En 2019 fueron asesinados 212 ambientalistas o defensores de la tierra en todo el mundo, “un promedio de más de cuatro personas por semana”, de acuerdo con el reporte anual de Global Witness.
En el mundo ocurrieron 164 más asesinatos respecto a 2018, sin embargo, el número real puede ser mucho mayor, advirtió la ONG, que señala a los defensores de la tierra y el medio ambiente como la primera línea de defensa en contra de las causas e impactos del colapso climático.
La región de América Latina continúa como la más afectada y Colombia ocupó el primer lugar en asesinatos, con 64, “el número más alto jamás registrado por Global Witness en el país”, le sigue Brasil, 24, el 90% ocurridos en la Amazonía, y México con 18, cuatro más que en 2018.
En el caso de México, Global Witness destacó el asesinato de Otilia Martínez Cruz, de 60 años, y su hijo de 20 años, Gregorio Chaparro Cruz, quienes fueron hallados muertos el 1 de mayo de 2019, en la ciudad de El Chapote, en el noroeste de México.
“Asesinos a sueldo, supuestamente por encargo de los madereros, dispararon contra los dos defensores indígenas tarahumaras como represalia por su lucha para detener la deforestación ilegal en sus tierras ancestrales en la Sierra Madre”, dice el informe.
A nivel mundial Filipinas, considerado como el peor país de Asia para los ambientalistas, ocupa el segundo lugar en muertos con 43.
La ONG señala que una cantidad significativa de personas asesinadas pertenecen a comunidades indígenas, cuyas habilidades de gestión de la tierra y el agua son cruciales para combatir la crisis climática y la pérdida de biodiversidad, además que uno de cada 10 asesinatos corresponden a una mujer.
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“Una y otra vez, han desafiado a industrias irresponsables que arrasan descontroladamente bosques, cielos, humedales, océanos y zonas de biodiversidad en riesgo”, dice en informe.
También señala que son silenciadas mediante ataques violentos, arrestos, amenazas de muerte o demandas judiciales.
Las industrias que están más relacionadas con los asesinatos son la minería (50), la agroindustria (34), la explotación forestal (24), aunque en otras 71 muertes no se encontró un vínculo claro con algún sector.