUINA
La UE debate actualmente un texto legislativo para regular ciertos usos de la IA, y prohibir otros como la “vigilancia generalizada de una población”. Lynch también instó a “asegurar que se crearán empleos de calidad donde otros sean destruidos” y a repartir la riqueza generada por la IA.
“Las empresas más importantes en Europa vieron un aumento de sus dividendos mucho mayor que el de los sueldos el año pasado”, afirmó la sindicalista.
La organización critica las consecuencias para los trabajadores de la política monetaria restrictiva del BCE para combatir la inflación. La solución, dijo, es aplicar impuestos a los dividendos y redistribuir la riqueza.
En diciembre pasado se nombró como secretaria general a Lynch, segunda mujer en liderar la CES. Esto tras integrar la organización en 2015. Obtuvo su primer mandato sindical en los años 1980 en Irlanda.
“EL OBJETIVO ES INTIMIDAR Y HACER CALLAR”
Actualmente comparte la dirección de los sindicatos europeos con el presidente de la CES, el líder del sindicato francés CFDT Laurent Berger, cuyas funciones son menos operativas.
Sus primeros meses de mandato estuvieron marcados por su expulsión de Túnez tras participar en una manifestación organizada por el sindicato UGTT, acusada de hacer comentarios que constituían una “flagrante injerencia sobre los asuntos internos de Túnez”.
“Hice un discurso moderado, respetuoso, para apoyar a los sindicatos locales”, argumentó Lynch. Y explicó como las fuerzas del orden fueron a su hotel después de ser intimidada por el gobierno para que abandonara el país en 24H.
“Mentiría si dijera que no tuve miedo. Podría sentarme aquí y llorar al recordarlo. El objetivo es dar miedo, intimidar y hacer callar”, denunció. “Es lo que viven tantas personas que ejercen su derecho fundamental a pertenecer a un sindicato”. N