Este reportaje fue producido originalmente por el Semanario del diario Vanguardia y forma parte del Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte, un proyecto del International Center for Journalists, en alianza con el Border Center for Journalists and Bloggers.
Cuando los niños de Coahuila regresaron a clases, miles de alumnos se encontraron con escuelas vandalizadas o robadas durante los meses de inactividad en la pandemia. Varias escuelas de Torreón siguen en la misma condición y tanto maestros como padres de familia se quejan de que las autoridades hacen muy poco para repararlas y dejarlas en buenas condiciones.
El regreso a clases tuvo sus dificultades. Más del 30 por ciento de las 4 mil 98 escuelas en Coahuila carecían de las condiciones adecuadas. Muchas escuelas fueron vandalizadas o robadas durante la pandemia, situación que, junto con el aumento de casos de COVID-19 en las últimas semanas, complicó el regreso a clases de muchas escuelas y alumnos que no estaban listos para hacerlo.
Maestros y padres de familia se siguen quejando de falta de servicios, instalaciones vandalizadas y robo de mobiliario. Semanario realizó un recorrido por tres planteles ubicados en la región lagunera, donde se observaron daños en las fachadas, mesas y sillas quebradas, animales y vidrios rotos.
Aquí los testimonios de quienes se dicen preocupados porque los niños y niñas no pierdan más días de clases, pero también porque esto ocurra con las mejores condiciones posibles.
Clases presenciales e incertidumbre
El ejido “Rancho de Afuera” es un pequeño poblado en el desierto a 10 kilómetros de la ciudad de Torreón, Coahuila. Sus calles no tienen pavimento. Las casas miden unos 40 metros cuadrados de superficie. Y mientras el canto de los gallos recibe el amanecer, un grupo de mujeres acompaña a sus hijos, a pie, hasta la entrada de la escuela primaria “Presidente Lázaro Cárdenas del Río”.
José Balderrama, director y maestro de quinto y sexto grado, apunta a la frente de los infantes con un termómetro infrarrojo que le prestó su esposa (maestra de otra escuela), para después compartirles gel antibacterial que compró con su dinero.
Entre él y la maestra Mariana Romano, de primero y segundo grado, constantemente voltean hacia los lados para verificar que ningún trabajador de la Secretaría de Educación Pública o del Instituto Coahuilense de la Infraestructura Física Educativa (Icifed) arribe al lugar.
Tanto maestros como padres de familia están conscientes de que la escuela aún no tiene permitido abrir sus puertas al alumnado, pero insisten en que la salud mental de los niños se ve afectada y necesitan socializar.
La profesora Flor Estela Rentería Medina, coordinadora de Servicios Educativos en La Laguna, dijo que 300 escuelas estaban listas para regresar a clases presenciales, luego de un diagnóstico realizado por la Secretaría de Educación Pública. En este estudio participó también el Icifed.
Pero la escuela “Presidente Lázaro Cárdenas del Río”, junto con otras ocho escuelas ejidales, pertenece al sector cuatro, de la zona escolar 549. De las nueve escuelas, sólo tres tienen permitido regresar a clases presenciales, de acuerdo con la lista oficial.
Y mientras los niños ingresan al plantel con sus uniformes, mochilas y cubrebocas hay un maestro ausente. Gustavo Hernández está en cuarentena en su hogar. Su esposa y él enfermaron de COVID-19.
Además, durante el verano, la escuela “Presidente Lázaro Cárdenas del Río” sufrió el robo de los aparatos de aire acondicionado, de treinta metros de cable eléctrico, y de la bomba de agua que abastece los baños.
Se presentó una denuncia ante las autoridades municipales y la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Coahuila (SEDU), pero hasta la fecha no ha habido solución.
–La escuela estaba en pésimas condiciones y se lo advertimos a las madres de familia. El día 9 de agosto los citamos para ver cuál era la posibilidad de entrar a la escuela. Vinimos maestros, padres de familia. Les explicamos que nosotros no veníamos marcados para el regreso clasea presenciales y semipresenciales. Podíamos volver dos días a la semana, pero estaba lleno de hierba, polvo y escombros. Animales muertos, arañas en las aulas y, por supuesto, el robo de aparatos y mobiliario –comentó Balderrama.
En las vacaciones de verano de 2021 la escuela realizó un reporte de las condiciones de la infraestructura. Dicho reporte se mandó al Icifed en Saltillo, que junto con la SEDU son las encargadas de solucionar el problema de vandalismo y reestructuración de los centros educativos.
