LOS ANUNCIOS de la inminente distribución de la vacuna contra el COVID-19 han llenado las redes de información. Algunos mensajes vienen de gente famosa, como el de un médico de la familia Kennedy, quien dice que la vacuna habrá de trastornar el código genético individual; otros salen de interpretaciones equivocadas como quienes dicen que la vacuna producirá impotencia masculina.
La pandemia y el encierro han catapultado la imaginación de las personas que han llenado el espacio cibernético con ocurrencias, algunas de buena fe, pero sin fundamento científico.
Hace un par de noches, en una reunión con amigos se ventiló el asunto de que el virus era una creación artificial fruto de la perversidad humana, que se había concebido como arma de guerra y se salió de control.
Los argumentos, si bien se apoyaban en algún dato, dejaban de lado abanicos de posibilidades que cancelaban el fundamento inicial y, por ello, el argumento.
No es el caso revisar si el virus es o no un arma de guerra. Este espacio se dedicará a la vacuna. Lo primero es establecer algunos conceptos básicos.
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Una vacuna es una preparación que permite adquirir inmunidad contra una enfermedad infecciosa estimulando la producción de anticuerpos.
Las vacunas se llaman así debido a que una de las primeras, la de la viruela, surgió de las vacas, que se enfermaban de un virus de viruela bovino similar al virus de la viruela humana. El virus de las vacas era mucho menos agresivo que el humano, y se observó que al inocular a los pacientes con virus bovino estos desarrollaban inmunidad contra el virus humano.
Es decir, que el cuerpo humano, cuando aprendía a defenderse del virus bovino, se podía defender del virus de viruela humano que era mucho más agresivo e incluso mortal.
Los científicos comenzaron a cultivar los agentes infecciosos procurando obtener versiones menos agresivas de estos para lograr un efecto similar al de la viruela bovina. Con el tiempo se percataron de que había muchas formas de inducir la inmunidad en los pacientes.
Podían usar microorganismos vivos cuya capacidad de hacer daño se hubiera anulado o atenuado; microorganismos muertos o inactivados para que una vez dentro del cuerpo el sistema inmune aprendiera a reconocerlos; proteínas extraídas del microorganismo que permitieran al sistema inmune identificar el productor de enfermedad, y últimamente, con los modernos sistemas secuenciadores, se pueden hacer cadenas de aminoácidos que replican una parte del virus sin incluir la parte que genera enfermedad.
CINCO ENCABEZAN LA LISTA
Hay una gran cantidad de compañías desarrollando una vacuna contra el COVID-19, pero hay cinco cuyos protocolos están más adelantados: Pfizer, Moderna, Astra Zeneca, CanSino Biologics y The Gamaleya Center. Las dos primeras están hechas con secuencias de ácido ribonucleico y las tres últimas, con un vector viral.
Las vacunas de ácido ribonucleico (ARN) son nuevas y, a diferencia de las anteriores, no provienen de cultivos virales, sino que se hacen en secuenciadores. Al inyectarla al paciente, el ARN se introduce en las células, utilizando su estructura para generar instrucciones biológicas destinadas a producir una inmunidad de largo plazo.
Estas vacunas son de alta tecnología y a ellas se refiere el Dr. Robert Kennedy Jr. al decir que se habrán de insertar en nuestro ADN de forma irreversible. ¡Esto no es cierto! Las secuencias de aminoácidos de esta vacuna no se insertan en el ácido desoxirribonucleico (ADN) del paciente, pues la vacuna no penetra el núcleo de la célula, que es donde se encuentra el ADN; tan solo utiliza la maquinaria celular para generar una partícula igual a la espina con la que se inserta el virus en la célula. El cuerpo aprende a reconocer esta partícula y crea defensas para combatirla. Cuando se ha creado la respuesta inmune si el virus entra al cuerpo, de inmediato, el sistema inmune identifica la partícula viral y lo destruye.
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Sin embargo, esta vacuna tiene menos de un año de estar siendo experimentada en humanos, y si bien ya ha pasado los protocolos de prueba aún hay incógnitas en su desempeño a largo plazo. Además, requiere de temperaturas muy bajas para su almacenamiento y transporte, y en nuestro país no hay la suficiente infraestructura necesaria para manejarla.
