El excremento de ballena desempeña un papel importante en la producción de fitoplancton y, por lo tanto, mitiga la huella climática del cetáceo, muestra un nuevo estudio noruego.
Por primera vez, investigadores del Instituto noruego de Investigación Marina estudiaron la concentración de nutrimentos en el excremento de ballena, antes de que se disuelva en el mar.
“Puede parecer asqueroso, pero para el ecosistema, (el excremento de ballena) vale su peso en oro”, señaló el Instituto en un comunicado publicado este jueves 9 de febrero. “La idea es simplemente que esos excrementos fertilizan los océanos, como las vacas o las ovejas lo hacen en la tierra”.
Los investigadores analizaron las heces de los rorcuales arponados por balleneros. Noruega es uno de los pocos países del mundo que autoriza la caza comercial de estos cetáceos.
Los cerca de 15,000 rorcuales que emigran cada verano al archipiélago noruego de Svalbard, en el Ártico, liberan cada día unas 600 toneladas de excrementos en la superficie del agua (unos 40 kilos por animal).
Según el estudio publicado, estos excrementos diarios liberan unas 10 toneladas de fósforo y siete de nitrógeno, nutrientes esenciales para el crecimiento del fitoplancton, algas microscópicas que absorben dióxido de carbono mediante fotosíntesis y lo convierten en oxígeno.
ADEMÁS DEL EXCREMENTO, LA ORINA DE LAS BALLENAS TAMBIÉN ES RICA EN NITRÓGENO
Los científicos concluyeron que los excrementos de ballena aportaban entre el 0.2 y el 4 por ciento de la producción primaria diaria (producción de fitoplancton) en la región de Svalbard.
“La contribución real de las ballenas es probablemente mayor porque estas estimaciones no incluyen la orina, que es muy rica en nitrógeno”, dijo a AFP Kjell Gundersen, director de la investigación.
Cada rorcual común libera “varios cientos de litros de orina” por día. “Si hay menos ballenas, existe el riesgo de que haya menos fertilización de la superficie de los océanos. Una mayor producción de fitoplancton significa que se absorbe más CO2”, dijo Gundersen.
“Es positivo para el clima”, dijo. “Pero no conocemos el balance de las ballenas en término de gases a efecto invernadero”, porque los cetáceos también emiten metano por sus procesos biológicos.
Las ballenas resultan ser los animales más grandes que jamás hayan existido. De acuerdo con Greenpeace, tienen un oído excelente y son dos o tres veces más eficientes que los mamíferos terrestres para utilizar el oxígeno del aire que respiran.
Igualmente tienen cajas torácicas colapsables que las ayudan cuando se sumergen a profundidad. Además, poseen una capa de grasa muy gruesa que las aísla para protegerlas del frío. N
(Con información de AFP)