José Balderrama comentó también que recibieron un comunicado oficial por parte de la SEDU, en el que les recomendaba apoyarse unos a otros entre directores del sector, para dialogar con dueños de empresas locales o con los mismos municipios para pedir ayuda y así lograr que se reactiven las escuelas.
Según el Icifed, de los 3 mil 200 planteles de educación básica que hay en Coahuila se reportaron 500 escuelas vandalizadas o con robos en su infraestructura física.
Al respecto Higinio González, secretario de educación en Coahuila, informó que las mayores afectaciones se reportaron en los municipios de Torreón y Saltillo. Ahí se aglomera el número más alto de escuelas de nivel básico e indicó que se requieren aproximadamente 30 millones de pesos para restaurarlas.
–La Secretaría de Educación se quiere deslindar de la responsabilidad. Nos obliga a no pedir ninguna cuota de inscripción, pero si no cobramos esa cifra a los padres, ¿quién nos la va a dar? ¿Quién va a repar los daños? –sentencia José.
Deja la escuela hasta que todo mejore
Azucena Vázquez, de 31 años, es madre de dos niños, uno de tres y otro de ocho. Vive en la colonia Rincón de la Merced, al oriente de Torreón.
Ella no quiere que su hijo mayor vuelva a la escuela primaria “Profesor Víctor García Carreño”. Durante toda la cuarentena ella estuvo encargada de apoyar a su hijo en tareas y trabajos y en dar pequeñas cuotas para la rehabilitación de la escuela.
–Para empezar la escuela no está lista, los profes no están listos y nuestros hijos tampoco están listos. Los rateros se llevaron todo. No hay agua en los baños, no hay luz, ni aire. ¿Cómo quieren que mandemos a nuestros hijos así? –reclama Azucena.
En abril de 2020, a la escuela primaria “Profesor Victor García Carreño” le robaron 12 aparatos de aire acondicionado, cable eléctrico y la bomba de agua. Además, le dañaron las chapas, ventanas y baños. Por si fuera poco está completamente grafiteada. Las bancas de los salones están rotas y hay hierba por todos lados.
El director de la primaria, Eder Olivas asegura que pusieron una denuncia ante las autoridades. El trámite iba bien, hasta que la aseguradora de la escuela les pidió que los motores de aire estuvieran foliados y sellados, uno por uno. El inventario que tenían, sin embargo, venía en general bajo el nombre de “aparatos de aire”, en vez de venir por piezas como les solicitaron.
Según el precio más barato en el mercado de los motores de aire, cada uno costaría, en promedio, mil 800 pesos. Siguiendo esta lógica, en total serían 21 mil 600 pesos por los 12 motores robados.
–La solución es que alguien nos brinde el apoyo o que personalmente los docentes lo compren, cosa que no se me hace justa. Los padres dan una aportación super mínima, 200 pesos en todo el año. Es meramente simbólico. Con lo cual estamos viendo primero arreglar la situación del agua (la escuela carece del recurso porque el tinaco se cayó de la azotea y se rompió.) Y luego ya los aparatos de aire.
Por lo anterior, Azucena comenta:
–Ahorita vine a despedirme de los maestros y a decirles que mi hijo no va a estar este ciclo. Se tomará un descanso. La verdad es que ya no podemos (tomar clases) en línea, no es lo mismo que estar en presencial. Y no creo que regrese pronto.
Respecto al plantel, padres de familia y maestros aseguran que ellos pusieron dinero para arreglar el problema de los aires acondicionados, agua potable y baños.
En lo que va del año 2021, según la SEDU, de las 4 mil 98 escuelas de todos los niveles que hay en el estado, 294 no cuentan con agua potable y 393 carecen de drenaje.
–Desgraciadamente estamos olvidados. Se nos apoya con un galoncito de cloro, un pinol y “hágale como se pueda” –menciona la maestra de quinto grado, Blanca Martínez, con voz alta y grave–. Nuestra escuela está en un entorno donde la mayoría de los niños son de bajos recursos. Entonces tampoco hay aportación por parte de los padres de familia. El apoyo que nos dan (la Secretaría de Educación) parece chiste. Sólo dan órdenes desde la oficina, pero no vienen y se meten para apoyarnos en todo lo que está mal.
–¿Cómo se sienten? –pregunta el reportero.
–Estamos a solas –responde Eder–. Aquí los docentes se las tienen que arreglar para dar las clases con lo que tengan. De la educación mucho se dice mucho se dice de hacerla equitativa e inclusiva, pero poco se hace. Andamos poniendo de nuestro dinero, cosa que se me hace totalmente injusto.
