“México y Rusia nunca pueden estar tan cercanos”. Esta fue la contundente declaración del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, ante la instalación del grupo de amistad México-Rusia, el pasado 25 de marzo, como resultado de la iniciativa de un grupo de legisladores encabezado por la bancada morenista y respaldado por diputados del PT, así como del PRI, en la Cámara de Diputados.
Si bien esta declaración puede parecer una abierta injerencia estadounidense en los asuntos internos de México, ciertamente es un claro reflejo de la realidad que impera en las relaciones bilaterales entre la Estados Unidos y nuestro país. Al tiempo, expresa una continua preocupación de Washington hacia una serie de acciones y posicionamientos de la llamada cuarta transformación encabezada por el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador.
La relación con Estados Unidos ha sido, históricamente para México, prioritaria no solo por compartir una frontera de más de 3,000 kilómetros, sino por la larga historia común que se refleja en una profunda interdependencia compleja que toca distintos sectores.
En el ámbito comercial, Estados Unidos representa para México su principal socio. En tanto, para la potencia del norte, México se sitúa como el segundo socio comercial después de Canadá, habiendo desplazado a China, ya que en 2021 el comercio entre ambos países superó los 660,000 millones de dólares.
¿Y LOS VÍNCULOS SIGNIFICATIVOS?
La instalación de ese grupo de amistad en el Palacio de San Lázaro parece haber olvidado que Rusia apenas ocupa el lugar 35 en la agenda comercial mexicana. Y que nuestros vínculos en otros rubros no son significativos.
Si bien algunos sectores argumentan que dicha iniciativa no debiera verse como un atentado a nuestra relación con Estados Unidos u otros países, incluidos los de la Unión Europea, el momento en que se celebra y anuncia fue absolutamente inoportuno.
Rusia se halla inmersa en una guerra abierta contra Ucrania que ya lleva casi dos meses. La comunidad internacional ha reprobado este proceder y le ha impuesto severas sanciones tanto económicas como financieras y de diversa índole. Por ello, el gobierno mexicano pudo haber sido más prudente y reservar la instalación de dicho grupo de amistad para otro momento más idóneo.
Hoy los reflectores mundiales son desfavorables para la potencia agresora rusa y para sus aliados. Incluso, China ha manejado una prudente distancia frente al conflicto pese a ser un socio estratégico de los rusos. Eso se evidencia en sus alianzas político-militares y de cooperación, como lo muestra su liderazgo regional en la Organización de Cooperación de Shanghái.
REFLEJO DE UNA POLÍTICA DEMAGÓGICA
Es momento de que el gobierno de la 4T haga a un lado sus discursos nacionalistas y antiimperialistas. Estos discursos no hacen sino recordar una retórica tercermundista propia de la década de los años 1970 y de la Guerra Fría.
Seguir pronunciándose contra el orden liberal, señalar que México no es “tierra de conquista de nadie”, proponer “pausar” la relación con socios históricos como España, pedir disculpas por los abusos de la Conquista, demandar al Vaticano por sus acciones de hace más de 500 años, e incluso llamar a los parlamentarios europeos “borregos”, entre otras aseveraciones, reflejan una política demagógica que complica el posicionamiento de México en la arena internacional.
Además, esta poco coadyuva a solucionar los apremiantes problemas internos como la inseguridad, el desempleo, la falta de crecimiento, la pobreza y el debilitamiento del estado de derecho que prima en el país, entre otros lastres.
Urge reencausar la agenda de política exterior. Y también reconocer que nuestra prioridad es mantener en los mejores niveles de entendimiento y cooperación los vínculos con Estados Unidos. Eso no significa doblegarnos a sus intereses, sino reconocer la realidad que los imperativos geopolíticos demandan. N
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Luz Araceli González Uresti es profesora investigadora de Relaciones Internacionales de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.