En Kenia, 90 personas murieron de hambre tras mantener un ayuno extremo “para conocer a Jesús”. Sus cuerpos fueron encontrados en el bosque de Shakahola, informaron las autoridades este martes 25 de abril.
Este balance, dentro del cual figuran niños, es provisional. Las autoridades siguen peinando un territorio de más de 300 hectáreas, cerca de la ciudad costera de Malindi, en busca de otras fosas comunes.
El descubrimiento conmocionó a toda la nación. El presidente de Kenia, William Ruto, prometió tomar medidas contundentes contra aquellos que “utilizan la religión para promover sus actos atroces”. En tanto, el ministro del Interior, Kithure Kindiki, advirtió que el balance de víctimas podría subir.
SE MATAN POR “CONOCER A JESÚS”
“No sabemos cuántas fosas comunes, cuántos cuerpos hallaremos”, dijo Kindiki. Añadió que 34 personas fueron halladas vivas en el bosque. Kindiki evocó la posibilidad de que se inculpe por “terrorismo” a Paul Mackenzie Nthenge, el “pastor” de la llamada Iglesia Internacional de la Buena Nueva (Good News International Church). Este hombre promovía el ayuno entre sus seguidores para “conocer a Jesús”.
“La mayoría de cuerpos exhumados son de niños”, dijo a la AFP un forense bajo condición de anonimato. Según un investigador, se encontraron fosas con hasta seis personas. La morgue del hospital local está llena por la llegada masiva de cuerpos, dijo Said Ali, responsable del establecimiento.
FOSAS COMUNES POCO PROFUNDAS CON NIÑOS QUE MURIERON DE HAMBRE
Añadió que tuvieron que pedir a la Cruz Roja que proporcionara contenedores refrigerados. “No excavaremos en los próximos dos días para tener tiempo de realizar las autopsias. Las morgues están llenas”, declaró a la AFP un funcionario de la Dirección de Investigaciones Criminales (DCI).
“Cada día que pasa hay muchas posibilidades de que mueran otras personas”, según Husein Jalid, director ejecutivo de la ONG Haki Africa. Además, alertó a la policía de las acciones del líder del grupo. “El horror que hemos visto en los últimos cuatro días es traumático. Nada te prepara para ver fosas poco profundas con niños dentro”, añadió.
Según la Cruz Roja keniana, 212 personas han sido reportadas desaparecidas. Muchos acusan a las autoridades policiales y judiciales de no haber actuado antes. Paul Mackenzie Nthenge ya había sido detenido en dos ocasiones, la última vez en marzo de este año, tras un caso en el que dos niños murieron de hambre. Empero, fue liberado tras pagar una fianza de alrededor 700 dólares.
EL TAXISTA CONVERTIDO EN PASTOR
Este taxista que se convirtió a “pastor” en 2003 se entregó a la policía la noche del 14 de abril y comparecerá ante un juez el 2 de mayo. En los documentos judiciales consultados por AFP, su nombre es Paul Mackenzie Nthenge. En tanto, en el sitio internet de su organización, se indica que la secta fue “creada el 17 de agosto de 2003 por el servidor de Dios PN Mackenzie”.
Con sucursales en varias regiones de Kenia, la Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas cuenta con más de 3,000 miembros, 1,000 de ellos en la ciudad costera de Malindi, donde se había instalado. “La misión de este ministerio es nutrir a los fieles de manera holística en todas las áreas de la espiritualidad cristiana mientras nos preparamos para la segunda venida de Jesucristo a través de la enseñanza y la evangelización”, se lee.
PRÁCTICAS “DEMONIACAS”
También lanzó un canal de YouTube en 2017, donde se pueden encontrar videos de sus sermones en su iglesia en Malindi, donde advertía enfáticamente a sus fieles sobre las prácticas “demoniacas” como usar pelucas y efectuar transacciones digitales sin dinero en efectivo.
El 14 de abril, las autoridades encontraron los primeros restos de cuatro adeptos de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva (Good News International Church), dirigida por Makenzie Nthenge. Ese día, otras 11 personas habían sido rescatadas y hospitalizadas. Pero los macabros hallazgos siguieron en ese bosque, situado cerca de la ciudad costera de Malindi.
EL CONTROL DEL CULTO RELIGIOSO EN KENIA
El jefe de la policía, Japhet Koome, que acudió el lunes al lugar, afirmó que la cifra incluye “los cuerpos exhumados y los que murieron de camino al hospital”, detalló.
La tragedia reavivó un debate sobre el control del culto religioso en Kenia, país predominantemente cristiano, donde los “pastores”, las “iglesias” y otros movimientos religiosos son a menudo noticia. Para el ministro del Interior esta masacre debería conducir “no sólo a un castigo más severo para el autor o los autores de atrocidades (…), sino también a una regulación más estricta de cada iglesia, mezquita, templo o sinagoga en el futuro”. N
(Con información de AFP)