¿Qué hay de la salud mental?
Un tercer ejemplo es la escuela “Presidente Lázaro Cárdenas del Río” (se llama igual que la primera escuela mencionada), en el municipio de Matamoros, Coahuila. Tiene 330 alumnos y les robaron el cableado eléctrico, aparatos de aire acondicionado y computadoras portátiles. Además, están salones con poca ventilación por las ventanas selladas. Tiene bancos y mesas rotas. La parte externa de las instalaciones está grafiteada.
–La escuela no se encuentra en las condiciones idóneas para regresar. Nos faltan las condiciones básicas como son agua y luz sobre todo. Nos saquearon el cable eléctrico. No tenemos ventilación adecuada y las ventanas están casi selladas. La mayoría de los salones tienen ese tipo de ventanas. Y eso eso tiene que ver con el protocolo de salud –dice Raquel Dolores Escobedo, directora de la primaria, quien asegura que las denuncias correspondientes se pusieron desde mayo–.
Sostiene que las autoridades no les han dado respuesta. Mientras tanto, señala que el 50 por ciento de las mamás no quieren exponer a sus hijos por la falta de ventilación y el riesgo que eso representa en los contagios.
–El otro 50 por ciento sí quiere el regreso. Dicen “ya urge”, y nosotros los maestros también, pero las condiciones no lo permiten. Además hay rezagos educativo. Hay grandes huecos en cuanto al aprendizaje. Nunca va ser igual presencial que a distancia –sentencia la directora.
Laura Ramirez, de 35 años, pide ocultar su identidad para que su hijo Ernesto, quien cursa el cuarto año de primaria, no enfrente repercusiones.
Ernesto fue diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, y Laura admite que desde que comenzó el encierro por COVID-19 su salud mental ha empeorado.
–Como su madre, soy la persona que lo cuida, le hace de comer, le hace sus tareas, trabajos, lo entretiene y juega con él. Es un niño que se distrae mucho, grita mucho, juega mucho –dice Laura, a través de una llamada telefónica–. Ha tenido muchos problemas con la escuela en línea.
–¿Qué tipo de problemas?
–Se desespera mucho y llora constantemente conmigo, al punto de golpearse y gritar en plena clase. Hubo veces que ya no quería estar sentado frente a la computadora, pero mi ex marido, porque pues me separé de él hace tres meses, me lo golpeaba si no lo hacía –responde Laura–. Fue una situación de veras horrible para él y para mi.
Laura asegura que ya puso la denuncia correspondiente contra el padre del niño. Al mismo tiempo asegura que la falta de convivencia con otros niños le ha afectado: se la pasa encerrado, le dan ataques de ansiedad en donde se golpea a sí mismo, rompe cosas, avienta objetos en la casa.
–Me siento muy mal, muy cansada. La salud mental de ambos ha empeorado. Mi familia a cada rato me dice que lo saque de estudiar, pero yo solo quiero que siga estudiando, quiero que lleve una vida normal.
La experta y asesora de la Organización Mundial de la Salud, Marilú Acosta advirtió que en el país, a comparación de la Unión Europea, el problema del retorno a clases presenciales es que no todas las escuelas son iguales, ni la gente tiene las mismas características y oportunidades. Por lo anterior, es muy complejo garantizar un regreso seguro.
Pocos estaban listos para el regreso
En la calle Juan Pablos, en la zona centro de Torreón, se ubican siete planteles educativos privados y públicos. Sólo tres han regresado presencialmente: las privadas. Las otras cuatro escuelas públicas del sector siguen sin recibir apoyo gubernamental por el robo y vandalismo de sus instalaciones.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, del 30 de agosto al 10 de septiembre de 2021 se registraron 11 mil 923 contagios de COVID-19 entre niños y adolescentes de cinco a 14 años de edad en todo México.
A fecha del 9 de septiembre de 2021, en Coahuila se han reportado 19 casos de contagios de COVID-19 tras el regreso a clases presenciales. Por ello la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” exigió al gobierno federal y a la SEP que se destinen mayores presupuestos a la mejoría de las escuelas.
Aun así, hoy son miles los planteles educativos que el gobierno federal, la SEP y la SEDU tienen en el abandono en lo que se refiere a infraestructura, salubridad y programas de salud mental.
Fotografías: Diego Santana
Ilustración: Edgardo Barrera