El daño que han creado en la opinión pública los detractores famosos de la vacuna es serio. En el caso del Dr. Kennedy, su familia publicó en las redes un mensaje que decía algo así como: es cierto que el tío Robert es miembro del clan Kennedy; pero está medio loco. ¡No le hagan caso!
Para contrarrestar el daño en la opinión pública hacia la vacuna, tres expresidentes estadounidenses, Barack Obama, George Bush y Bill Clinton, han ofrecido vacunarse públicamente en cuanto esté aprobada.
Las vacunas de vector viral pueden ser almacenadas en refrigeradores comunes y manejadas por el sector privado y el público. La de Astra tiene la colaboración de la Universidad de Oxford y lleva un protocolo de investigación relativamente estricto para determinar su efecto en humanos. Actualmente se define la dosis ideal para su aplicación. Las vacunas de CanSino y Gamaleya provienen de países con un régimen dictatorial; China y Rusia, respectivamente, y los protocolos de aprobación pudieron afectarse por presiones de la cúpula y con ello ignorar inconsistencias menores.
¿Y LOS INCONVENIENTES?
No obstante, se están iniciando las pruebas clínicas de la vacuna china, de la cual contaremos con cerca de 15,000 dosis en Guerrero y Oaxaca; pronto habrán de seguir los estados de Aguascalientes, Coahuila, Michoacán, Nuevo León, Quintan Roo, Puebla, Hidalgo, Saltillo, Durango y Ciudad de México. Son 15,000 dosis para 12 entidades más las que se integren posteriormente. El estudio está siendo supervisado por la Comisión Federal Para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris), un órgano de la Secretaría de Salud. El estudio contempla una cohorte a escala mundial de 40,000 pacientes; al igual que el de Astra.
Esto tiene un inconveniente; y es que la Secretaría de Salud ha demostrado que maneja los problemas biológicos con criterios políticos. Una receta infalible para obtener resultados desastrosos. Esto salta a la vista: tenemos el número de muertes más alto del mundo del personal médico; en ningún momento se ha logrado aplanar la curva de contagios, y el número de contagios bate récords cada día.
De manera que, en víspera de la elección de 2021, es muy posible que se brinquen las trancas del estudio de la vacuna CanSino y se comience a aplicar esta sin tener determinados los resultados para aplicarla en población general.
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El mundo apuesta porque, al principio de la próxima primavera, el acceso a la vacuna nos relevará del encierro y permitirá que la economía vuelva a crecer. Esto es muy posible en los países desarrollados y con las vacunas de alta tecnología. Sin embargo, las cadenas de frío necesarias para el almacenamiento y transporte de estas vacunas existen en muy pocos centros del país.
El nivel de incertidumbre dadas nuestras condiciones es muy alto en este momento. A mediados de año debería haber en el territorio nacional vacunas, pero dónde y cuando estará la vacuna lista para aplicarse es una incógnita. Hay quien dice que la mayor parte del 2021 seguiremos en ascuas.
Lo cierto es que en el futuro próximo solo queda protegerse con cubrebocas de grado médico, higiene, desinfección de las manos y los suplementos alimenticios y vitamínicos recomendados por el médico.
Todo lo demás cae en el terreno de las fantasías bien o mal intencionadas, pero sin fundamento científico. Falsedades, al fin y al cabo.
VAGÓN DE CABÚS
Hoy martes es la fecha límite para que todos los estados de la Unión Americana certifiquen la elección y den la victoria a Biden. Sin embargo, Trump sigue dando patadas de ahogado. Ignora el presidente estadounidense el daño que le está haciendo a su país. Es una de las características de los mandatarios populistas. Ignorar la ley e imponer su voluntad a costa de lo que sea. Ojalá que con Trump comience a reducirse el ciclo perverso del populismo. En el año 2000 eran 120 millones de habitantes gobernados por mandatarios populistas y dictatoriales, hoy suman más de 2,000 millones. N
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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.