NACÍ en República Dominicana en diciembre de 1989. Fui adoptada en marzo del año siguiente. Mis padres volaron a República Dominicana, me adoptaron y volaron de regreso a Connecticut, donde he vivido la mayor parte de mi vida. Tuve una gran educación y me gradué de la universidad. No tengo ninguna queja sobre mi infancia.
Tengo una hermana menor que también fue adoptada en República Dominicana. Cuando estaba en la universidad, mi exniñera estaba casada con el gerente de un bar local en New Haven, The Russian Lady, y ella me sugirió que trabajara para él. ¿Qué chica universitaria no quiere ganar dinero fácil el fin de semana? Entonces comencé a trabajar allí en 2011.
Casi 18 meses después, en 2013, contrataron a Cassandra Madison, Cassie.
Un día ambas estábamos en el área del restaurante de The Russian Lady y noté que Cassie tenía la bandera de República Dominicana tatuada en un brazo. Tengo ese mismo tatuaje en la espalda, así que decidí preguntarle. Recuerdo que pasó a toda velocidad por mi lado y dijo: “Sí, pero soy adoptada”.
No te pierdas: Uno es francés y el otro estadounidense, pero son hermanos… Se conocieron por una prueba de ADN
Le dije que también fui adoptada y les preguntamos a algunos de nuestros compañeros de trabajo si nos parecíamos. Ellos estuvieron de acuerdo en que sí. Nuestros ojos, nariz y frentes se parecen, nuestras voces son similares y ambas hablamos con nuestras manos y somos fuertes. Nos convertimos en mejores amigas.
Salíamos todos los fines de semana. Íbamos de compras o a desayunar. En el verano de 2013 pensamos que tal vez éramos familiares, así que sacamos nuestro papeleo de adopción, pero los detalles no coincidían. Cassie nació en 1988 y yo, en 1989. También se anotaba que habíamos nacido en diferentes ciudades y nuestros apellidos biológicos eran diferentes. Los nombres de nuestras madres biológicas no eran los mismos.
Así que lo dejamos así. Sabíamos que era una oportunidad entre un millón. ¿Cuáles son las probabilidades de que dos niñas adoptadas trabajen en el mismo bar en Connecticut y sean hermanas biológicas?
Luego Cassie conoció a su ahora esposo y se mudó a Virginia, en 2015. Nos mantuvimos en contacto vía las redes sociales, pero no estábamos tan cerca como sucedía antes.
En 2018, Cassie se hizo una prueba de ADN de 23andMe para saber más sobre su origen étnico. Descubrió que tenía un primo hermano en Connecticut que también se había hecho la misma prueba. Ese primo le preguntó a su propia madre sobre Cassie y, de esa manera, contactaron con su padre biológico. Al año siguiente fue a República Dominicana para encontrarse con su familia biológica, que vive en las afueras de Santiago de los Caballeros. Me contó que fue increíble.
Después de eso, la historia comienza a volverse un poco loca. Mi mejor amiga de la infancia, Molly Sapadin, fue adoptada por su familia el mismo día que yo, a través de la misma agencia de adopción, en República Dominicana.
Molly también había estado investigando a su familia biológica y su documentación de adopción mostró que ella y Cassie tenían los mismos apellidos y el nombre de su madre era el mismo. Así que se hizo pruebas de ADN y descubrió que era prima tercera de Cassie. El papeleo de Molly indicaba que podría ser la hermana de Cassie, pero en realidad era su prima.
YO ENCAJABA EN ESA DESCRIPCIÓN
Eso me hizo pensar que existía la posibilidad de que el papeleo de adopción mío y de Molly se hubiera mezclado de alguna manera. Pero tengo una gran familia, por lo que hacer una prueba de ADN para encontrar a mi familia biológica no es algo que realmente hubiera querido hacer.
En la Navidad de 2020 Cassie decidió preguntarle a su padre biológico si él y su madre biológica habían renunciado a otros hijos. Le dijo que habían renunciado a otra niña y yo encajaba en esa descripción. Así que Cassie decidió que tenía que viajar a Connecticut y traerme una prueba de ADN.
La madrugada del Año Nuevo de 2021, Cassie condujo ocho horas hasta mi ciudad con un examen 23andMe para que yo lo hiciera. En ese momento todavía no estaba segura de que fuera lo correcto, porque si resultaba que no éramos hermanas sería una gran decepción, pero Cassie me ayudó a configurar todo en mi teléfono e incluso llevó la prueba a la oficina de correos.
Se necesitan algunos meses para obtener los resultados, pero se puede realizar un seguimiento del progreso de la prueba en una aplicación móvil. Cassie me llamaba y me enviaba mensajes de texto todos los días pidiéndome actualizaciones, y luego, el 28 de enero de 2021, me envió un mensaje de texto a las 7 de la mañana preguntando si había escuchado algo. No había nueva información entonces, pero a las 11:45 horas recibí una alerta para decir que mis resultados estaban listos. Estaba extremadamente nerviosa, pero cuando miré los resultados de los parientes de ADN, Cassandra Madison figuraba como mi hermana.
También lee: Tu historia genética, un negocio para otros
Cassie gritó cuando se lo conté. Ella no lo podía creer. Realmente era una posibilidad entre un millón. También llamé a Molly y le conté. Fue muy abrumador para todos, pero la agencia a través de la cual Molly y yo fuimos adoptados ya no existe, así que no sabemos realmente qué sucedió.
Mi hermana y yo nos vimos después durante el fin de semana del Día de San Valentín en Nueva York. Había pasado un mes desde que inicialmente me trajo la prueba, pero no había ninguna rareza en ser hermanas porque hemos sido amigas durante mucho tiempo. La única diferencia real es que ahora hablamos todos los días.
Mis padres han sido geniales. No me presionan y me apoyan mucho. Quiero ir y conocer a mi familia biológica, pero con la pandemia quién sabe cuándo sucederá. También quiero recibir la vacuna COVID-19 antes de salir de Estados Unidos.
No te pierdas: La radiación nuclear me dañó, pero me convertí en atleta de primer nivel
Lamentablemente, descubrimos que nuestra madre biológica falleció en 2015, a los 46 años, de un ataque al corazón. Pero nuestro padre biológico está encantado de haberse conectado con nosotras.
Cassie le preguntó por qué nos dieron en adopción y resultó que nuestro hermano biológico mayor estaba muy enfermo en ese momento, por lo que necesitaba una gran cantidad de atención y ayuda médica. Nuestros padres biológicos no podían permitirse el lujo de cuidar de Cassie y por eso la dieron en adopción. Cuando nací, 17 meses después, tampoco me pudieron mantener. No puedo criticarlos, querían darles a dos niños una vida mejor y yo he tenido una gran vida, así que quiero agradecerles por hacerlo.
Mi historia ha resultado muy motivante para otras personas adoptadas, pues les ha dado la esperanza de que ellos también podrían encontrar a su propia familia biológica. Sin embargo, es importante que la gente sepa que no todas las historias tienen este tipo de final como de película. N
—∞—
Julia Tinetti vive y trabaja en Connecticut. Su hermana Cassandra Madison vive y trabaja en Virginia con su esposo. Todas las opiniones expresadas en este artículo pertenecen a la autora. Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek.