“¡No es mi culpa!” Si esta frase es una constante en tu hogar —de uno de los adultos, no de los niños— podría ser momento de abordar a la persona que siempre trata de culpar a otros por sus propios errores.
A continuación, expertos en salud mental explican cómo esta tendencia a eludir la responsabilidad se origina en la vergüenza. Y cómo podemos evitar que nuestros seres queridos o nosotros mismos culpemos a otras personas.
CÓMO SABER CUÁNDO UNA PERSONA ESTÁ CULPANDO A OTROS POR SUS ERRORES
Heather Lofton, terapeuta del Instituto de la Familia de la Universidad Northwestern en Illinois, dice a Newsweek: “Para muchos, es un reto asumir la responsabilidad de sus errores, especialmente si decepcionan o lastiman a alguien. Es bastante fácil detectar a alguien con limitaciones interpersonales de esta manera”.
Hay una serie de signos que debemos tener en cuenta, según Lofton y la psicóloga clínica Ramani Durvasula. Además de culpar descaradamente a los demás y rehusar la responsabilidad, esta persona podría:
- Cambiar de tema cuando se le pide que asuma la responsabilidad.
- Comportarse como una víctima con frecuencia.
- Ser hipócrita, tienen un conjunto de reglas para ellos y otro para todos los demás.
- Costarle trabajo disculparse o reconocer su rol en una situación que concluyó con un error de su parte.
- Ser abusivo emocionalmente. Empiezas a ver un patrón de mentir o embellecer cualquier situación para evitar la responsabilidad.
- Ser manipulador.
¿POR QUÉ CULPAMOS A LOS DEMÁS?
Lisa Gordon, también terapeuta en el Instituto de la Familia de la Universidad Northwestern, dice a Newsweek que las personas a quienes de niños se les señalaban sus malas acciones con frecuencia pueden desarrollar “una aversión adulta a escuchar que de alguna manera erraron”.
Durvasula, quien apareció con Will Smith y Jada Pinkett Smith en el programa Red Table Talk, así como con Kendall Jenner en el canal de YouTube de Vogue, señala a Newsweek que todo se reduce a la vergüenza. Ser responsabilizado por “mal” comportamiento suscita vergüenza.
En un intento por preservar su ego o como mecanismo de defensa, la persona traslada o proyecta la culpa a los demás. Esto representa que no tiene que experimentar la incomodidad de “ser juzgados negativamente por su comportamiento”, indica.
Cuando se le pregunta si el acto de culpar a otros ocurre en un nivel subconsciente, Durvasula explica: “Hay discernimiento [de que] el comportamiento no es apropiado, por lo que no puede ser del todo”.
CÓMO DEJAR DE CULPAR A LOS DEMÁS
¿La respuesta corta? “Madura”, explica Durvasula. Ella, Lofton y Gordon ofrecen consejos más detallados a continuación.

TEN UN POCO DE AUTOCOMPASIÓN
Reconoce que ninguna persona es perfecta y que rendir cuentas por nuestro comportamiento tiene beneficios. Durvasula señala que estos incluyen:
• Facilita las relaciones más consistentes, profundas y de confianza.
• Nos da la oportunidad de aprender de lo que hicimos.
• Nos da la oportunidad de ayudar a otros a sentirse seguros.
SER CONSCIENTE
Sé consciente de tu comportamiento y señala los errores en cuanto los observes.
RECONOCE TUS ACCIONES
Si alguien te llama la atención por un mal comportamiento, reconócelo. “Puede que no se sienta bien a corto plazo, pero es más probable que la relación que tienes con esa persona avance de manera saludable si lo haces”, menciona Durvasula.
Gordon apunta que debes “reconocer tus propios errores con frecuencia y enfatizar el valor de intentar nuevas conductas” para ayudar a crear una cultura familiar en la que los errores se consideren normales y oportunidades para crecer.

VER LA CULPA COMO INFORMACIÓN ÚTIL
Gordon sugiere transformar la retroalimentación de “culpa” a “información útil”, usando este formato: “Cuando [insertar comportamiento] siento [insertar emoción] y agradecería que pudieras [insertar comportamiento deseado] en su lugar”.
Modelar comportamientos saludables, tales como la expresión de emociones, con suerte permitirá que el otro se aleje de la culpa, agrega.
BUSCAR TERAPIA
Acudir a terapia para descubrir qué hay detrás del miedo a asumir la responsabilidad puede poner fin a este ciclo, “ya que las raíces de la vergüenza pueden venir desde la infancia”, aclara Durvasula.
Lofton también alenta a participar en terapia para ayudar a “procesar el patrón, descubrir la causa original y crear nuevos comportamientos para trabajar la responsabilidad por las acciones propias”.
Agrega que no asumir la responsabilidad por nuestros errores con frecuencia es el resultado de algún tipo de trauma o vergüenza que se aprendió con el tiempo, por lo que tomará tiempo desaprender este comportamiento. N
(Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek)