La capilla ardiente es un conjunto de ornamentos en su mayor parte luminosos que son utilizados durante un velatorio o funeral. Con ello se honra al fallecido antes de sepultarlo o incinerarlo.
En el caso de la reina Isabel II, la capilla ardiente abrió sus puertas este miércoles y cerrará hasta su funeral previsto el lunes, así miles de ciudadanos podrán darle un último adiós. Esta tradición remonta a varios siglos atrás.
La presentación de los restos mortales al público —en un ataúd cerrado— es un honor que reciben los reyes, las reinas consortes y, en ocasiones, los antiguos primeros ministros para permitir que la población les rinda un último homenaje.
Desde 1910 y la muerte del rey Eduardo VII, Westminster Hall, la parte más antigua en pie del homónimo palacio, acoge las capillas ardientes de los soberanos.
Los féretros cerrados reposan en un catafalco, en medio de este salón de 900 años de antigüedad.
UN CATAFALCO COLOR PÚRPURA
Militares de la guardia real, de la infantería o del regimiento de caballería de Casa Real velarán los restos mortales de la difunta monarca, cabizbajos y de espaldas al ataúd. El público desfilará ante el féretro para rendirle un homenaje sin demorarse.
El féretro de la reina madre Isabel, que murió el 30 de marzo de 2002, se expuso durante tres días en Westminster Hall, antes de su funeral en la Abadía de Westminster diez días después. Unas 200,000 personas se acercaron a despedirse de ella ante su ataúd.
Los restos de la monarca más longeva del Reino Unido permanecerán hasta el 19 de septiembre en un catafalco color púrpura en Westminster Hall.
Los británicos podrán acudir a presentar sus respetos de forma ininterrumpida hasta el lunes a las 06:30 horas. Ya se observa la llegada de miles de personas y filas kilométricas, día y noche.
El féretro de Isabel II se trasladará a la Abadía de Westminster para un funeral de Estado a partir de las 11:00 horas, que se espera que sea seguido por millones de personas en el mundo.
LOS ASISTENTES AL FUNERAL
Dignatarios de todo el mundo han sido invitados a las exequias, entre ellos presidentes como el estadounidense, Joe Biden, y el brasileño, Jair Bolsonaro, y monarcas como el español, Felipe VI, o el japonés, Naruhito. Por parte de México se espera que asista al funeral de Estado el canciller Marcelo Ebrard.
Después del funeral, el ataúd se trasladará a Windsor, donde tendrá lugar un servicio religioso antes de un entierro privado en la capilla de San Jorge.
La reina será inhumada en esa capilla junto a su esposo, el príncipe Felipe. N
Con información de AFP
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