A decir un exagente del FBI, la motivación del presunto asesino de cuatro estudiantes de la Universidad de Idaho no tiene la menor importancia para su condena. Bryan Kohberger, de 28 años, enfrenta cuatro cargos de homicidio en primer grado y uno más por robo, todos en relación con los asesinatos de Kaylee Goncalves, Madison Mogen, Xana Kernodle y Ethan Chapin.
El sospechoso fue arrestado el pasado viernes 30 de diciembre en el domicilio de sus padres, en Chestnutville, Pensilvania, y luego extraditado a Idaho para enfrentar los cargos.
Divulgada el pasado jueves 5 de enero, la declaración jurada de causa probable (afidávit) precisa que los investigadores se basaron en evidencias de ADN, grabaciones de vigilancia y registros de telefonía celular para vincular a Bryan Kohberger con los crímenes.
No obstante, un elemento que no esclarece dicho afidávit es la motivación de los crímenes. Al respecto, Bobby Chacon, agente retirado del FBI, dijo que, en su opinión, los investigadores siguen reuniendo pruebas que ayudarían a aclarar la motivación de Bryan Kohberger.
“Me parece que tienen idea del motivo, así que están buscando más evidencias para confirmarlo”, comentó el pasado domingo 8 de enero, en entrevista con Brian Entin, reportero de la estación televisiva NewsNation. Con todo, Chacon agregó que no hace falta establecer la motivación para obtener una condena por homicidio.
“Como investigador, el motivo nunca fue lo más importante para mí, porque esa prueba no es requisito para la mayor parte de los estatutos de homicidio. Mi labor principal como investigador era determinar quién cometió el crimen, cómo demostrarlo y cómo ayudar a la fiscalía a obtener una condena”, explicó.
13 DE NOVIEMBRE SANGRIENTO
“La razón fue siempre lo menos importante para mí, a menos de que tuviera relación con otros aspectos de la investigación o sirviera de argumento para la defensa. Por ejemplo, como un alegato de defensa propia o algo parecido”.
El 13 de noviembre pasado, los cadáveres de los cuatro estudiantes fueron hallados en una casa de alquiler fuera del campus universitario de Moscow, Idaho. Goncalves, Mogen y Kernodle ocupaban la vivienda con otros dos compañeros de escuela, quienes no sufrieron lesiones. En cuanto a Chapin, se encontraba en el domicilio para visitar a Kernodle, quien era su novia.
Después de los asesinatos, los residentes de la ciudad vivieron varias semanas de incertidumbre en las que las autoridades policiacas no hicieron detenciones ni proporcionaron datos sobre la investigación abierta.
La autopsia determinó que los jóvenes tenían heridas defensivas que indican que trataron de protegerse contra su atacante. Los asesinatos desencadenaron un extenso operativo policial y miles de pistas recibidas de la comunidad permitieron la captura de Kohberger, informó el jefe de la policía de Moscow, James Fry.
En cuanto al afidávit, lo único que revela es que Kohberger entró en el radar de las fuerzas de la ley hacia fines de noviembre, y que los investigadores solicitaron una orden de arresto cuando el ADN obtenido de la basura puesta fuera de la vivienda de sus padres coincidió con el ADN que el asesino dejó en la funda de cuchillo que la policía recuperó en la escena del crimen.
Oriundo de Pensilvania, Bryan Kohberger emigró a Pullman, estado de Washington —ciudad colindante a Moscow, Idaho— en algún momento del verano, con la intención de iniciar su doctorado en criminología en la Universidad Estatal de Washington.
BRYAN KOHBERGER CRIMINÓLOGO
El acusado aparece registrado como estudiante de doctorado del Departamento de Justicia Criminal y Criminología de la Universidad Estatal de Washington, de acuerdo con el portal de la casa de estudios, la cual se encuentra a unos 15 minutos de la escena del crimen.
Según el afidávit, los registros celulares demostraron que, antes del 13 de noviembre, su teléfono estuvo en las inmediaciones de la zona de los homicidios por lo menos en 12 ocasiones.
Es indudable que los investigadores seguirán tratando de indagar la motivación, ya que la fiscalía “siempre pretende que el jurado escuche un relato completo de lo ocurrido”, aclaró Chacon. “Aun así, no hace falta determinar el motivo para obtener una condena. No es requisito de los estatutos”.
Esclarecer la razón es “el elemento más complejo en casos como este”, agregó el exagente del FBI. “Y es que, francamente, no existe un argumento racional para cometer un crimen. Sin embargo, es muy satisfactorio determinar la causa”.
Por lo pronto, la fiscalía, la defensa y los investigadores no pueden discutir el caso debido a que, la semana pasada, la jueza Megan Marshall emitió una orden de secreto sumario prohibiendo que las partes hablen de cualquier cosa “que, razonablemente, pueda interferir con un juicio imparcial”.
Pese a ello, Jason LaBar, el defensor público que representó a Bryan Kohberger en Pensilvania, dijo con anterioridad que el acusado está “deseoso de ser exonerado”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).