La desigualdad de género, la discriminación y la violencia siguen imposibilitando el crecimiento de las mujeres en el ámbito cultural.
LA PARTICIPACIÓN de las mujeres en la industria musical y en el cine cada vez está teniendo más peso y mayor presencia. Sin embargo, la lucha por obtener mejores oportunidades de crecimiento y ser reconocidas en un sector liderado por hombres aún continúa.
México es uno de los países con mayor repunte cultural en toda Latinoamérica. De acuerdo con el economista mexicano Ernesto Piedras y el ensayo “La industria musical en México: panorama crítico y coordenadas de análisis”, de Julián Woodside, las industrias creativas representan el 7.4 por ciento del PIB del país.
Dentro de la industria musical uno de los temas principales son las condiciones equitativas para que las mujeres sobresalgan dentro de la escena con la misma libertad bajo el reconocimiento de su trabajo y no por el hecho de ser mujeres.
“Una gran problemática es la falta de poder en la toma de decisiones importantes, muchas veces como mujeres en la industria de la música nuestra voz es minimizada. En puestos relacionados con el management, la producción, etcétera, no hay tantas mujeres, y si las hay no siempre se les da la voz o el crédito que merecen.
“Al ser un espacio conformado en su mayoría por hombres, por lo general son ellos quienes deciden a quién ofrecerle apoyo o representar musicalmente, casi siempre dándole ese apoyo a otros hombres y excluyendo a las mujeres”, señala la música Micol Esposito.
Datos de la UNESCO y de Focus del Observatorio Audiovisual Europeo constatan que México se encuentra entre los 20 países con mayor producción de cine y dentro de los tres primeros lugares con más auge de Latinoamérica; sin embargo, las mujeres constituyen el 22.5 por ciento de la brecha laboral de filmes a escala mundial, mientras que los hombres ocupan el 77.5 por ciento.
También lee: Día Internacional de la Mujer: así se está conmemorando en el mundo
Para la productora de cine Betsy Larios, los retos como mujer en la industria son los que vivimos a diario todas las mujeres: los acosos, el trabajar más horas para lograr mejores resultados, competir y ver que alguien sube mucho más rápido de puesto por el simple hecho de ser hombre; sin embargo, también considera que esto ha ido evolucionando poco a poco.
“Hoy en día creo que eso ya por lo menos en mi área de producción y en la industria del cine ha cambiado, ha dado un giro muy grande, muy bonito. Cada día en las producciones en las que estamos vemos muchas más mujeres en todas las áreas, no solo en las de la producción”.
#METOO, UN PARTEAGUAS EN EL FEMINISMO
Fue a finales de 2017 cuando comenzamos a leer en redes sociales los primeros testimonios de mujeres que fueron violentadas por agresores mediáticos, muchos de ellos ligados al acoso y violencia sexual, como el caso del exproductor de cine Harvey Wenstein.
Estas noticias de alto impacto lograron que el mundo entero se paralizara y comenzó una década donde el movimiento feminista en México y en otros países tomó mucha más fuerza.
Fue así como hashtags de tipo #MeTooEscritoresMexicanos, #MeTooPeriodistasMexicanos #MeTooCreativosMexicanos #MeTooCineMexicano, #MeTooAcadémicosMx, entre otros, ayudaron a visibilizar las violencias machistas que existen en muchas de las industrias y de las cuales las mujeres somos víctimas.
No te pierdas: Mujeres migrantes, entre el duelo y el anhelo por recuperar sus vidas
“El movimiento del MeToo abrió muchísimo los ojos, ayudó a que algunos hombres entendieran la frustración que teníamos. Estamos acostumbrados a no hablarlo y más en una industria donde hay que estar trabajando con hombres todo el tiempo”, considera Alejandra Moreno, vocalista de la banda mexicana de mujeres Ruido Rosa.
Uno de los hashtags más utilizados y con más impacto mediático fue el de #MeTooMúsicosMexicanos, pues a través de este y de una cuenta en Twitter se dieron a conocer casos de violencia sexual por parte de músicos y exmúsicos.
Uno de los más sonados fue el del guitarrista Efrén Barón, ahora exintegrante de la banda mexicana División Minúscula, y el de Armando Vega Gil, exintegrante de Botellita de Jerez, quien días después de ser expuesto en redes sociales se quitó la vida.
El movimiento del #MeToo no solo generó una nueva forma de denunciar y de utilizar las herramientas digitales como un método de empoderamiento, sino también ayudó a crear más redes de apoyo, generando lazos y sororidad entre mujeres.
La desigualdad de género, la discriminación y la violencia son entes que imperan e imposibilitan el crecimiento de las mujeres en el ámbito cultural. N