CHINA está en el proceso de construir un muro de alambre de púas a lo largo de sus 1,930 kilómetros de frontera sureña con Birmania para evitar los cruces ilegales, según reportes recientes.
Imágenes en redes sociales de Wanding y Ruili —ambas poblaciones en la provincia sureña de Yunnan, China— muestran vallas metálicas de alambre de púas de 2 a 3 metros de alto que separan los dos países, reportó Radio Free Asia (RFA), financiada por el gobierno estadounidense.
Aun cuando los reportes mediáticos en China dicen que la valla fronteriza ha ayudado a evitar los cruces ilegales y, por extensión, los brotes de COVID-19, el reporte de la RFA decía que también podría impedir que los disidentes chinos huyan del país.
El mes pasado, el sitio de noticias birmano The Irrawaddy dijo que los militares y funcionarios de Birmania en Kokang, zona autoadministrada en el estado norteño de Shan, han interpuesto objeciones a Pekín por la proximidad de la valla a la línea de demarcación. La infraestructura se construyó sin aviso previo a Rangún, se leía en el reporte.
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Una publicación en Twitter, citada por la RFA, comentó que la tarea gigantesca, a la que se le dio el nombre en clave de la “Gran Muralla del Sur”, comenzó este año. Actualmente abarca 660 kilómetros tras completar su primera fase.
China planea restringir sus 2,092 kilómetros de frontera con Birmania para octubre de 2022, y se fortificarán los cruces clave con vallas de alto voltaje, cámaras de vigilancia y sensores infrarrojos, según la cuenta de Twitter citada por la RFA.
El recuento salió de Kokang, que en gran medida está habitada por descendientes de chinos, es administrada por miembros de las fuerzas militares locales y no está afiliada con el gobierno regional, según comentó un portavoz a Newsweek.
Los reportes mediáticos chinos sobre el muro fronterizo dicen que su construcción ha ayudado a evitar casos importados del COVID-19. También ha disuadido el contrabando.
Las protestas del gobierno de Birmania y de los líderes locales de la Zona Autoadministrada de Kokang han caído en oídos sordos, expresó el portavoz.
Dos expertos citados por la RFA dijeron que el muro fronterizo serviría a otros propósitos distintos al control de la pandemia.
“La decisión de construir este muro fronterizo no se tomó en un día. Es el resultado de una planeación estricta”, según se citó a un erudito en las relaciones entre Birmania y China, identificado solo como Siling.
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El experto comentó que el muro les impediría a los ciudadanos chinos cruzar con frecuencia a Birmania y Vietnam para hacer negocios, algunos de los cuales prefieren no regresar.
“Que China construya este muro también impedirá que los ciudadanos chinos escapen. China no quiere que esta tendencia continúe”, dijo Siling.
El segundo experto, identificado por su apellido Wang, opinó que el muro fronterizo impediría que los disidentes chinos huyan al sureste de Asia.
“Desde que Xi Jinping asumió el poder, él no solo ha impedido que los ciudadanos se marchen, también ha tratado de secuestrar a los chinos en el extranjero para traerlos a casa”, dijo Wang.
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Newsweek contactó a la embajada de Estados Unidos en Birmania para que comentara al respecto.
La RFA, que comenzó con subvenciones del gobierno estadounidense en 1996, ha reportado ampliamente los abusos a los derechos humanos en Xinjiang a través de su Servicio Uyghur.
En octubre, su Servicio Mandarín reportó que China construía un muro a lo largo de su frontera sur con Vietnam para detener el flujo de trabajadores migratorios chinos que se traficaban a sí mismos a través de la frontera para hallar trabajo en lo más álgido de la pandemia. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek